Megacausa La Perla – Día 20

Juicio Menéndez III: distintos testimonios de historias similares

20-03-2013 / Política y Sociedad
Etiquetas: , ,

Durante la audiencia brindaron testimonio Diego Donda, María Cristina Ahumada y Santiago Lucero, sobrevivientes de La Perla que pudieron contar su historia.


Juicio Menéndez III: distintos testimonios de historias similares

Por | nsiadis@redaccion351.com

Fotografía: gentileza  Acervo Fotográfico del Archivo Provincial de la Memoria

Diego Donda era militante del Partido Comunista Revolucionario (PCR). En junio de 1977, un grupo de tareas irrumpió en su casa de barrio Argüello rompiendo puertas y ventanas. En ese momento, Diego fue secuestrado junto a su compañera Cristina Ahumada, también militante del PCR.

Luego de su secuestro, Diego es trasladado al Campo La Ribera. “Ahí me sometieron a torturas como el submarino y la picana. Me preguntaban quién era yo, a qué partido pertenecía”, recordó el testigo.

Como sus torturadores no consiguen obtener ninguna información, Diego es trasladado a La Perla donde las torturas se intensifican. “Me atan a una cama elástica y me picanean con 220 voltios. En esas circunstancias uno pierde noción del tiempo. Yo no veía nada porque estaba vendado y encapuchado”, narró Donda.

Durante su cautiverio en La Perla, el testigo recuerda un sobrenombre que se escuchaba constantemente. Mencionó a una persona a la que apodaban “Capitán Villegas”, que tenía como objetivo secuestrar, torturar y destruir al Partido Comunista de Córdoba.

“Acá hubo un genocidio, un plan sistemático para exterminar a una generación. Hubo muchos más sectores sociales involucrados además de los militares”.

Entre La Ribera y La Perla, Donda estuvo secuestrado aproximadamente 3 meses. Durante su cautiverio soportó sistemáticas torturas y tratos inhumanos. “En La Perla estuve un mes tirado en el suelo, vendado. Durante ese tiempo no sabíamos qué iba a ser de nuestras vidas”, comentó.

En octubre de 1977, Diego recibe la noticia de que iba a ser “blanqueado” junto a otros compañeros del Partido Comunista que se encontraban secuestrados con él en “la cuadra”. “Nos trasladaron a la Unidad Penitenciaria Nº1 donde estuvimos detenidos hasta agosto de 1978. En ese lugar, las ventanas estaban cerradas con chapas y no teníamos baño”, manifestó Donda.

El testigo recuerda que en agosto de 1978 es trasladado en avión desde la UP1 hacia la Cárcel de La Plata, donde estuvo detenido hasta 1982. En ese año, el Papa Juan Pablo II visitó la Argentina y el gobierno militar decidió liberar aproximadamente 2500 presos políticos como “gesto de buena voluntad”. En ese momento, Donda queda en libertad vigilada hasta 1983.

La otra parte de la misma historia

María Cristina Ahumada era compañera de Diego Donda y militante del PCR. En agosto de 1975 sufre una primera detención junto a sus tres hermanos. En ese momento la llevan al Departamento de Informaciones D2, donde la torturan y la liberan al día siguiente.

En junio de 1977, Cristina es secuestrada de su casa junto a Diego Donda y su pequeño hijo. El menor es dejado en la casa de sus abuelos maternos.

“Fui trasladada al Campo La Ribera, vendada y maniatada. Sufrí torturas como el submarino mientras me golpeaban y pedían información”, relató Cristina. Luego de dos meses de estar secuestrada en ese lugar, la testigo fue trasladada a La Perla. “Allí estuve un mes hasta que me trasladan a la UP1. Durante ese tiempo estuve desaparecida para mi familia porque no tuvieron ninguna información mía”, recordó Ahumada.

Cristina relató que al llegar a la Unidad Penitenciaria Nº1 les cortaron las vendas y pudieron ver a donde estaban. Pudo encontrarse con varias mujeres que compartieron cautiverio con ella en La Rivera y escuchó comentarios de gente que había estado en La Perla.

En la UP1 estuvo detenida hasta noviembre de 1978, momento en que es trasladada hacia la Cárcel de Devoto. En julio de 1979 Cristina consigue recuperar la libertad vigilada y se dirige a Córdoba para reencontrarse con su padre y su hijo.

Los gendarmes también torturaron

Santiago Lucero fue secuestrado de su domicilio el 27 de marzo de 1978. Ese día llamaron a la puerta y decidió asomarse por el balcón del primer piso. Había un hombre que le preguntaba por una pensión y Santiago le dijo que ahí vivía un grupo de estudiantes.

“En ese momento me apuntaron con un arma y me hicieron descolgarme del balcón. Cuando pisé la vereda comenzaron a golpearme y me introdujeron en un auto. A partir de ahí comenzó mi calvario”.

Una vez dentro del vehículo, lo llevaron a un lugar grande que él describe como un galpón. Ahí comenzaron a golpearlo e interrogarlo sobre su actividad política ya que Lucero militaba en la Juventud Peronista. “Me hacen subir por una escalera y me empiezan a golpear. Me ponen  contra una pared y me raspan la cara contra el reboque que era muy grueso”, recordó.

El lugar al que hace referencia Lucero era la dependencia del Departamento de Inteligencia D2 de la calle Mariano Moreno. “Luego me trasladan en un auto a un lugar alejado. Reconstruyendo la historia supe que era la Casa de Hidráulica. Como no había nadie en dicha casa me llevaron hacia barrio San Vicente”, narró Santiago.

El lugar al que fue trasladado era el Campo de la Rivera, donde sus captores lo entregaron a personal de la Gendarmería. Al llegar le preguntaron el nombre y le dijeron que ahí había tres alternativas: la muerte, el Consejo de Guerra o la Justicia Federal.

“Los que nos torturaron en La Rivera fueron los gendarmes. Un día me sacan al aire libre y me ponen una piedra en la boca. Comienzan a golpearme y a decirme que mastique”.

Luego de su estadía en La Rivera, Lucero fue trasladado a La Perla donde comenzaron las  torturas sistemáticas. “En La Perla me picaneaban los testículos y el pene, me tiraban agua para que el picaneo fuera más fuerte. En ese lugar me torturaron sistemáticamente”, expresó.

Lucero narró un traslado a una zona de Malagueño conocida como La Perla Chica. Ahí los tuvieron encerrados unos días y luego los llevaron nuevamente a La Perla porque comenzaba el Mundial de Fútbol. “Nos dijeron que estábamos como rehenes y que cualquier cosa que ocurriera durante el Mundial nosotros éramos boleta”, recordó.

Luego del Mundial, y estando aún secuestrado, Lucero enfrentó un proceso judicial y luego un Consejo de Guerra. Dicho Consejo lo declaró culpable de Asociación Ilícita, imponiéndole una pena de 10 años de prisión. Ahí, Lucero es trasladado a la Unidad Penitenciaria Nº1 y alojado en una celda sin ventanas ni baño. Luego de 6 años de cautiverio, Santiago recuperó su libertad el 2 de noviembre de 1983.

Para finalizar su testimonio, lucero expresó: “Yo solo quiero justicia, personalmente me siento tranquilo, socialmente voy a estar tranquilo cuando digan a dónde están los desaparecidos”.