DEMOCRACIA ARGENTINA

Treinta años ininterrumpidos de democracia

11-12-2013 / Política y Sociedad
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A 30 años de aquel 10 de diciembre de 1983, un repaso multimedia sobre los hechos más importantes de los últimos años y una propuesta para seguir pensando qué país queremos.


Treinta años ininterrumpidos de democracia

Por Ricardo Cortés y Carla Montanari | politicaysociedad@redaccion351.com

En 1983, la democracia era sólo un proyecto y todavía se temía al poder militar. En las elecciones de octubre el cántico “se va a acabar, se va acabar, la dictadura militar” aunaba a radicales, peronistas, intransigentes, desarrollistas, comunistas, socialistas, democristianos que se apasionaban por la primavera que parecía avecinarse.

Hoy, a 30 años de aquellas elecciones se vive con naturalidad algo que parecía tal vez inalcanzable. Sin embargo, al mirar retrospectivamente se ve una cierta evolución: de aquel estallido de felicidad por el advenimiento democrático, apagado por la hiperinflación, pasamos a un tránsito de década menemista en donde se cedieron espacios públicos. Más tarde vivimos una presidencia inestable, que de manos de la Alianza pasó a una inverosímil sucesión de “presidentes” hasta llegar posteriormente, luego de un periodo en manos de Duhalde, al momento actual en donde la escena está dominada por el kirchnerismo.

Tal vez la diferencia central sea que en los últimos años la política ha regresado a la vida cotidiana y se ha reintegrado al espacio público. La democracia en estos 30 años ha sido permanentemente puesta a prueba, debilitada por los poderes económicos concentrados en momentos críticos y descuidada por la mayoría de la clase política que no supo estar a la altura de las circunstancias favoreciendo, durante gran parte de su desarrollo, la ampliación de las injusticias y de desigualdades.

Por eso, hoy seguimos discutiendo qué país queremos, qué Estado y para qué: las luchas sociales contra las transnacionales, los abusos de poder, los recientes hechos a raíz del levantamiento policial en nuestra provincia y muchos otros momentos hacen imprescindible que repensemos qué democracia queremos, quiénes realmente la valoran y quiénes la menosprecian. Están en discusión los niveles de pobreza que a todos nos preocupan, y sin dudas se necesita una reforma estatal que debe ser pensada con urgencia.