Megacausa La Perla – Día 56

Ricardo Strezeleky: “Si caíamos, estábamos preparados para no quebrarnos”

27-06-2013 / Política y Sociedad
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Continúan los testimonios de sobrevivientes de Terrorismo de Estado durante la última dictadira cívico-militar


Ricardo Strezeleky: “Si caíamos, estábamos preparados para no quebrarnos”

Por | nsiadis@redaccion351.com

Fotografía: Irma Montiel

Ricardo Enrique Strezeleky era estudiante de Agronomía y trabajaba en la fábrica Renault. En 1975 se incorporó al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y comenzó su actividad gremial en el sindicato de SMATA.

El 14 de marzo de 1977, Ricardo tenía una cita en su casa con una compañera de militancia. En lugar de aparecer ella, se presentó un hombre. Al abrir la puerta entró otra persona armada que lo golpeó en la cabeza y le puso una capucha. Ahí fue introducido en un auto y trasladado a La Perla.

“Cuando llegamos a La Perla empezaron los interrogatorios. Yo les decía que no tenía nada que ver, que en algún momento había estado ligado a la organización pero que ya no”, comentó.

El testigo narró que en el año 1976, la Organización había recibido una documentación que mencionaba los métodos de torturas, y los objetivos que se perseguían con los mismos, que eran enseñados en la Escuela de las Américas.

“Teniendo ese conocimiento nos preparamos para el momento en que cayéramos. La primera estrategia era dar una versión de que no teníamos nada que ver, estábamos preparados para no quebrarnos”.

Esa estrategia pareció poner freno la presión sobre Ricardo. En un momento le preguntaron si sabía por qué estaba ahí, y le dijeron que estaba por guerrillero.

El cautiverio en La Perla duró 11 días y estuvo alojado en “la cuadra”. Además recordó un episodio en el que a su familia se le pidió un rescate a cambio de su vida. “Mientras yo estaba en La Perla, mi familia comenzó a movilizarse desde afuera para encontrarme. Un conocido de mi madre, que tenía relación con los militares, logró arreglar un rescate millonario para que yo apareciera con vida en Uruguay”, relató.

El arreglo con la familia era una entrega de dinero y la cita fue arreglada frente al Ministerio del Interior en Buenos Aires. “Lo hicieron ir a mi hermano con una valija. Él llevó solo una parte del dinero y por eso no me liberaron”, esxpresó.

El testigo estuvo secuestrado en La Perla desde el 14 al 25 de mayo. El 23 de mayo, una persona le comentó que se iba a ir de ahí. “parece que salís me dijeron, pero salir de ahí podía ser ir a la cárcel o ser fusilado”, comentó.

El 25 de mayo fue trasladado a La Ribera. Llegó vendado y con la impresión de que iba a ser fusilado. Al llegar lo recibieron con golpes y torturas psicológicas. “Me hicieron un simulacro de fusilamiento y continuaron los interrogatorios.  El 29 de mayo se llevaron a Mopti, un joven tucumano que estaba secuestrado ahí y a su hermana. Después nos enteramos que habían sido fusilados para festejar el día del Ejército”, recordó.

El 18 de junio de 1978 fue trasladado junto a otros secuestrados a la Unidad Penitenciaria Nº1 (UP1). En la cárcel fue alojado en una celda con cuatro habitáculos y un pasillo al medio.  Solo podían salir una vez al día y debían hacer sus necesidades en un tarro.

A finales de 1978 fue trasladado a la Cárcel de La Plata. Ahí estuvo alojado hasta principios de  1981, cuando fue llevado al Penal de Rawson. En noviembre de 1981 recuperó finalmente la libertad.

“Volví a la fábrica y me dijeron que todavía conservaba mi puesto pero que si volvía me iban a hacer echar. Me ofrecieron plata para que renuncie y así fue que terminó mi relación con Renault”, recordó.

Los reconocimientos

El testigo pidió pararse frente a los imputados para ver si reconocía a alguno. En ese momento señaló a Acosta como su secuestrador, a Padován como un infiltrado en la fábrica, a Mansanelli como el interrogador en La Perla, y a Vega como la persona que golpeó la puerta de su casa el día de su secuestro.