Astilla

Me pregunto

28-04-2022 / Astilla, Lecturas
Etiquetas: ,

Hay entre la pregunta y la respuesta, un espacio muy valioso, la toponimia de la cuestión: ese escuchar, comprender, pensar y decidirse a responder.


Me pregunto

Por Garba.

Me pregunto, pregunto, les pregunto.

Preguntar por el clima, pero también ¿cómo estás?

Preguntar el precio de las cosas y preguntar qué es aquello que no tiene precio.

Preguntar cómo se logra una buena vareta, preguntar por el origen del tiempo o la forma de trasplantar los brotes de repollo.

Desde nena me pasa que no me alcanza con lo que pienso, es una miga de pan frente a la panadería de las respuestas que el mundo tiene a la mano o guardadas dentro de la voz de quienes puedan responder.

Claro, ustedes dirán, y yo coincido, que preguntar es la mayoría de las veces, una situación incómoda, algo que se prefiere, en días de miradas de microsegundos, que no suceda o que si sucede no dure más que una respiración.

Hay entre la pregunta y la respuesta, un espacio muy valioso, la toponimia de la cuestión: ese escuchar, comprender, pensar y decidirse a responder. En esa pausa llena de silencio habitan los duendes, las carrozas de cuentos, las extravagancias de las creaciones y los regalos sorpresa.

Allí.

Adentro del corazón del pensamiento compartido.

¿Llegaré alguna vez a hacer la pregunta perfecta? ¿Aquella que encierre en su resolución una alegría persistente?

¿Me saldrá con la naturalidad con la que me sale preguntarte si te gusto a pesar de no ponerle empeño al ritual de la apariencia, ni usar cremas antinada y siendo muy este carnaval de bricollages de oficios e imaginerías?

¿Podré responderme frente al espejo del río por qué sigo haciendo lo que hago en vez de buscarme un trabajo de ocho horas y no esto de mil todas repartidas?

Preguntar, siempre preguntar.

Amar la pregunta con la esperanza de la comunicación.