La magia, el amor, la política. No hace mucho aprendimos a decir que algunas cosas que se lograron no fueron magia. A la luz de tantas derrotas que siguieron, tal vez tenga más sentido que nunca retomar el valor inquebrantable de las palabras convocadas.
Se podría sumar, claro, «voluntad», palabra imprescindible al hablar de Mónica Lungo y su día a día en la escuela de la Fundación Alegría Ahora.
La historia de esta semana gira en torno a mujeres. Sus nombres. Sus urgencias.
13. La magia del amor político / 1
Mónica Lungo, sábado 6 de octubre de 2018.
Esta semana fui a buscar a Cristina varias veces a la villa para llevarla a la escuela.
“Su marido” no la deja ir.
Igual dejé el mensaje en varias casas que la fui a buscar y que al otro día volvía.
Ayer en la escuela me cuentan que la hizo cagar de nuevo y que quería escaparse.
Me explota el corazón, viene el finde. ¿Qué excusa tengo para ir que no sea la escuela?
Yo también corro riesgo cuando me enfrento a ese joven y a toda su familia compuesta por hombres que cagan a palos a todas “sus” mujeres.
Fue un viernes muy chispero en la escuela, feliz.
También fue un día que tuvimos presente a Cristina y su bebé en nuestros pensamientos y fundamentalmente de nuestro corazón.
Cuando volvía a casa, cruzando Ciudad Universitaria, la veo en medio de la calle, con su bebé en upa. Por la cara de alivio cuando me vio, evidentemente estaba en peligro.
Subieron al auto y me contó que se escapó y que seguro venía atrás de ella. Le pregunté qué quería hacer y me dijo “quiero ir con mi mamá, seño».
La llevé a otra parada más lejos, le di plata y esperé que subieran.
No sé cómo sigue. No sé cuándo vamos a volver a verla.
Sé que la amo y que lo sagrado me llevó hasta ella.
Eso es Amor Político.