Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
La infancia, esas calles de Monte Grande, hermosas de corajudas.
El talento, esa cosa que hace fácil lo difícil. Esa alegría que los espíritus nobles despliegan ante quienes agradecen y aplauden.
El estudio libre, esa fiesta de andar los días girando sobre acordes y melodías que enseñan porque emocionan.
La familia, esos viejos que quisieron un hijo feliz.
El escenario, ese parque de diversiones interminable. Esas noches junto a músicos de todos los palos.
El avión, esa bestia que pone abrazos y públicos en sitios remotos.
La amistad, esa gente que anda por ahí con nombres y apellidos inmensos que se ríen como locos de los estereotipos.
El arte, esa verdad grandota de patas largas que lleva consigo una guitarra y algo negro para ponerse, mayormente una remera, por ahí un saco.
La viola, ese juguete rabioso que cuando suena genera expresiones incontables en el rostro.
La mirada, esa trituradora de poses.
La carrera, esos discos, esos premios, ese prestigio.
La voz, esos versos que brillan como si no alcanzaran las manos, los dedos, las uñas.
La docta, esa ciudad con auditorios que agregan butacas.
La música, ese Luis Salinas.
Agendá:
Luis Salinas en Córdoba.
Sábado 20 de septiembre – 21.30 horas.
Sala de las Américas – Ciudad Universitaria.
Entradas: desde $140 + cargo de servicio en Autoentrada, en todos los Shoppings de Córdoba.
