Por Mariano Apaolaza | mapaolaza@redaccion351.com
Foto: Gentileza Día a Día.
Llegó nomás ese día. Ese día que ni el más pesimista hincha albiazul imaginaba. Se vivió un momento donde todos compraron espejitos de colores. Se perdió el objetivo, se miró con otros ojos el presente, se cometieron equivocaciones y se pagó más caro de lo que todos creían: Talleres nuevamente jugará la tercera categoría del fútbol argentino.
Otra vez viajar. Otra vez conocer lugares ignotos, canchas de potrero. Sin desmerecer a nadie, pero es la verdad. Se llega otra vez al fútbol amateur. Sí, un fútbol que al conjunto de barrio Jardín le queda chico, pero que es su presente. Y ningún hincha se debe confundir. Ni con la historia, ni con los títulos, ni con los momentos felices que una vez vivió esta institución.
Ahora eso ya no sirve, no pesa, no inclina la balanza. Eso ya queda guardado en la memoria, intocable, eterno. Pero ahora se tiene que dejar de lado, levantar la cabeza y poner los pies sobre la tierra. Talleres jugará nuevamente el Argentino “A”, su realidad.
Si todo lo logrado, si todo lo que un día hizo grande a este club, vuelve a entrometerse en los objetivos inmediatos, se volverá a pecar. Hay que sacarse la venda de los ojos, dejar los anillos sobre la mesa y reconocer que, en este momento, Talleres es tan humilde como cualquier otro. Como Central Norte, Santamarina, Cipolletti, Guaraní Antonio Franco; por nombrar algunos. Ahora está a esa altura.
Todo el pueblo albiazul espera volver pronto. Donde realmente tiene que estar y su historia lo indica. Pero el que manda hoy es el presente. Y el presente lo tiene ahí. Con el golpe de nockout que parece tirar por la borda todo lo hecho en el último año. Pero lejos de ser así, hay que tomarlo más que nunca como experiencia.
Tener el fresco recuerdo de lo que fue, para volver rápido. Para darse cuenta donde se está parado. Ese lugar de donde costó tanto salir y donde nunca más se tiene que estar. Porque Talleres no pertenece ahí. Está demasiado lejos.
Ahora no queda otra que levantarse, poner lo que hay que poner y tirar todos para el mismo lado. No como esos oportunistas que intentan aprovecharse, hacer leña del árbol caído. Esos son los que más lejos tienen que estar ahora.
Solamente el verdadero hincha albiazul, el que lo alienta en las buenas y en las malas, es el que puede sacar adelante esto. Para resurgir entre las cenizas, para revivir cuando todos lo dan por muerto y para demostrar una vez más, ante todo y todos, que Talleres sigue y seguirá siendo GRANDE.
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