
Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
Hay una escuela-hogar-refugio en un barrio de un pueblo cerca de la ciudad.
La ciudad es Córdoba. El pueblo cercano es La Calera. El barrio es Los Prados. La escuela-hogar-refugio se llama La Covacha.
Para llegar desde la ciudad se va por Colón, se sigue derecho por esa ruta que pasa por Don Bosco, los barrios de muchachos con bigotes que saludan lo que se mueve y pintan lo que no, después el peaje, después esos lugares con flechitas y corazones rojos donde se esconde el amor, hasta que se llega a la rotonda que tiene un arco de piedra. Se rodea la rotonda. Hay un cartel de «Pare». Hay que parar. Se relojea si no viene nadie por la derecha y se ingresa por un camino que da unas vueltas, hasta que tapa, se dobla a la izquierda y ahí se va todo por el mismo camino o calle, que pasa por un club a mano derecha y después por un parque grande. Siempre por la misma calle, que va rodeando el parque y que a mano izquierda deja ver una montaña colmada de casas de gente que, pobre, se ve que no pudo hacer a menos de destruir una montaña para irse a vivir allá arriba y luego, siempre por la misma calle que sigue teniendo a mano izquierda cercos y alambrados y todas esas cosas que pone la gente rica con miedo o vaya a saber qué cuestiones que ellos sabrán, y luego, siempre por la misma calle, viene un subidón que deja ver más montañas destruidas por gente muy educada para algunas cosas y para otras, pobres, pero la calle se llama Jorge Luis Borges. Algo es algo.
Entonces, se va por Jorge Luis Borges, se dobla a la derecha por Gabriel García Márquez, luego a la izquierda por Miguel de Cervantes y luego a la derecha por Jorge Amado.
No es joda.
Por Jorge Amado, al fondo de la cuadra, a mano derecha, hay una casa con una campana, diferente a todas las casas de la cuadra y del barrio. No es fácil intuir que en esa casa vive gente rara.
Rara… Cómo decirlo…
Linda… Gente linda.
Tampoco son Brad Pitt y Angelina Jolie.
Sería otra lindura. Una que viene medio a contramano de todos los cercos y alambrados, de todos los amores escondidos. Una que dignifica el recorrido de nombres pródigos en bellezas que hubo que transitar para llegar hasta el fondo de la cuadra, del barrio, del pueblo cercano a la ciudad.
Una que le pone música a la vida, que saluda a quien se mueve y abraza a quien no se mueve para que se mueva.
Una vez tocada la campana y abierto el portón, se ingresa a la escuela-hogar-refugio. Se abraza a la familia y a las amistades, se le hace fiesta al Ringo, se cruza el patio y se llega al fondo, que tiene un rincón grande y lindo con asador y horno a la derecha, y una sala a la izquierda, donde pasan cosas lindas. Clases, ensayos y recitales con sorteos, comidas y sobremesas largas donde se arregla el mundo, que después se desarregla y por eso hay que volver.
Ahí estarán el Iván y el Mateo. El Román, la Cintia, la Cho, el Esteban, la Machi, el Aurelio que debe haber roto la veda de lectura, y tanta gente vecina de más cerca y más lejos que se llega y sabe convertir visitantes primerizos en amistades como de toda la vida.
La Covacha. La escuela-hogar-refugio, desde hace una docena de años.
A mediados de este que va a terminar galopando aumentos de precios entre goles del mundial, se armó un ciclo mensual de mujeres cantoras, que comenzó con Paola Bernal, que conoce el lugar desde hace mucho, y siguió con tres artistas que llegaron por primera vez: Silvia Lallana, la Negra Lorena Gómez y Guadalupe Gómez.
Cada noche inició con el Noel Acosta Grupo, integrado por Noel Acosta en voz, Diego Magnaterra en batería y Bachi Freiría en guitarra. O sea, la familia y un morocho amigo que se toca alguito.
Noel Acosta Grupo – «Ella también»
Este primer sábado de noviembre tendrá lugar la última fecha del ciclo donde quienes abran la noche serán quienes también la cierren, con un repertorio ampliado de versiones de clásicos y no tanto, y con un invitado agarrando la falta con 33 de mano: Juanjo Bartolomé. Hay fotos de un ensayo, el último miércoles, desparramando señas.
Y bueno habrá empanadas, pizzas, bebidas y los dones de la Cho: flan y budín de pan. Alabado sea el santísimo sacramento del postre.
Habrá que ir, disfrutar y decir gracias por tanto, pero ahí mismo, no al otro día por mensajito. Bueno al otro día también.
Agendá:
Noel Acosta Grupo en vivo.
Sábado 5 de noviembre – 22 horas.
La Covacha – Jorge Amado 1129 (barrio Los Prados – La Calera).
Bono espectáculo: $700.
Reservas 3514599858.