La militancia diaria desde la Escuela Alegría Ahora y su referencias cercanas, como impulso permanente y agradecimiento a una vida de lucha. Las palabras que siguen, escritas por Mónica Lungo, fueron publicadas el día después de conmemorarse el 35 aniversario del Golpe Cívico Militar del 24 de marzo de 1976, en homenaje a Vitín Baronetto y su compañera asesinada, luego de la visita al Memorial de los Desaparecidos en el Cementerio de San Vicente.
38. El fuego de las acciones
Mónica Lungo, jueves 25 de marzo de 2021.
Nuestra tozuda esperanza.
Aprenderla y ejercitarla. Nutrirla. Tejerla con otras esperanzas.
Y sobre todo que sea el fuego de las acciones. Esperanza sin actos de amor concretos es tibieza.
Como cada 24 de marzo vamos con Vitín, Mariana y Lucas Baronetto al Memorial de los desaparecidos en el cementerio San Vicente.
Ahí está Marta González, su compañera fusilada en el ex UP1.
Nos recibió la hermosa María Eugenia Pujadas, que era una de las que organizaba el acto homenaje. Nos dimos un abrazo fuerte y me pidió que dijera unas palabras: «Sos maestra, como Marta.»
Intenté contar -estaba muy emocionada- que gracias a Marta y a Vitin existe la escuela Alegría Ahora, porque ha sido su militancia la que me ha enseñado a ser una buena maestra en la marginalidad extrema.
A ser valiente, a jugármela entera, a no abandonar. Me hicieron fuerte en mis ideas y por eso puedo sostener educación en lugares con destinos de horror.
También les hice ver que ese Memorial está rodeado de barriadas donde las personas nacen y viven sin Derechos Humanos. La mejor forma de honrar la memoria de cada compañere es luchar hoy por esa sociedad humana y equitativa por la que se jugaron hasta perder la vida. ¡La vida!
Hoy el escenario es otro y no arriesgás la vida, arriesgás comodidades.
Les conté que en la maternidad provincial, el 80% de les bebés que van a la unidad de cuidados intensivos nacen con adicción… Nos nacen bebés que ya están lastimados y muches son de estos barrios que rodean el Memorial…
¿Qué estamos haciendo por estas realidades?
Hace un año mi mundo se desmoronó cuando sostuve un bebé que temblaba de hambre. Y mi vida cambió para siempre.
Pero no me asusté. Seguí teniendo fe y logramos una movida solidaria inmensa para parar un poco ese dolor extremo en nuestra comunidad.
Este año sostengo bebes adictos. El horror se profundiza.
Y seguimos teniendo esperanza en que podemos mejorar.
¿Cómo no tenerla cuando Vitín la sigue encendiendo?
La magia de los actos concretos de amor político.
Nos urge ponerle el cuerpo a las ideas, ahora.
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