Por la vida

Cierre del Zoológico de Córdoba: una decisión impostergable

8-07-2016 / Palabras Pesadas, Política y Sociedad
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Este domingo 10 de julio, los integrantes de la Asociación Animal Soy se reunirán en las puertas del Jardín Zoológico de Córdoba para visibilizar su lucha contra la privación de las especies y convocar el apoyo popular hacia una solución definitiva.


Cierre del Zoológico de Córdoba: una decisión impostergable

Por Tefi Nosti.

Hace unos días nos dimos con la noticia de la muerte del oso polar de Mendoza. “Arturo” había sido llamado bajo las reglas de una sociedad domesticadora que aggiorna sus prácticas esclavistas y las convierte en útiles estrategias lucrativas.

Arturo fue un oso polar que no vio la nieve luego de sus ocho años de edad. Pudo probarla, sentirla y disfrutarla para permanecer sus restantes veintidós años de vida anhelándola. Su muerte fue un acontecimiento doloroso para muchos, para aquellos que al leer las coberturas periodísticas no pueden sino sentir desprecio por justificar la crueldad humana con relatos que recalcan la prolongación de una vida en cautiverio por encima de su calidad. ¿Qué es lo que hace que una vida sea tal? Si alcanza sólo con respirar, o si se necesita más para vivirla.

La privación de los animales de sus espacios naturales es un signo más del avasallante  egoísmo del hombre queriendo tener todo aquello que desea bajo su disposición caprichosa. La necesidad de dominio ha sido un componente clave en la historia de esta mal llamada civilización, que se ha ocupado de expropiar tierras, privatizar recursos, perseguir religiones, golpear mujeres, trocar aborígenes y enjaular especies.

La inminente situación de injusticia requiere hacer más visible y apremiante la lucha por el cese de los zoológicos, para instalarla en la agenda política. La asociación Animal Soy se reunirá, una vez más, el próximo domingo 10 de julio en las puertas del Zoológico de Córdoba para convocar el apoyo popular hacia una solución definitiva de esta problemática. “Si los zoológicos siguen existiendo, seguirán exisitiendo animales usados” sostiene Mario Baroni, representante de Animal Soy.

Por encima de todo, la agrupación busca concientizar acerca del uso de los animales y sentar una posición opuesta, con todas las implicancias que la noción de “uso” pueda tener: desde vestirse y alimentarse, a entretenerse a costa de cualquier especie. Sus posicionamientos son anti beneficiaristas. No buscan medias tintas, no alcanza con jaulas más grandes. Se aspira a la libertad de los animales entendidos como seres sintientes.

Los alegatos por la perpetuidad de los zoológicos son múltiples. Se los considera espacios educativos por brindar la oportunidad de aproximarse a una especie que no podría ser conocida, por muchos, de otra manera. “Siguiendo esa idea, tal vez yo nunca conozca a un sudafricano en su espacio natural y no por eso vamos a traer un ciudadano de Sudáfrica y dejarlo encerrado en una jaula”, sostiene Mario. Tampoco puede considerarse un espacio de educación, desde el momento en que el animal no se está comportando como realmente lo hace en la naturaleza: no caza, no socializa, no migra… Simplemente está ahí, encerrado.

Como consecuencia de esta privación, se produce la llamada “zoocosis”, casos de canibalismo, mutilaciones, desórdenes alimenticios e intentos de suicidio. “Convengamos en que el animal no nació para educarnos”, dice Noelia Petrón, otra de las activistas de Animal Soy, “más hoy en día, con la tecnología que existe para tener acceso a sus formas de vida, que no tienen nada que ver con lo que uno ve en el zoológico”.

También se alega que los animales son protegidos de los cazadores furtivos, pero eso resulta tan absurdo como considerar que debido a los casos de femicidio debemos encerrar a todas las mujeres. Para limitar la violencia, la privación de la libertad de las víctimas potenciales no debe ser jamás una solución. Siguiendo la misma lógica, se dice proteger a las especies en vías de extinción, en lugar de procurar resguardar sus hábitats naturales.

No hay excusa que alcance cuando uno puede ver sus condiciones de vida paupérrimas, sus miradas tristes y su claro entendimiento de lo que les toca a causa del sometimiento humano. Lo que se propone, en concreto, es el cese del zoológico, cerrar las puertas al público en primera instancia para que deje de ser un negocio. Luego, que animales dejen de reproducirse. Reinsertar y rehabilitar a aquellos animales que se pueda, o dirigirlos a santuarios para que finalicen sus vidas dignamente de manera natural, alejados de la exposición al público.

Para lograrlo, se requiere de accionar político y de la reducción máxima de su capacidad lucrativa, para que deje de ser un negocio redituable. De esta manera, el costo de nuestro entretenimiento dejaría de ser pagado por los animales con sus vidas.