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Sara Solarz: “Vergéz quería borrar el apellido Osatinsky de la faz de la tierra”

22-08-2013 / Política y Sociedad
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Sara Solarz tiene 77 años. Es sobreviviente del campo de concentración ESMA y viuda de Marcos Osatinsky, militante Montonero asesinado por las fuerzas represivas en 1975 en un supuesto enfrentamiento.


Sara Solarz: “Vergéz quería borrar el apellido Osatinsky de la faz de la tierra”

Fotografía: Gentileza Manuel Bomheker y el Diario del Juicio

El matrimonio Osatinsky tenía dos hijos, Mario de 18 años y José de 15. Tanto los padres como Mario militaban en la organización Montoneros. Además del padre de familia llamado Marcos, ambos jóvenes fueron asesinados por las fuerzas represivas durante el año 1976.

El 8 de julio de 1975 Marcos fue secuestrado de su domicilio, en ese momento Sara no se encontraba en el lugar.“Al día siguiente, mi hijo mayor me dice que Marcos no había vuelto la noche anterior, ahí presentí que había pasado algo”, recordó Sara.

La testigo contó que en ese momento decidió llamar por teléfono a la oficina en donde trabajaba su marido. Le contestó una voz desconocida que, al darse cuenta que se trataba de Sara, le pidió insistentemente que se dirigiera al lugar. Que  Marcos no estaba pero iba a volver en un rato.

«Le dije que no podía ir pero me insistía, me di cuenta que era una ratonera y que Marcos estaba preso. A partir de ahí me fui a la casa de unos amigos junto a José. Mario se fue a la casa de su novia”, relató.

Marcos era un importante dirigente de Montoneros, había organizado la fuga del penal de Rawson en 1972, se había exiliado en Cuba y a su vuelta sabía que si lo capturaban nuevamente no iba a sobrevivir.

Marcos Osatinsky, militante Montonero asesinado asesinado en 1975

“Lo que pasó con Marcos lo supe de la boca del propio Vergéz. Estando secuestrada en la ESMA vino a buscarme con la intención de trasladarme a Córdoba para matarme allá. Así iba a borrar el apellido Osatinsky de la faz de la tierra”, expresó.

Marcos Osatinsky fue asesinado el 8 de julio de 1975 cuando era trasladado en un patrullero. Luego de su asesinato, una empresa fúnebre se puso en contacto con la familia Osatinsky en Tucumán para confirmarles el traslado de los restos hacia aquella provincia.

En la zona de Barranca Yaco, el cuerpo fue bajado del vehículo que lo trasladaba y dinamitado “en nombre del Comando Libertadores de América”, según le contó a Sara el propio Vergéz.

El contacto con Vergéz

Durante 1977 Sara estuvo secuestrada en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En mayo de ese año la llevaron a una sala de interrogatorios en donde se presentaron dos personas. Una de ellas era el actual imputado Héctor Vergéz.

“Aparecen esos dos hombres y uno dice: venimos para llevarla a Córdoba porque el nombre Osatinsky tiene que desaparecer de la faz de la tierra. No respondí una sola palabra y en ese momento comenzó a contarme sobre el asesinato de mi marido”, recordó.

Finalmente, Sara nunca fue trasladada a Córdoba y ella intuye que se debió a una demostración de poder dentro del sistema represivo. «Yo era propiedad de la ESMA. Ellos podían prestarme pero no permitir que me llevaran a otro lugar por que sí», dedujo.

El asesinato de Mario

Mario tenía 18 años y, según su madre, también había comenzado una vida de militancia. Fue asesinado el 26 de marzo de 1976, dos días después del golpe cívico-militar.

El trágico final de Mario también fue relatado a Sara por Vergéz. La tarde del 25 el joven se encontraba junto a tres compañeros en una casa de la localidad La Serranita. Al caer la noche se presentó un grupo de tareas en el lugar para secuestrarlos pero lograron escapar por el río que atravesaba la parte trasera de la casa.

Uno de los compañeros de Mario conocía bien la zona y así llegaron hasta las cercanías de Alta Gracia alrededor de las 6 de la mañana del 26. En ese lugar decidieron subir a la ruta y, como estaban todas las rutas tomadas por fuerzas militares, fueron descubiertos y acribillados a balazos.

«Recuerdo que ese día estábamos en una reunión y escuché en la radio que había habido un enfrentamiento en Alta Gracia, yo presentí que algo le había pasado a mi hijo. Cuando llegué a mi casa escuché la confirmación”, recordó la testigo.

En 2003, los restos de Mario fueron encontrados en una fosa común en el cementerio de San Vicente y entregados a Sara. Hoy descansan en un cementerio en Tucumán.

El asesinato de José

José tenía 15 años y estaba cursando el segundo año en una escuela técnica. Sara recuerda que le gustaba construir artefactos electrónicos.

El 1 de julio de 1976, José estaba en la casa de unos amigos cuando de repente explotó una garrafa en el lugar. Todos salieron corriendo por el susto y porque sabían que iba a llegar la policía.

“Jose se subió a la azotea de un edificio y los otros chicos salieron corriendo por la calle. Él trastabilló y cayó al patio interno de una casa. En ese momento vino un policía y directamente lo fusiló”.

Las vueltas del destino hicieron que Sara y uno de los jóvenes que estuvo ese día con José ese se encontraran en la ESMA. “Lanita Morandini estuvo secuestrado en la ESMA y me contó que el vio cómo lo habían matado”, recordó.

En 1984 fueron encontrados los restos de José pero Sara estaba como refugiada en Suiza y no pudo volver al país. Desde el exilio pidió que se lo enterrara pero no pudieron hacerlo ya que alguien dio la orden de que se pasaran palas mecánicas en el lugar haciendo imposible la  recuperación de los restos. “Nunca pude tener un lugar para poner una flor”, lamentó.

Los nacimientos en la ESMA

La testigo relató que en el centro clandestino de la ESMA no solo vio embarazadas sino que tuvo la posibilidad de presenciar numerosos partos.

En una oportunidad, una compañera secuestrada que estaba embarazada le dijo que no quería dar a luz con sus torturadores parados al lado de ella y le pidió si podía acompañarla. “Aceptaron que yo la acompañe pero no le sacaron las cadenas. Dio a luz a una niña y mientras estaba naciendo pedía que por favor le sacaran las cadenas”, recordó.

Durante su cautiverio en la ESMA, Sara  presenció alrededor de 14 partos y supo de algunos anteriores a que ella llegara y más de 20 luego de que ella fuese trasladada.

“El plan sistemático de robo de bebés funcionó por el hecho de que la ESMA se transformó en una maternidad, y las embarazadas venían casi el cien por ciento de otros campos. Venían muchísimas de Mar del Plata. En la ESMA se planificaba a dónde iban a ir a parar los bebés”, concluyó.