Entrevista a Susana Bonetto

“Para ser democráticos, hay que confiar en la decisión popular”

12-08-2011 / Política y Sociedad
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En vísperas de las elecciones primarias, la especialista analizó la política actual y los condicionantes a la hora de votar, entre otros temas.


“Para ser democráticos, hay que confiar en la decisión popular”

Por Diana Nicodemus y Florencia Reartes | dnicodemus@redaccion351.com / freartes@redaccion351.com

Susana Bonetto es doctora en Derecho y Ciencias Sociales de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Córdoba. Está postdoctorada en Sociología Política y especializada en Política Social. Es, además, Directora del Doctorado en Ciencias Políticas del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba (CEA).

En diálogo con este medio, expuso las claves para entender la política actual y los cambios producidos en cuanto al sistema neoliberal en los últimos 19 años.

¿Cómo se entiende hoy la política en Argentina?

Creo que la política se ha revalorizado, por lo menos si la comparamos con las últimas décadas del siglo pasado, en las cuales la política, en el marco de la hegemonía neoliberal, era considerada casi como la gestión tecnocrática del mercado.

En ese escenario, toda intervención política del Estado era calificada como “voluntarista” o “populista” si trataba de interferir en esas relaciones que aparecían como las naturales desde el sentido común imperante.

En el presente, luego de la crisis de 2001, hay otra mirada sobre la política y el Estado. Sin embargo, no podemos decir que esto haya sido reformulado totalmente, tal como lo demuestra el comportamiento electoral en la Capital Federal y en la provincia de Santa Fe.

¿Cuál es el grado de conciencia de la sociedad argentina a la hora de votar?

Esta es una pregunta complicada, hay distintas interpretaciones acerca de cuál es el motivo determinante a la hora de decidir el voto.

En principio, depende de cómo cada ciudadano interprete el desarrollo del proceso político y la visión que tenga sobre el gobierno y las propuestas de la oposición. En ese sentido, cuentan las opiniones de los grupos con los que se relaciona, las experiencias de vida y la influencia de los medios de comunicación.

Podríamos decir que en el presente existe una propuesta política muy clara desde el Gobierno y no tan definida en los distintos sectores de la oposición.

Sin embargo, no siempre se actúa racionalmente analizando las propuestas.  A veces, influyen los afectos que generan los candidatos y la confianza que se les otorga. En este marco, una parte de los ciudadanos vota con plena conciencia de su elección, ya sea por coincidencias políticas o de intereses y un buen porcentaje lo hace más irreflexivamente influido por los medios y la propaganda.

¿Qué cambios se pueden observar a lo largo de estos 10 años en la forma de hacer política, tanto desde los representantes gubernamentales como de los jóvenes?

Creo que lo más importante, desde el Gobierno, es haber generado una mirada crítica sobre las políticas neoliberales, que nos subordinaron como sociedad a las decisiones de organismos económicos como el F.M.I.

Esto es muy importante porque reivindica a la política y al Estado en sus facultades de construir un orden social, más vinculado a las demandas ciudadanas que a los reclamos del poder económico globalizado. Por supuesto, esto no se puede producir de manera absoluta, y siempre subsisten demandas sin cumplir porque los condicionamientos del poder económico globalizado y sus representantes nacionales son muy fuertes.

Así, las críticas tan corrosivas y descalificantes del actual Gobierno, que se expanden por los medios de comunicación y responden a estos intereses, se acrecientan cada vez que el Ejecutivo toma una decisión que afecte, aunque sea parcialmente, su poder.

Existe una tensión constitutiva en las democracias liberales entre el poder y los intereses del capitalismo y las demandas del pueblo. Ni siquiera es necesario hacer un análisis clasista tradicional para advertirlo.

Desde la crisis del Estado de Bienestar (en Latinoamérica vehiculizado por movimientos nacional-populares) que equilibraba, aunque precariamente, esta tensión, el predominio del poder económico globalizado exige permanentes recortes de derechos y ajustes económicos. Esto lo sufrimos brutalmente en los 90 y lo vemos ahora en gran parte de los países centrales. El cambio se vincula con un gobierno que intenta generar estrategias que pongan límites a esta dominación.

El neoliberalismo, la derecha o cualquier otra nominación con la que se aluda al discurso del poder económico dominante impone, desde un discurso tecnocrático incuestionable, todo tipo de críticas, supuestamente técnicas, fundadas en análisis económicos–científicos a cualquier intento de este tipo.

Gran parte de la juventud ha tomado conciencia de la importancia de la política y sus posibilidades, a partir de propuestas que intentan construir una sociedad más equitativa, que busca recuperar derechos orientados a una mayor igualdad. Eso también implica un cambio importante.

¿Qué implica votar? Más allá de la teoría, ¿cuál es el concepto colectivo que existe sobre el voto?

Depende del grado de conciencia política. Para algunos es una carga. Otros se dan cuenta que están eligiendo el destino de su sociedad.

Para ser democráticos, hay que confiar en la decisión popular. Yo creo que el sentido común más lúcido apela a la memoria. Por eso, el triunfo del neoliberalismo y la antipolítica, que se dio en la Capital Federal, está vinculado a una elección de un Jefe de Gobierno de la ciudad y no del Gobierno nacional.

Reiterar la apuesta por un modelo que nos llevó a la crisis de 2001, en vez de continuar con un modelo redistributivo como el actual, sería un suicidio colectivo, y los pueblos raramente llegan a esta instancia.