Entrevista

Juan Carlos Tolosa en concierto

26-07-2016 / Agenda, Entrevistas
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En el marco del ciclo «Descentrados», este jueves 28 de julio a las 21 horas en el Centro Cultural Córdoba, el pianista y compositor abordará un repertorio de múltiples posibilidades. Aquí una charla.


Juan Carlos Tolosa en concierto

Por | redaccion351@gmail.com

Foto: Julio César Audisio.

Hay un Steinway de Miguel Puch que no habla por simple grandeza. Como quien atiende relatos ajenos de proezas módicas y se guarda pergaminos abrumadores, el piano aparece, de vez en vez, para seguir acurrucando laureles en los escondrijos de su contextura.

Tal vez allí descanse el mejor guardado de los secretos y ese instrumental insólito, dizque imprescindible del afinador, sólo oculte una delicia de impostura. Todos querrán seguir viendo a Miguel desarmando y rearmando piezas, aún en la complicidad de un objetivo inconfesable: ver dónde y cómo esconder tantos laureles y pergaminos.

Cuando pasadas las nueve de la noche del jueves se escuchen los aplausos de bienvenida en el Auditorio Daniel Dalzano del Centro Cultural Córdoba y la barba de Juan Carlos Tolosa haga juego con las teclas, sabrá el viejo Steinway disponer sus piezas con el oficio de los amantes en invierno, entre maltas y tabaco.

Los ébanos a cococho de los marfiles; los pergaminos y laureles perfumando las cuerdas; los pedales amaestrados; todas las músicas la música en dos manos humeantes.

Después de una reunión inolvidable en octubre pasado, junto a siete pianistas amigos, entre ellos su compañero de andanzas Germán Náger, que hace una semana acompañó con su Nord a Julieta Ghibaudo en una presentación increíble, Tolosa vuelve al espacio de la Avenida Lugones para dignificar el nombre del ciclo que lo convoca. Será una presentación infrecuente. Hace décadas que no sube solo a un escenario, para un concierto así, de sólo piano, o piano solo.

Con o sin acento, dos viejos amigos en vivo, «descentrados» como día jueves, que para mitad de semana es tarde, para fin de semana es temprano pero para un concierto de piano es el centro mismo del universo.

Dice la invitación

Improvisaciones en el piano sobre temas que pueden venir del mundo de la música de tradición oral o de músicas de tradición escrita…
No hay plan de ruta. Esa es la idea. Es solo piano.
Menos es más en este caso.
El escolopéndrico Compositor, Director, Pianista y Docente se presentará en el Ciclo Descentrados en un único concierto con piano acústico.

Horas antes, el pianista con barba más mejor de Córdoba recibe preguntas desordenadas y responde.

-Como si importara… ¿Se puede saber algo del repertorio que vas a hacer?

-Todavía no lo sé bien, y es la idea. Es como la lista de los jugadores. Tenés los nombres pero todavía no los confirmaste. Hay algunos que pueden entrar o no, de acuerdo a cómo yo vea la onda del día, o cómo sienta la energía del público, y eso incluso respecto de las improvisaciones. Sobre todo eso. Algunas van a ser improvisaciones puras, como pequeñas composiciones. La mayoría van a ser versiones hechas en el momento, como pasa con el dúo de pianos. Empiezo a improvisar algo, emerge un tema, generalmente tiene que ver con “una que sepamos todos”, lo desarrollo y después lo voy deconstruyendo hasta llegar a otro estadio. El tema es ver cómo funciona el mismo día, y cómo es la energía del público, que siempre se siente mucho. Sobre todo cómo siento yo ese momento y eso hace que no haya dos versiones iguales, que una pueda durar tres minutos o diez. La idea es mezclar cosas, pasando por un montón de estilos, por varias tradiciones, cruzando el charco de la tradición oral a la escrita.

-¿Cómo estuvo la actividad en este último tiempo?

-He tenido bastante suerte. Como que de golpe han salido demasiadas cosas y por algo estoy ahora con gripe, guardado en casa para llegar bien el jueves. Una de las cosas más importantes que ocurrieron fue la reposición de mi obra “Dimmi chi fosti” que es un trabajo sobre la memoria, hecho para la Orquesta Sinfónica de Córdoba, pero en esta oportunidad fue estrenada en el Teatro Argentino de La Plata, con dirección de Christian Baldini, director y compositor argentino que vive en Los Ángeles. La Orquesta se tocó todo, tuvieron la mejor de las ondas. No me lo esperaba, en absoluto. El director hizo un trabajo magnífico. Hubo muchísima gente. Era el día de la final de la Copa América que jugaron Argentina y Chile. El concierto fue un rato antes, a la tardecita. Unos amigos de Buenos Aires llegaron para escuchar mi obra, que abrió el concierto. Después venía nada más ni nada menos que la «Consagración de la Primavera» pero se volvieron para llegar a ver el partido. El programa incluía a György Ligeti y a Stravinski. Fue muy grosso estar programado con dos obras que amo profundamente de dos compositores que me parecen impresionantes. También estuve dando unas charlas en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, en la de Quilmes y en la Universidad Católica Argentina. Por otro lado, con Ger (German Náger) volvimos a hacer un concierto muy íntimo, un ciclo que está curando Julieta Ghibaudo, su compañera. Fue una cosa muy linda.

-¿Qué planes hay para después del jueves?

-Ahora se viene Eduardo Spinelli, que va a hacer una obra mía que se llama “Focos” para clarinete y cinco cd players, en el Encuentro de Compositores de Chile. Y luego lo va a hacer en el Centro Cultural Córdoba, en septiembre, también en el Ciclo Descentrados. Con Ger vamos a estar el 11 de agosto en el Auditorio del Panal, en un evento para educadores de música que organiza Claudio Fantini, a quien conozco desde hace muchos años. Le gusta mucho el dúo así que nos invitó. El 29 de septiembre estaremos con Ger en la Sala Argentina del Centro Cultural Kirchner, en “La Ballenita”´, y después, el 18 de diciembre, Gabo Ferro y yo vamos a hacer un concierto con temas suyos versionados para piano, con él cantando. Gabo es un enorme improvisador de la voz, entonces vamos a jugar mucho. Serán versiones muy deliradas de sus canciones.

-Estuviste en la presentación de Germán y Julieta el jueves pasado.

-Fue impresionante. No sólo son una pareja fantástica y adorable en la vida privada sino que son na pareja fantástica arriba del escenario. Son cosas muy diferentes que no siempre se dan. Julieta me pareció una leona, se cantó todo.

-Todos sabemos que Náger es una bestia, pero ¿cómo se puede definir técnicamente?

-Y bueno Náger, técnicamente, es un enfermo mental. Es la única definición que puedo dar. No es posible hacer lo que él hace si no sos un enfermo mental. Creo que es uno de los más grandes pianistas del mundo, así te lo digo. Sin exagerar, sin esa cosa hippie cordobesa que “nos amamos todos y todos somos geniales”. Realmente el tipo es un fuera de serie. Cuando tocamos con el  dúo la conexión es muy fuerte, nos conocemos de hace muchos años, desde nuestra juventud pop de los años ochenta, pero es como una Ferrari, esa sensación de estar al lado de un fuera de serie. Insisto, es uno de los más grandes pianistas que he escuchado en toda mi vida, y no tiene el reconocimiento que se merece. Un músico descomunal.

Náger y Tolosa – «Plateado sobre plateado»

 

-¿A qué músicos de Córdoba no nos podemos perder porque son el futuro en presente?

-En música habrás visto que la gente se divide en carriles muy separaditos, ¿no? Gente que hace tal tipo de música, gente que hace otro tipo de música y gente que hace otro y así. Me gustaría hablar de nombres más allá del tipo de música. Seguramente me voy a olvidar de muchísimos. Pienso en Daniel Halabán; Nicolás Giecco; Candelaria Zamar; Carolina Merlo, su banda Fly Fly Caroline es impresionante (de hecho estoy participando en el disco, le hice un arreglo para cuarteto de cuerdas en un tema de ella que se llama “Espirales” y un arreglo para orquesta de cuerdas de otro tema que se llama “La soledad”); Viaje a un Minúsculo Planeta; Guido Rivera; Lucas González; Franco Bridarolli; Gonzalo Marhuenda… Estoy hablando de gente muy joven, de otra generación. Sino puedo hablar de bestias como Lucas Luján… Ese tipo es un marciano. Uno de los más grandes compositores que aunque vive en Buenos Aires siempre va a ser cordobés; Marcos Franciosi; Julián Gómez Cuello, Martín Dalmasso, que son alumnos de la Universidad muy grossos; Valentina Gadagnotto… Bueno, hay mucha gente… Puedo estar años… Hay futuro en la música de Córdoba.

Juan Carlos Tolosa – «La soledad – Corazón de teflón»

 

-¿Por qué la música está llena de preconceptos?

-Yo también me pregunto lo mismo. Creo que hay tradiciones diferentes. Es casi un slogan que repito una y otra vez… La gente habla de música popular o de música clásica, o culta, o académica. Bueno, odio ese tipo de epítetos, porque ya son epítetos me parece. Decir que hay una «música popular» quiere decir que hay otra música que es impopular. Y decir que hay una «música culta» quiere decir que hay otra música que es inculta. Entonces estamos hablando de quién escribió la historia de la música, y de qué lado se sitúa el que escribe y cuenta esa historia. Prefiero hablar siempre de tradiciones. La tradición oral; la tradición escrita; la tradición electrónica que ya va haciendo sus buenos pasos desde hace bastante. Quizás existe desde hace muy poco en relación a toda la historia de la música, pero ya tiene su buen camino y es realmente una tradición en sí. Pero cada una de estas tradiciones muchas veces se cruzan y el límite es difícil de establecer. Hay veces que no, que está muy claro ese límite y está muy bien que así lo sea. En lo personal, yo me siento fascinado por todas las tradiciones musicales. Todas me han influenciado y me encuentro siempre jugando, pasando de una a otra, sobre todo cuando improvisamos. Puedo estar haciendo una zamba y meter un par de acordes de Olivier Messiaen o viceversa. O de una obra de Stockhausen pasar a hacer unos bajos tipo «La Yumba» de Pugliese, conectando ese tipo de cuestiones como una enorme intertextualidad. Creo que somos seres con historia, con memoria, y que no podemos evitar la conexión de todos esos mundos.

-¿Hasta dónde es importante la melodía?

-La melodía es básicamente una organización de alturas y duraciones. La altura es el Do Re Mi Fa Sol La Sí y las duraciones son los ritmos. Las dos cosas mezcladas hacen la melodía. En la historia de la música, la melodía ha tenido una importancia impresionante. Se hace muy difícil a veces hacer que un espectador se pueda salir del concepto de la melodía o de la melodía principal, o de un contrapunto de melodías. Porque estos dos parámetros de la música, las alturas y las duraciones, son los que más se llevaron los laureles de la práctica musical, desde el comienzo de la historia hasta el Siglo XX, básicamente. A partir de ahí, el timbre, el color de los instrumentos, la sonoridad, el modo de ataque, la intensidad, cobraron un lugar importantísimo como elementos estructuradores de la música, dejando un poco más de lado el predominio de la melodía. Si vemos el proceso histórico, notamos que hace muy poco, unos ciento cincuenta años, que la melodía comenzó a rarificarse al punto de perder una definición mayor. Evidentemente hay un rechazo de la gente a músicas que no tienen esas características. Uno espera escuchar lo que quiere escuchar y a veces está bueno también poder escuchar lo que va a pasar, sin esperar. Uno a veces quiere que la gente sea como uno quiere que sea. En realidad, la gente es como puede ser. Lo mismo pasa con la música. Y con el arte en general, supongo. La importancia de la melodía es una importancia histórica que no podemos negar pero también está bueno que nos podamos ir alejando un poquito porque hay muchas otras posibilidades. En realidad, para definirlo, pienso un poco en la ciencia, cuando se pensaba que la tierra era cuadrada o que era el centro del universo. Después, cuando empezamos a darnos cuenta de que formaba parte del sistema solar, después que estaba dentro de una galaxia, y luego que había más galaxias… Nos dimos cuenta del poco conocimiento que teníamos con respecto a eso. La melodía, pienso, es un poco como decir que la tierra es el centro del universo. Pero nos queda ver un montón de otros espacios infinitos a descubrir en la música. Siempre les digo a los alumnos de composición que tengan en cuenta eso. Esos mundos. Sólo hemos abarcado un cuarto de milímetro en el camino de la música y tenemos diez mil kilómetros por recorrer.

-Una vez, un director de coro dijo que la música era una sensación, porque en más de 50 años de actividad, jamás vivió las mismas emociones al escuchar una misma pieza. Una pianista de Córdoba dijo una vez que la música es eso que se ríe de la ceguera. Un poeta amigo escribió «Música: una piedrita, gravedad y al estanque le baila la piel.» La «misteriosa forma del tiempo» en el último verso del otro poema de los dones; la vida misma de tantos que andan por ahí. ¿Es posible aguantar la tentación de preguntar qué es la música? No. ¿Qué es la música?

-Es la primera vez que me hacen esta pregunta y siempre dije “Espero que nunca me la hagan”. Pero ya que me la hacés te digo algo así como una especie de intuición. Porque siento que es algo insondable. Para mí la música es lo múltiple. Podés tener un solo instrumento, con una sola nota que se mantiene y nunca va a significar una sola cosa. La gente a veces dice que es un lenguaje. Adorno dice que es casi un lenguaje. Porque nunca vamos a encontrar el significado y el significante. Es análoga al lenguaje pero no lo es. Y ahí justamente está también la riqueza. La música es lo multisignificativo. En una misma sala hay a lo mejor dos o tres personas, o cincuenta, o cincuenta mil, no sé, pero cada una de esas personas percibe algo terriblemente diferente. Es el arte que más subtextos tiene. Está llena de ambigüedades. Las músicas que no las tienen son las menos interesantes. La ambigüedad es fundamental en cualquier forma artística pero en la música está esa cuestión de lo multisignificativo, por todas las capas que hay detrás. Hablamos por ejemplo de las emociones. A veces pierdo la paciencia cuando escucho que alguien dice “eso es triste”, o “es alegre”. Me parece medio binario. Creo que lo que tiene de interesante la música también es lo que pasa con los grandes actores, que a veces hacen esos roles de villanos terribles pero tienen un lado absolutamente humano y conmovedor. Cuando ves esa multiplicidad desde el actor es cuando uno realmente se conmueve con ese personaje, porque lo hace verdadero, profundo, porque le da más de una dimensión. Creo que la música es eso: múltiple, tridimensional, y de alguna forma siempre la conecto con lo espiritual, sin querer ponerme místico con este tipo de cosas. Me parece que hay algo invisible, justo en este mundo donde todo es un bombardeo de imágenes. Viste que siempre publicitamos los conciertos con una buena foto, un buen video, con el mejor tráiler posible… Se necesita ver, ver para creer. Las pruebas para la justicia muchas veces son videos. Estamos hartos de ver todos los días en los noticieros supuestas pruebas de cosas. Pero los audios no son necesariamente pruebas contundentes. Confiamos en la vista, no confiamos en el oído y pienso que la música es un arte de la escucha. Eso también es importante. Escuchar a otro. El hecho de detenerse a escuchar, en un mundo en el cual no nos detenemos a escuchar, es un acto de profunda resistencia. La música es un arte de resistencia porque es un arte de la escucha. Creo que si escuchamos vamos a entender muchas más cosas de las que queremos creer que hay.

Adelanto

 

Agendá:

Juan Carlos Tolosa en concierto.

Jueves 28 de julio – 21 horas.

Centro Cultural Córdoba – Avenida Poeta Lugones 401. 

Entrada: $80.