
Por Violeta Brodsky | vbrodsky@redaccion351.com
Pasadas las 21 hs. el público se va acomodando en sus respectivas butacas. La humedad espesa que se respira afuera y la nube de humo que se inhala en el lugar no se asemejan, ni por un poco, al clima que se vivirá minutos después.
De fondo, casi imperceptible, se escucha la vocalización previa al show. Dieciséis micrófonos esperan en silencio que alguna de estas voces (o todas) emitan sus frecuencias.
El telón se cierra y al volver a abrirse la escena no es la misma. Vibrantes colores escoltan a los murgueros de Agarrate Catalina. El teatro se tiñe de brillos y papel picado, el humo se transforma en luces y así, sin tanto preámbulo, comienza la función.
Guitarra y cajón peruano acompañan a los cantantes, que intercalan sus himnos con una suerte de stand up que desnuda las tradiciones y miserias del pueblo uruguayo. “En Uruguay no pasa nada, en Uruguay hay Uruguayos”, afirman irónicos, en referencia a la poca trascendencia de su país en las agendas mediáticas mundiales.
La hoguera ya está encendida y proponen quemar lúdicamente “todo lo que esta sociedad careta no necesita”: cibercafés, burocracias, celulares, malas políticas, entre otros objetos de la posmodernidad.
“(…) vamos haciendo un mundo nuevo para poder vivir mejor, lo que no se necesita lo tenemos que arrojar a la hoguera de nuestra comunidad”.
Los uruguayos proponen una mirada irónica y contestataria respecto a cuestiones políticas, sociales y culturales de América Latina. ¿Cómo se manifiesta una sociedad que está asustada? Pregunta que da pie a Nadie se asustó, tema que critica duramente a las políticas de Estados Unidos, a los medios sensacionalistas y a los “coletazos” de la globalización.
De golpe, las luces blancas se transforman en rojas y el clima festivo desaparece. La percusión inicia uno de los temas más denunciantes de la noche: La Violencia, escrito por Tabaré Cardozo durante una gira por Argentina. La canción denuncia la violencia inserta en una estructura social en donde lo material está sobre lo demás (productos del mercado). Violencia que nace como producto de un entramado de acciones sociales que marginan y quitan posibilidades a los que menos “posibilidades” tienen.
Además del clima de denuncia e ironía, La Catalina presenta temas autorreferenciales, que hablan del Carnaval, lugar donde se inicia esta agrupación. Canción de gente común, Canción para nuestra querida y maldita Montevideo, llegaron para el cierre junto a una demostración de los tres percusionistas con ritmos afrocubanos, un sketch de maestra y alumno y el baile final, ya abajo del escenario, en contacto directo con su público.
La murga toma distancia, por un momento, de los tablaos, de la competencia y del carnaval. Descubre y disfruta de traspasar las fronteras, de llevar distintas historia para contar. El tiempo se vive distinto en este espectáculo. La dosis perfecta de proyección, regresión y anclaje en el mundo de hoy.