Desparramación de la Fiesta

Vivi Pozzebón presentó «Vivir en la Tierra»

8-10-2015 / Crónicas, Crónicas a Destiempo
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El viernes 2 de octubre, la cantante y percusionista estrenó las canciones de su tercer disco solista en la Sala de las Américas, con grandes músicos invitados. Crónica despareja de una gran noche.


Vivi Pozzebón presentó «Vivir en la Tierra»

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos: Fer Vélez.

Vélez Sarsfield embotellada; Yrigoyen muerta de frío; Plaza España aturdida de bocinas; Valparaíso a las apuradas. Buenas noches Señor de naranja; buenas noches escaleritas de fumadores; buenas noches Andrés; buenas noches Sala de las Américas; buenas noches humito.

Poroto a favor de las noches con escenario abierto, para que la previa comience por disfrutar la puesta.

Al fondo, tres tarimas. Una con máquinas de hacer ruiditos; otra con un pie, cables y retorno; otra con set de percusión: bombo, timbal rojo tamaño hinchada de Independiente, cajón, platos, redoblante, cashishís.

Tres posiciones al frente. Lectura desordenada: en el centro, más percusión: timbaletas con jam block y cencerro, bombo, yembé y congas; a la derecha, más percusión: cajón, legüero, tones, platos, redoblante, bombo. Bombazo. ¡Bombón! Hermosura de batería color verde oscuro.

A la izquierda, pie de micro y pedalera. Ataque repentino de ansiedad por ver cómo sonará en vivo esa guitarra que tanto hizo por “Vivir en la Tierra”, después de haber hecho bastante por el rock de Córdoba. ¿Qué es bastante? Esto: miren muchachos, la viola se puede tocar así. ¿Cómo les quedó el ojo? Vayan y practiquen.

Neblina de Tarkovsky en el recinto. Niña pregunta a su padre. «Pá, ¿por qué hay humo?» Padre responde a su niña: «Mirá, ¿viste todas esas luces? Cuando empiece el recital, vas a ver cómo alumbran parejito. El humo sirve para que los haces de luz se vean bien…» Repregunta de niña: «¿Qué son los haces?» Sonrisa del vecino de fila y pensamiento: a ver cómo se las arregla. Mordedura de labios del padre, mirada al techo y respuesta: «Son los rayitos que salen de las lámparas Pinina, ahora cuando empiece el recital te muestro…» Corner para la hija.

Una, dos tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… varias lucecitas rojas de los farolazos que sabrán ayudar a entender lo del humo, más unos cuarenta y pico de tachos par mil.

Después del apagado general, quedan cuatro reflectores alumbrando al público para favorecer la oscuridad del escenario. Solito viaja el recuerdo por esos recitales donde, al revés, el público es lo suficientemente escaso como para justificar tremendos reflectores sobre los músicos, dificultándoles el panorama de butacas vacías.

Entre la negritud enruladísima se recorta apenas la silueta de los instrumentos y sus ejecutantes, agazapados entre montones de palmas. Recorrido en penumbra: Marian Pellegrino en el rock; Juan Marcelo Lucero en las maquinitas de hacer ruidos; Trini Bertero en el cinco cuerdas; Tebi Giordano en el bombón verde y los palitos del un, dos, tres, cua…

La intro de “Milonga de Güemes” marca el paso de Vivi Pozzebón en su ingreso ovacionado. Cuando se sienta, deja pasar medio segundo y comienza a cantar. ¿Habrá ensayado tamaña sincronización? ¿No le habrá hecho falta? Lo sabremos en el próximo capítulo de vaya a saber.

El inicio de “Vivir en la Tierra” viene con Paco Jiménez de regalo y la presentación en vivo por supuesto que también. Habrá una máquina feroz que cuente los cepillos de dientes tirados a la basura, los gustos de helados más elegidos en las noches de cuarto menguante y los segundos que necesitan ciertos artistas para hacerse querer. Para Paco Jiménez, sobra el tiempo que dura su intervención en el nuevo himno al barrio de La Cochera.

Hay un aplauso de recibimiento que dejó hace rato el frío inesperado de la calle. La niña y su padre aplauden mucho. De perfil, la nariz pom pom debe haber salido a la madre. Menos mal. Los haces blancos le estiran el brazo y el índice. «¡Mirá Pá! ¿Por eso era el humo?» «Claaaaaro.» Parada en la butaca, moviendo los pies y los hombros al ritmo de “Niñas que van bailando”, la infancia puede resultar un poco más que muy envidiable. Todo lo que suena es rock, con Vivi cantando de pie, la voz de frente, como pensó para su último disco.

Mientras ingresa Rodrigo Díaz Carreras para ocupar el set de percusión del fondo, saluda Vivi:

“Muchas gracias. Estamos presentando ‘Vivir en la Tierra’… ¿Se escucha bien? (coro de ¡Seee!) Bueno, lo primero que hicimos fue ‘Milonga de Güemes’ con el Señor Paco Jiménez. Un aplauso para Paco… Recién hicimos ‘Niñas que van bailando’ y ahora vamos a hacer una canción que un poco le puso nombre al disco. Se llama ‘Tierra’. Es de Marcos Manzur la letra, y la música es mía compartida con Marian Pellegrino.”

La guitarra que va de una base de reggae a un punteo de cumbia, las líneas del bajo, los coros que prenden entre quienes escuchan, sonríen y siguen los parches con palmas, es todo lo que podría necesitar un espectador promedio para mandar los trajines del día a la esquina a ver si llueve.

 

Se escuchan voces chiquitas de aliento y formas emocionadas de agradecimiento. “Todo lugar es el centro del mundo” pega un saltito en el orden de los temas del disco. Las palmas de Tebi marcan el inicio de la rumba. Suenan los cajones, las congas, la voz afinadísima y la Danelectro de Marian Pellegrino que viene embocando todos los tiros libres y aquí, entre los estribillos, hace jueguitos con los pedales en el área chica.

El escenario llovido de aplausos va del naranja al rojo. Mientras Vivi deja el escenario por algunos segundos, aparece Rodrigo Carazo con su akonting. Expresión amontonada en las butacas circundantes: «¡Vamo Chori!»; «¡Qué grande!» Variantes: «¡Qué maestro!»; «¡Chori mostro!» Un derrame de luces blancas lo bendicen a un costado. Apenas unos platos desde la oscuridad para acompañar sus juegos con ese instrumento a la vez remoto y cercano. Luces color violeta sobre el violeta de Vivi, de nuevo en el centro; campera negra de Marian que vuela entre bambalinas; percusión de Giordano y Díaz Carreras en modo cumbia; auriculares gordos de Trini siguiendo sus dedos contra las cuerdas del Tobias. “Princesa” sonando en vivo para que las máquinas de Lucero hagan lo que los rulos quieran.

 

Grito: «¡Grande Vivi!» Aplausos y “Piensa en mí”, con solo de Bertero entre los riffs de Pellegrino. Un abanico de luces blancas se abre para abarcar todo el escenario.

“Muchísimas gracias. Gracias por esta acá, en esta presentación de ‘Vivir en la Tierra’, de estas trece canciones nuevas, algunas inéditas; otras ya conocidas pero versionadas. La canción que vamos a hacer ahora también es nueva. La música es de Claudio Pachecho y la letra es de Marcos Manzur, dos artistas de Deán Funes. Para esta canción, la invité a cantar en el disco y esta noche está acá. Para mí es un gran placer que esté con nosotros, que se haya tomado el tiempo de venir un día antes, porque mañana se presenta en Cocina de Culturas. Seguramente todos saben de quién hablo… (aplausos). ¡Liliana Herrero!«

El abrazo es emocionante y muestra una vez más que Liliana es tan bajita de estatura como inmensa de inspiración. “Córdoba… Siempre Córdoba. Y yo cantando aquí una vez más, con esta mujer preciosa que es Vivi Pozzebón, que me ha invitado a cantar la ‘Chacarera para un loco’. Yo espero que esa chacarera no sea una referencia a mí (risas). Bueno, trataré de hacer lo mejor posible compañera.”

La intro de guitarra es rock. Los anteojos rojos de Liliana son rock. Todo lo que se desparrama en el aire es rock con acento cordobés del norte. Las estrofas pasan rápido y la ovación da pie a minutos mágicos. Liliana pide a Marian que le dé el acorde y vuelve a cantar una nueva canción con los mismos versos. Es un momento que se deja ver en el futuro, cuando la noche de “Vivir en la Tierra” salga a pasear por la memoria. De fondo, sonidos de viento liberados por Juan Marcelo. Vivi se suma a la conversación de Liliana con las estrofas y el loco de la chacarera es un plural tamaño Sala de las Américas. El final es un abrazo con luz de patio de verano o algo así. Cómo si una ristra de bombitas incandescentes sobrevolara el escenario, para darle forma de sobremesa larga, entre amigos emocionados por cantar juntos y admiradores agolpados conteniendo la respiración, amontonando aliento para el “¡bravoooo!”.

“Bueno… Voy a invitar… Uff… Mucha emoción esta noche… Voy a invitar a otra gran cantante amiga, que está llegando de Buenos Aires. Anoche estuvieron los Cuatro Fantásticos, ella con el José Luis (Aguirre), la Mery (Murúa) y el Juan (Iñaki), y esta noche me acompaña en esta canción que grabamos juntas. Siempre tenía ganas de grabar con ella. Sabía que esta canción nos iba a quedar bien. Para mí es una hermanita: ¡la Pao Bernal!

¡Más o menos el vestuario! ¡Tranquilo el abrazo! Saludo de Paola y “Vamo Vivi”. Y Vivi: “Vamos con ‘Frutos del Sol’”. El grito de “¡Genias!” desde la mitad de la sala desata onomatopeyas de lo bien que se está: “¡¡¡uuooOoouu!!!”. (Adviértase la simetría. No es “¡¡¡UuuuuooOOOuu!!!” ni alguna variante irregular. No. Son gritos bastante parejos, con vocales formando casi una campana de Bell. Hay pruebas a disposición.) A falta de cajas para la copla, dos percusionistas detonando parches a lo He-Man y Leon-ó, y Pellegrino con su guitarra-espada del augurio sin línea, para correr libre por todo el escenario. Viviana y Paola cantan la parte final tomadas de las manos, como para enfrentar el aguacero de aplausos, casi como cuando Naná Vasconcelos hizo llover bajo el mismo techo hace un par de años.

 

Hay un atril que va y viene al ritmo de canciones nuevas, compartidas con invitados, y de himnos metidos con puntos y comas en la memoria colectiva. “La maza” es un riff agazapado entre la polvareda de bombos. Si el final del primer estribillo va con sacudones verticales de cabezas y manos haciendo cuernos, el principio del segundo va con ojos cerrados imaginando el cuerpo en un pogo. Entre el griterío, pregunta Pom Pom: «Pá, ¿por qué la chica de blanco corre así mucho? Respuesta de padre símil Neil Young: “¡Porque el rock and roll no morirá jamás!” Repregunta: “¿Qué tiene ahí arriba del ojo?” Respuesta into the black: “¡Un lunar Pinina! Como ese que tenés ahí.” Sorpresa: “¡Pero ese que tiene la chica es más grande!” Explicación Pomelo: “¡Porque ese lunar es todo RocknRollN! ¡Dame un beso!”

“Quiero presentarles a los músicos…  En la batería… ¡Tebi Giordano!… En percusión, el pibe: ¡Rodrigo Díaz Carreras!… Ella es una amiga, es una compañera… ¡Es una ninfa! ¡La señorita Trini Bertero!… En programación y ruidos varios, desde Río Cuarto, también productor de eventos… ¡Juan Marcelo Lucero! Juanito… Y de Río Cuarto nos vamos a Río Tercero. La verdad que ella se merece una mención aparte porque me acompañó en este proyecto desde el comienzo, a hacer las canciones, a grabar, y bueno los arreglos, las composiciones, las guitarras… Hicimos juntas toda la búsqueda con esta señora que es tremenda, tremenda guitarrista… ¡Marian Pellegrino! (Alaridos de Johnny Rotten y susto de Pom Pom) En el sonido, quien hace posible que ustedes escuchen lo que hacemos acá, ¡el señor Mariano Olmedo!… Bueno, vamos a hacer una canción que habla de un percusionista que habitó estas tierras cordobesas por más de veinte años. Esta canción relata lo que él hizo con la música, y con su grupo Guarango: el gran Bam Bam Miranda…”

Rebote fugaz de alguna noche en 990, con Vivi en las timbaletas, Bam Bam en cualquier cosa, Corzo delirando la guitarra y mascando chicle a la velocidad del sonido, y un tecladista de gorra de lana en la cabeza y apellido descolgado del recuerdo. El tercer “Bam” de “Bam Bam Bam” es otra onomatopeya de gratitud, un golpe de tambor conjugado en infinitivo. Algo suena que excede las manos de los percusionistas. Será Miranda tocando desde arriba, o mejor, desde abajo.

 

Tormenta de flashes, luz de patio con grillos, un poco de agua.

“¿Están bien? ¿Cómo la están pasando?” (respuesta-chaparrón de aplausos). Quiero que levanten la mano los activistas del crowdfunding que hicieron posible el disco. A ver, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis… Bueno, este aplauso es para ustedes… Y acá se vinieron mi papá, mi mamá, desde Los Surgentes, mi hermana, mi sobrino… La verdad que es una noche de muchas emociones. Han pasado tantas cosas desde que una empieza a pensar en una posible canción para un disco hasta el día de la presentación… A los activistas, por favor no se vayan que le quiero dar un abrazo a cada uno y me quiero sacar una foto con todos ustedes, ¿puede ser?… Bueno, con esa energía… ¿¡Sí o no!? (‘¡Seeee!’) Hola Anita mi amor… Bueno, vamos a hacer esta canción que se llama ‘La Mezcla’ y nombra también a Córdoba. ¿La conocen? Algunos la escucharon. Vamos…”

El conteo de palitos de Tebi prende luces azules. Turno del yembé para una de las canciones más celebradas de la noche. Desde “Mi bisabuela era negra mulata”, la letra sube y baja del escenario; desde el cambio de ritmo en el pasaje final, Pom Pom baila sobre la butaca y sigue los flashes con chispas en los dedos.

Escenario bañado de rojo; cambio abrupto al blanco nieve. Homenaje insólito a los tremendas variaciones tonales de los ambientes en el peliculón de Pedro Greenaway con Miguel Gambon, Helena Mirren, Ricardito Bohringer y el pata’e lana que termina en el horno. Suena un retorcimiento envolvente de guitarra en la introducción, todo destreza de una mujer que, para decirlo rápido, tiene menos techo que el Gigante de Alberdi. Sobre una línea de bajo militante, “Afrodita” bate parches y levanta el puño del auditorio en la curva final del concierto.

 

Antes de la última canción de “Vivir en la Tierra”, un retorno a la última de “Tamboorbeat”. Hay que cerrar los ojos, dejar que los flashes reboten contra los párpados, imaginar una muchedumbre de rulos melómanos en trance, apretando botones y girando perillas, abrir los ojos y ver a Juan Marcelo Lucero navegando sonidos entre los primeros versos de “Pescador”. Sale Danelectro negra; entra Telecaster blanca. Se ve que estuvo precalentando toda la noche porque a los tres minutos mete un solo como diagonal de Messi con asistencia a Giordano. «Tomá Tebi, hacelo que perdí la boina.» Golazo de bombón verde.

Con lagunas a cargo del anotador:

“Quiero agradecer a todos los músicos que participaron en este disco. No sé si hay alguno presente. Gracias también al stage. Quiero agradecer a Claudio Pacheco, a “Turi” Burgio, que nos brindaron todas las horas necesarias para que este disco saliera a la luz, un aplauso para ellos… Otro aplauso para los chicos que me acompañan… Otro para los activistas que apoyaron todo esto.  A la Universidad de Córdoba… A todos los medios que dieron su tiempo para que pudiéramos ir a hablar del proyecto, de las canciones… Bueno nos vamos a despedir con esta canción que ustedes ya conocen y tiene que ver con el proyecto hermoso que tenemos con Lili Zavala, que se llama ‘Tamboreras’, dedicada a las tamboreras con las que nos reunimos siempre.”

Arranca y frena.

“Pará pará, perdón… Todos dicen que bailemos… ¡Y hubiesen bailado! ¡Bailen desde ahora! ¡Dale vamos!… No se van a ir sin bailar.”

Pum Pum Pum “Siento un bombo mamita me está llamando” Tacatá Tacatá. ¡Aaaaaceitunas negras! ¡Se armó! Después de “Palabración de la Tierra” con los “Cuatro Fantásticos” hace dos semanas en el Comedor Universitario, “Desparramación de la Fiesta” con Súper Vivi en la Sala de las Américas. Revoleadura de brazos; trencito marca “Tamborera”; Pom Pom correteando por el pasillo. Fin. Saludo en línea de rigor y ovación. Que no termine la noche por favor que no termine…

¡Aparece un güiro! Aparece la “Cumbia de la paz”. Marea de coros sobre el yembé y el solo de cada integrante de la banda, con saludo a Gilda desde el bajo y la Telecaster jugando al arroz con leche. El griterío se abre y la banda no se va. No se puede ir sin tocar alguna canción de “Madre Baile”. ¡Aparece Carazo! Postal de cierre con Chori dándole al güiro al son de “Nunca, pero nunca, me abandones Cariñito”.

Como corresponde, suena desde el público el coro grosso como con Rodolfo Orozco: “¡¡ÓÓÓÓOoOOOOÓÓ!! ¡¡ÓÓÓÓOoOOOOÓÓ!!”… Coloso… ¿Pom Pom?…

-¡Pinina! ¿Vamos?

-¿Por? No Pá…

-Y… Porque terminó Pinina.

-¡No! ¡No terminó!

-Sí amor… Mirá que se fueron los músicos…

-Oooohhh…

Y se van de la mano. ¿Cómo se llama Pom Pom? Lo sabremos en el próximo capítulo de vaya a saber.