
Por Ana Laura Campetella | politicaysociedad@redaccion351.com
Hoy se cumplen 30 años de democracia ininterrumpida, y lo que debería ser entonces un día de júbilo, no lo es tanto. En Córdoba la democracia viene siendo burlada hace tiempo. En muchos sentidos y de muchas maneras. Esa democracia que brega por la libertad e igualdad de sus miembros no existe en la Córdoba del código de faltas inconstitucional, de los reclamos desoídos y reprimidos, de la criminalización de la pobreza y la segregación social. La democracia en Córdoba no existe ni en su conceptualización más estricta, que la entiende como un método de representación del pueblo mediante mecanismos de elección directo o indirecto. En términos simples: el voto.
En Córdoba parece importar poco lo que el pueblo vota. Así lo demuestran los hechos ocurridos en las últimas elecciones legislativas del 27 de octubre pasado y que denuncia puntualmente el Frente de Izquierda de los Trabajadores que a última hora de la jornada electoral perdió su banca a manos del radicalismo.
La jornada electoral de octubre comenzó con irregularidades desde temprano. A media mañana tres fuerzas ya habían denunciado la existencia de boletas de las PASO en varias mesas de la provincia. Luego de constatar el grave error, y alrededor de las 14 horas, la Junta Electoral conformada por los doctores Luis Rueda (presidente), Carlos García Allocco (vocal) y Ricardo Bustos Fierro (vocal) emitió la Resolución 17 que ordenaba computar como válidas las boletas, a los fines de respetar la voluntad del elector. Sin embargo, muchas fueron las mesas en donde al caer el día hubo conflicto en torno a esto, por no haber recibido una comunicación oficial a tiempo. Este es el primer elemento denunciado por la coalición formada por el Partido Obrero (PO), el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e Izquierda Socialista, quienes entienden que muchos de sus votos fueron anulados por esta razón.
Casi al cierre de la jornada, ya pasadas las once de la noche, el escrutinio provisorio con más del 95.2% de mesas escrutadas arrojaban a Liliana Olivero como novena diputada. Minutos después, cuando se habían sumado tan solo un 2% más de mesas, el resultado se había dado vuelta y la banca quedaba en manos de Diego Mestre de la UCR.
Para el amanecer del día 28 desde la izquierda aseguraban que la diferencia era menor a 1000 votos. El FIT presentó su reclamo ante la justicia. Además de la clara irregularidad que representó el cambio de boletas durante el día de votación, luego del escrutinio definitivo con los fiscales presentes de cada fuerza se constataron irregularidades entre los telegramas y la carga electrónica que, casualmente habían perjudicado a la candidata Liliana Olivero en alrededor de 500 votos, según las declaraciones de la misma Olivero.
Además de estos dos elementos que ya a las claras daban cuenta de un proceso irregular, desde el FIT remarcaron en los medios algunos otros datos que agravan aún más las sospechas de fraude. En primer lugar el FIT esgrime que la cantidad de votos nulos en toda la provincia – 38.000 – es alto en relación a la media histórica, y más si se toma nota de que ese promedio (que llegaría al 4% en algunas mesas) se concentra en ciertas zonas. Para Olivero esto da cuenta de la imparcialidad de los presidentes de mesa ante la orden de la justicia electoral de reconocer las boletas de las PASO. Así lo afirmó en entrevista a la revista Veintitrés el trece de noviembre pasado.
En el mismo sentido desde el partido destacan el hecho de que, curiosamente, las mesas que al final de la jornada electoral daban vuelta el resultado tenían alrededor de 368 votos por urna, cuando el promedio histórico habla de unos 270 votos. Dato por lo menos curioso y que toma mayor transcendencia cuando se toma cuenta que en esas mismas mesas, mayoritariamente provenientes del interior de la provincia, se registraron más de 90 votos para la UCR.
Una lucha que sigue
Desde el 27 de octubre hasta la fecha el FIT no ha cesado en su reclamo, tanto en las calles como en la justicia. Primero ante la Junta Electoral de Córdoba, que el 7 de noviembre y con un fallo dividido rechazó el planteo para que se abrieran las 2160 urnas observadas. Los jueces Ricardo Bustos Fierro y Carlos García Allocco votaron en contra por considerar insuficientes las pruebas. En cambio el juez Luis Roberto Rueda votó a favor por considerar que había sospechas fehacientes de fraude, según lo informó a diferentes medios. Posteriormente, el pasado 29 de noviembre último la Cámara Nacional Electoral, nuevamente con un fallo dividido, rechazó el pedido de apelación de la fuerza de izquierda.
Finalmente, la semana pasada el Frente de Izquierda presentó ante la Cámara Electoral un recurso extraordinario que permitía elevar el reclamo ante la Corte Suprema, y si bien por algunas horas estuvo en duda la asunción de los nueve diputados cordobeses, a último momento del 3 de diciembre la Junta dio por cerrado el escrutinio proclamando a Diego Mestre como diputado junto con el resto de los ganadores. Nuevamente el Juez Rueda presentó su disconformidad y el fallo no fue unánime. La batalla legal seguirá ahora en la Corte Suprema. Por lo pronto la CNA consideró que el recurso presentado “carecía de efectos suspensivos”, lo que convalidó la asunción de los diputados.
Hoy entonces, asume Diego Mestre. Parafraseando al humorista local Emanuel Rodríguez podemos decir que la banca es ocupada hoy por alguien cuya trayectoria política se resume en ser «el hermano del hijo de». Y es todo. En la vereda del frente, con aciertos y desaciertos, queda una militante de toda la vida. Una dirigente de las que no abundan. Seguirá con su lucha, porque es ya su costumbre. Pero es una lucha que es de todos. Porque en Córdoba la impunidad es total. Se nos ríen en la cara. Y esto ya pasó. Y sigue pasando todos los días. El FIT asegura que no abandonará el reclamo. Sabemos que pelean contra todo el aparato.
Las redes y las pruebas
Uno de los principales canales de difusión y denuncia fueron las redes sociales. Muchos fueron los usuarios que publicaron en Twitter o Facebook las actas fraguadas o con notorios errores que perjudicaban al FIT y mostraban las diferencias entre los telegramas y la carga electrónica realizada. Además los mismos referentes de la fuerza a nivel nacional y local llamaron a la sociedad a cotejar la elección de su mesa ingresando al sitio de resultados oficiales.