Menos Mitos

Aneda personal y mente militarizada

3-04-2016 / Lecturas, Menos Mitos
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…Y sentir que 40 años no es nada…


Aneda personal y mente militarizada

Por Juan Fragueiro.

Miércoles. Marzo 24. 1976

Para Clarín “Cambió el Gobierno”. Para algunos argentinos, cambiaron la forma de vida, la angustia era la consigna… Vigilar, vigilarse, vigilarnos. Ahora que lo pienso, “Cambió el Gobierno, Cambiemos”. Hay similitudes finas.
El 29 de marzo de 1976 crucé por primera vez el portal del Colegio Monserrat, con el uniforme de pantalón gris, corbata bordó y saco azul. No recuerdo qué vi primero, si la Torre del Colegio, si la angosta calle Obispo Trejo cubierta de camiones verde oliva o las manos de mis padres despidiéndome. Sí, al cruzar la puerta de hierro, una hilera de colimbas revisando caras y el largo del pelo, que no pasara más allá del cuello de las camisas. Recuerdo al profesor de Instrucción Cívica cerrando la puerta de madera de primero primera, para contarnos que él había sido compañero del Che Guevara; al profesor de Geografía con su particular sistema para tomarnos las lecciones: a ver, fusilamiento, y pasaba su lapicera Parker por encima de la lista del curso, cerrando los ojos y marcando a uno de nosotros al azar, o granada de mano, o ametralladora una pregunta a cada uno y a todos; al profesor de matemática anunciando que el sistema de la teoría de conjuntos iba a ser reemplazado por otro más moderno y menos subversivo.

Marzo de 1976. 13 años, y la conciencia en estado virginal, escuchando los relatos de mi viejo, en la sobremesa y en voz baja, entendiendo a medias, sorbiéndome los mocos y las dudas. Y mientras 40 años después la lluvia nos visita vestida de turgente amatista, pasan los meses y en junio de 1978 me meten en cana y ya no me sorbo los mocos pero los siento cuando me atraganto a la hora de decirle “presente” al milico que pronuncia mi apellido del otro lado de la reja, y mientras miro a un flaco peronista que llora cantando la marchita porque sabe que a las 6 de la mañana nos colgarán a todos del mástil de la jefatura de policía… Y el preceptor y el rector y algunos profesores del Colegio Monserrat llamando por teléfono a mi vieja y cuídelo porque sabemos que es el cabecilla de una banda subversiva en el colegio y mirame las manos y no se distraiga…

Y más allá, cerca del cuarto día del quinto mes de 1980, fumando unos fasitos con un amigo en la terraza de mi casa, en la calle retumban borcegos y luces, fusiles y fal apuntando al cielo, apuntándonos y gritando órdenes marciales, “bajen con las manos en la nuca”, y cómo bajamos si estamos en el techo, y no se hagan los boludos, y mi viejo poniéndole el pecho a un suboficial de la fuerza aérea que intenta ingresar en la casa a los patadones, y que recibimos una denuncia por merodeo en los techos y que si son sus hijos que bajen y traigan los documentos… Y después, la psicosis, la cuadra rodeada de pendejos colimbas todos los días, cagándose de frío, pidiendo tazas de chocolatada, fumando un cigarrillo a escondidas del imaginaria y 40 años… Con las Madres reclamando, con los milicos escondidos, con la guerra perdida antes de disparar el primer tiro, con 60 minutos la hora de la verdad, con el regreso de los pibes muertos o vivos, con las urnas bien guardadas, con el silencio hecho remedio, con los argentinos derechos hasta en las bananas, y la parafernalia de las marchas militares y la decadencia de los Comunicados del Estado Mayor Conjunto, y mi tío abuelo el Brigadier Eduardito llevándome de paseo por Florida, porque sé lo que estás haciendo y me gusta tu poesía y tus notas pero dejate de joder, por qué justo ahora, y Florida llega a Cangallo y que no vamos a las tiendas Harrods, vamos a ese restorán de la esquina que parece un castillo napoleónico, pero estás en pedo tío Eduardito, ahí se juntan todos los de la Junta… Y que sí, vení que te los presento. Buenas tardes Brigadier Mayor, como está usted Almirante, este es mi sobrino, es cordobés y poeta, mire usted Brigadier Mayor, ¿y sólo escribe poesías? Usted ya sabe mi Teniente General, no todos los jóvenes están perdidos, necesitamos más hombres y menos poetas Brigadier Mayor… Y el Brigadier Mayor Eduardito recibe saludos y felicitaciones de todos los cuadros milicotes porque se enteraron de que le devolvió a los ingleses todas las condecoraciones que le dio la reina Isabel II y que nunca renunció a su lealtad por el General Perón… Hubieras sido un gran tipo, le dijo un almirante de cejas anchas y mirada de mierda asesina, si tan sólo te hubieras negado a ser el edecán del viejo.

40 años más tarde, siento el mismo cariño y admiración por mi tío abuelo, militares de esos ya no hubieron nunca más. Y nos alejamos a comer pizzas aunque las aceitunas se me atragantaron y la despedida fue apuradita porque mi tío abuelo, el Brigadier Mayor Eduardito embarcaba su Fiat 600 en un buque de la marina mercante, un ELMA, rumbo a la URSS, Italia, España, Italia… El único militar al que admiré y admiro.

Y 40 años después la violencia es la misma, la prepotencia usa camisa celeste y blazer azul, como escolares del Liceo, como fantasmas de clase alta.

1976-2016 recuerdos de 40 años en 40 líneas y un poco más.