Con permiso

Una astilla como horizonte

4-02-2024 / Con Permiso, Lecturas
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De cegueras y distancias están hechos los quiebres y los quebrados. Después se le puede echar la culpa a cualquier cosa: los malos, los tontos, los mercados internacionales, la radio o la televisión.


Una astilla como horizonte

Por Luciano Debanne.

Hay una cosa a medio estallar en el aire, una contención frágil, un incendio en ciernes, una calma pidiendo ser rota, un puteada en la garganta brotando desde el fondo de las tripas, una tensión de gota que rebalsó el vaso, un charco de nafta al lado del chispero, una piedra dispuesta frente al vidrio abandonado del local que nunca se pudo alquilar.

Hay una cosa partida, una astilla como horizonte, un quiebre, una renuncia, un cinismo, un cansancio, una derrota girando en las hojas del almanaque, como si fueran el poema incierto que escriben las cartas del tarot, como advertencia y como predicción.

Basta con asomar la nariz a lo evidente, circular por los grupos de wasap, presenciar las reuniones de oficinas, ir a la peluquería, a la verdulería, a las peatonales, a las filas donde masculla su bronca la fiaca, quienes laburan, y la jubilación.

De cegueras y distancias están hechos los quiebres y los quebrados. Después se le puede echar la culpa a cualquier cosa: los malos, los tontos, los mercados internacionales, la radio o la televisión.

Y seguro meten su cola, como todo diablo.

Pero eso no le quita merito a quien, teniendo que estar atento, no quiso, no supo, no vio.