Cada diciembre renueva el desafío de abarcar la mayor cantidad posible de testimonios, a modo de resumen, de memoria, de saludo, de excusa para celebrar el camino recorrido y saludar lo que venga.
La experiencia de los últimos siete años viene acercando la necesidad de extender los plazos. Las invitaciones llegan, casual o causalmente, en un período más que particular en que al apuro por cerrar actividades de todo tipo le sigue la necesidad de desconectarse de cualquier cosa que se parezca a una repetición de obligaciones. Justo entre el vértigo de la recta final de presentaciones, exámenes, cierres de ciclo y demás actividades, llega la propuesta de sentarse a escribir algo para un Anuario que vaya a saber quién podrá leer o releer alguna vez.
¿Quién siente la necesidad de ver qué escribió tal o cual hace un par de años? Acaso tenga sentido, con el paso del tiempo.
¿Por qué hay quienes escriben sobre su propia actividad y quienes comparten escritos ajenos, o poesías, o impresiones acaso inesperadas? Una consigna en cada invitación resume esa diversidad de escritos: la libertad de decir lo que se quiera.
¿Por qué hay escritos de una línea y textos larguísimos que nadie va a leer según las reglas que manejan quienes estudian tiempos de lectura en soportes digitales? Otra vez, esa palabra incómoda. Otra vez la pregunta de quienes reciben por primera vez la invitación: «¿Cómo ‘libre’?» Sí, es libre, siempre.
¿Tiene sentido publicar un Anuario en marzo? Tal vez. Se trata de aportar. Han llegado textos en mayo, en julio, en septiembre. Al releer, la fecha de publicación importa menos que el mensaje vinculado a un determinado año.
¿Hay textos censurados? Nunca fue necesario en cientos de participaciones, acaso más de mil, en ocho años.
¿Hay fotos sin crédito? Muchísimas, por irresponsabilidad de quien escribe al no preguntar siempre, en cada texto, a quién pertenece la fotografía enviada. Sólo se trata de recibir todas las solicitudes, pedidos y/o aclaraciones, y cumplir.
Como siempre, no hay otro ordenamiento que el alfabético.
Como siempre, no hay condicionamientos a favor o en contra de nada que tenga que ver con nadie, nunca.
Este informe es posible por convencimiento de que, otra vez, algo de todo esto tiene sentido.
¿Cómo no va a tener sentido compartir historias?
Como en cada edición, seguirán llegando textos luego de la publicación, y se irán sumando.
Gracias por confiar en este espacio.
Anuario Musical 2019
Anuario Teatral 2019
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