Por Manuel Arias | marias@redaccion351.com
Fotos: Rocío Fornero | cultura@redaccion351.com
El frío nos recibió aquella tardenoche de mayo en 2012. Y el frío volvió a encontrarnos en la jornada de un 19 de junio que no pasará a la historia como un día más. La sociedad cordobesa acompañó el cierre de los festejos de su Universidad con una presencia multitudinaria.
Ya desde temprano se evidenciaba el fervor que trae consigo cada celebración. Pasadas las 11 de la mañana se llevó a cabo el acto formal, en el Pabellón Argentina, con la presencia de autoridades académicas y del Ministro de Educación, Alberto Sileoni.
Pasado el mediodía, el locro popular invadió cada recóndito lugar de los espacios aledaños al Pabellón. Alumnos, profesores, invitados y público en general se acercaron a almorzar en familia. Sí, como parte de la familia universitaria que todos componemos.
Después vendría el viento, el frío y la noche que se adueñó rápidamente de lo que era la tarde. La luz ya abandonaba la ciudad cerca de las 18 hs, cuando se vio pasar el helicóptero que trasladaba a la Presidenta Cristina Ferández de Kirchner desde el aeropuerto hasta el lugar designado para los festejos.
Un acto rápido, conciso, al que no le faltó ni le sobró nada. Saludos protocolares, convenios interuniversitarios, la firma de acuerdos por cifras millonarias que ayudarán a la Universidad a desarrollar innovaciones edilicias, tecnológicas y de investigación científica. La participación de los artistas de «Choque Urbano» con performances áreas, y el aporte musical de La Fanfarria del Alto Perú (con una versión fresca y moderna del Himno Nacional).
La renovación y donación de equipamiento para el Hospital de Clínicas (que cumplió 100 años) y, por supuesto, el anuncio más esperado: el apoyo económico al polo de producción de contenidos audiovisuales de nuestra ciudad y al sistema de medios de comunicación universitarios, no solo audiovisuales, sino también radiales.
«Córdoba tiene que volver a ser la cuna del cambio»
El recientemente electo rector de la UNC, Francisco Tamarit, fue el primero en tomar la palabra. Emocionado, con la voz entrecortada y hasta con cierto nerviosismo, saludó a las autoridades y a los presentes. «Hoy festejamos en realidad el nacimiento del sistema de educación superior nacional», expresó, y explicó que siglo a siglo se viene trabajando para transformar «los privilegios en derechos, la cerrazón en apertura».
«Los argentinos hemos vuelto a creer en una Universidad pública, gratuita y laica», aseguró el rector en referencia a los cambios desde la crisis del 2001 y la falta de inversión de la década menemista. «Una Universidad cada vez más abierta, más democrática, más popular … más de todos», fue la frase elegida para cerrar entre aplausos y vitoreos de las agrupaciones estudiantiles presentes.
Luego de un video institucional histórico sobre la trayectoria de la Casa de Trejo, fiel a un estilo que la identifica, la Presidenta se adueñó del escenario saludando a todos los presentes, aplaudiendo, bailando y sonriendo. Su discurso duró poco más de media hora, y repasó hechos históricos y de reciente actualidad. Desde el fallo adverso de la Corte Suprema a la fundación jesuítica y su rol en la ciudad, fue de corrido y sin respiro.
«Ser universitario es un deber de compromiso con el pueblo, por aquellos que no tienen la oportunidad de acceder»
Como guiño a los presentes, en su gran mayoría estudiantes de diferentes niveles, CFK dijo que no conocía ni recordaba «ningún cambio en donde no estén los jóvenes».
Haciendo referencia al Manifiesto del ’18, a las movilizaciones de obreros y estudiantes durante el Cordobazo y a la antigüedad y excelencia de la Casa de Estudios de nuestra ciudad, Cristina pidió que «Córdoba vuelva a marcar el curso de la historia».
«Nosotros los militantes nunca tenemos que estar tristes, siempre alegres. Porque tenemos que estar preparados para la próxima batalla. Porque la única batalla que se pierde es la que no se da», exclamó, en clara referencia a la sentencia de la Corte Suprema sobre la democratización de la justicia. «Más temprano que tarde los argentinos van a poder votar a todos los representantes de los órganos constitucionales», insistió.
«Juntos y unidos los argentinos somos invencibles», concluyó la Presidenta.
Fito, en versión sinfónica y unplugged
Apenas pasadas las 20, apareció Rodolfo Páez, más conocido como Fito, luego de un par de temas de la Orquesta Sinfónica Juvenil Nacional “Libertador José de San Martín” (de Buenos Aires). Las más de 15 mil personas que aún permanecían se abalanzaron hacia las primeras filas mientras el músico rosarino entonaba unos versos de «Y dale alegría a mi corazón».
Luego vendrían «Tumbas de la gloria», «Parte del aire» (en memoria de Luis Alberto Spinetta), «Un vestido y un amor» y «Mariposa Tecnicolor», coreada y bailada por todos los presentes. Hasta ahí, fue un show tranquilo, muy cuidado y con un sonido no del todo apto para las exigencias del espectáculo.
«Al lado del camino» fue el primer tema con Fito solo frente a su piano, con la mirada atenta de la Orquesta pero sin su participación. Después vendría una exquisita versión de «Desarma y sangra», de Charly García, donde fue capaz de demostrar sus capacidades musicales frente a un público hechizado. El cierre fue con «Dar es dar», y la lista de temas llegó hasta ahí.
El frío no movió a miles de fanáticos y a los estudiantes que seguían pidiendo por más. Casi a las 21 hs llegó a su fin el maratónico festejo, que incluyó 400 días de eventos, intervenciones, actos y shows. Sin embargo, quedó la sensación de que el cierre, en lo cultural, estuvo muy lejano a la espectacularidad de la presentación del año pasado.