Por Rodrigo Bruera | rbruera@redaccion351.com
Foto: Javier Ferreyra (Día a Día)
El 23 de octubre de 2006, Talleres jugaba ante Huracán por la 12da. fecha del Torneo Apertura de la B Nacional y festejaba sus 93 años de vida. Fue derrota 2 a 1, con disturbios entre las barras La Fiel y Las Violetas. Pero de ese día, más allá del amargo presente del equipo dirigido por Roberto “El Lute” Oste y Fabián Carrizo, se rescata algo que en su momento pasó inadvertido: el debut de Agustín Díaz en la primera de la “T”.
Ese año fue subido al plantel profesional por Roberto Saporiti y jugó solo 6 partidos. Ya con Talleres en el Argentino A, en 2009 y con el “Sapo” sentado en el banco de suplentes, Agustín marca el primer gol del club en esa categoría y el primero en su carrera profesional, en la derrota ante Juventud Unida Universitario de San Luis. Alternando buenas y malas, estuvo a punto de irse del club en 2011 cuando no iba a ser tenido en cuenta por el entrenador José María Bianco. Sin embargo, se quedó a pelearla pero para jugar de volante central en vez de enganche, su posición habitual. Desde aquel momento, una curva ascendente futbolística lo llevó a ser una de las figuras del ascenso que marcaría el regreso de la T a la B Nacional en 2013, con Cacho Sialle como entrenador.
Lo que pasó después ya todos los hinchas matadores lo saben: nuevo descenso y oportunidad frustrada de ascenso en el fatídico 2014. Y ahí estaba Agustín, con la frustración de no haber podido ascender de nuevo, pero con la frente bien alta, sabiendo que siempre cumplió dentro de la cancha. Por una necesidad de crecimiento profesional, el jugador declaró que le gustaría cumplir su sueño de jugar en primera, aunque si no conseguía club, posiblemente se quedaría. Pero en este comienzo de 2015, cuando ya parecía que no conseguiría club en el mercado de pases, apareció Godoy Cruz en el horizonte para confirmar que Agustín Díaz jugará en primera división.
Se va un gran jugador y, según dicen los que más lo conocen, una gran persona. Respetuoso y simpático por donde se lo mire, responsable y sacrificado como pocos, un referente dentro y fuera de la cancha, un excelente profesional. Se va ese pibe que vivió pocas alegrías y muchas tristezas en la etapa más difícil de los 101 años de historia del club.
Ya no son las épocas de los Garay, los Cuenca, los Zelaya; ni mucho menos de los Valencia, Galván o Willington. Pero hay jugadores que se meten en la piel de los hinchas, que entienden lo que significa dar todo por Talleres, que demuestran partido a partido que la pasión no entiende de razones y mucho menos de categorías. Entre esos jugadores está, sin lugar a dudas, Agustín Díaz, el último ídolo.
Mirá el video que difundió la página oficial del club, con un saludo de despedida de Agustín:
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