» A la Mucurú presenta su primer disco redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Con lo poquito que se tiene, pareciera que la alcanzamos. Con ser apenas un mosaico, o menos, la rosca de uno de los cientos de foquitos que colorean esta kermesse alegremente interminable, pareciera que le pellizcamos la sombra. En cada encuentro con los músicos de nuestra ciudad, es decir con nuestros músicos, con los que primero y principal son nuestros y después veremos, incluso aunque salgan a pasear, incluso aunque hayan nacido en otros pagos por esas cosas que el destino termina acomodando, decimos, en cada encuentro con ellos, nuestros músicos, le acariciamos los rulos. Cada presentación de nueva música, finalmente, nos zambulle a abrazarla.

¡Bueno a qué cosa!, se preguntará ya fastidiado, alguno que otro, otra que alguna. Pues muy simple: ¡a la contentura!

Primer acto: Aparece un evento nuevo en las redes sociales hablando de música nueva.

Segundo Acto: Los músicos llaman para proponer un encuentro previo a la presentación de su disco.

Tercer Acto: Se produce el encuentro, la charla sin grabador y el ensayo, antesala de una nota que insistirá en la recomendación de un recital para chuparse los dedos.

¿Cómo se llama la obra? ¡La contentura!

Todas las semanas un capítulo. Más que obra, una serie que está llegando al final de una temporada inolvidable. Con guiones desprolijos de quienes recomendamos, a fuerza de músicos locales cada vez más disfrutables, Córdoba viene floreciendo en recitales. Cuánta música. Otra vez gracias a quienes corresponda.

Esta semana, una presentación especial. Esta semana: A la Mucurú.

Por las razones emocionales que se puedan enumerar, queremos tanto a Perú. Por el apoyo en momentos difíciles de nuestro país, por las primeras novelas de Vargas Llosa, por Cusco, por esa maravilla que los arquitectos no pueden explicar, por Vallejo, por su poema para ser leído y cantado, por Chabuca, por el anticucho, por el pisco sour, por Eva y Susana, por Cotito, Arguedas y Milagros Guerrero, por Lucila, «Zambo» y Oscar Avilés, por las efes que marcan la locura feroz, infame y fascinante de Fitzcarraldo, por por por… Por nuestro Bam Bam Miranda.

Pero ahora, también, por A la Mucurú.

A la Mucurú nació en Córdoba para celebrar la música del Perú. Alegrías que suceden cuando los recorridos de la historia renuevan las imágenes del álbum familiar del continente.

Encomendados a San Nicómedes San Cruz -autor del himno «Zamba Malató» de donde retoña el nombre de la formación- aparecen estos nombres con sus instrumentos: Valeria Molinari en voz (al decir de una amiga, la Chabuca Granda de Santiago del Estero); Milton Arias en bajo (al decir del escriba, uno de los pocos bajistas locales que desarma su bajo, lo vuelve a armar y no le sobra ni un resortín); Alejandro Bonilla, peruano, en cajón peruano (todo empieza y termina en las manos de Alejandro); Martín «Maya» Quevedo en congas (las congas de Quevedo merecen una biografía gorda, de esas de más de 500 páginas); Ariel Conti en guitarra saliente (Ariel es orfebre. No es una metáfora. El tipo es orfebre en serio.) y Daniel Soria en guitarra entrante (pasó la prueba caminando como por el camino del Inca en bajada). Los caballeros que tocan, también cantan. La dama que canta, también toca.

Las interpretaciones de A la Mucurú se conocieron más o menos por el 2010. Se fueron enamorando en distintas presentaciones al punto de tomar la decisión crucial de irse a vivir juntas a un disco, «Música negra del Perú», grabado hace unos meses. Cómo la convivencia fue un éxito, decidieron casarse nomás, este jueves en Cocina de Culturas.

Escuchá «Mi compadre Nicolás», uno de los temas del disco:

Hace unos días llegó la invitación a Redacción 351. Preguntamos si se podía ir a espiar los preparativos de la boda y nos encontramos con una sorpresa en casa del bajista: ¡se agrandó la familia! Los novios ya tienen unos cuantos hijos, casi tantos como para irse a vivir solos a otro disco.

A «Mi compadre Nicolás», «Zamba Malató», «El surco», «Pancha Remolino», «Fina Estampa», «El Tamalito», «El Mayoral» y «Negra presuntuosa», obras del primer álbum familiar, se agregan temas que aprovecharán la ceremonia de sus mayores para remojarse la testa. Casorio y bautismo, todo en una sola noche.

La cocina de Milton es la cocina de A la Mucurú. Sala de ensayo con mate y torta. Escuchar los pedacitos de palabras que se dicen los músicos cuando ensayan; las miradas que se cruzan; las cejas que se marcan las entradas, las ojotas que llevan el tempo, las ocurrencias fugaces que alguien capturó, se repiten en el «a ver de nuevo…» y mucho gusto señor arreglito, bienvenido a casa. Todo un rito.

Antes de la despedida, el disco de regalo. «Le falta el termosellado» dice Valeria. Hay que ser amables…

Una perla de A la Mucurú:

Ya estamos. No falta nada para que la Avenida Julio Afroperuano Roca al 490 se colme de festejos, landós, marineras y zamacuecas. Como en toda fiesta hay invitados, en la fiesta de este jueves participará Ayelén Beluatti en voz y la agrupación de danza popular Casuarina.

Hay que llamar al 351 486-2689 para reservar.