
Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
Siempre dicen lo mismo y hablarían de otra cosa si no las respetáramos. En poesías, canciones, películas, obras teatrales, graffitis… En donde sea que la amistad alumbre. Siempre aparecen juntas, resumiendo tantas otras que nos alejan de andar solos.
Son dos. Nada más que dos. Una sencillez. La primera es «contá». El español, para molestar nomás, le presta otros significados. Benedetti jugó con esa ambigüedad para terminar adornando tazas del Paseo de las Artes. La segunda, hermosa sin atenuantes, le limpia el parabrisas a la primera, para que ésta la reconozca y le diga «¡Ah, sos vos! ¡Subí que vamos donde quieras! Y la otra, contenta, chocha de la vida, se sube, cambia la música, prepara el mate y, según el momento, conversa o se calla. La segunda es, sí claro, «conmigo».
En el día a día, aunque sobrevuelan, casi nunca se dicen. Se dicen con «Sí papá, olvidate»; «Más Valeria que Linch»; «Obvio cabeza»; «Fumá»; «Dale, yo me encargo»; «Vos descansá»; «A la hora que sea me llamás o te llamo»… Esas cosas que quieren decir «contá conmigo» cuando la vida premia con una amistad inoxidable.
De frente, la que nunca quisiéramos que cuente con nosotros. Cuando se nos burla diciéndole «contá conmigo» a un amigo, siempre con un sentido de la oportunidad espantoso, la muerte nos tuerce las palabras. Cuando se lleva a un artista, las palabras duelen aún más. Habrá que tomarse el tiempo necesario para que la memoria retome el sentido verdadero de las palabras que pintan a quien se fue, dejando un sentido de amistad en tantos.
Jacinto Piedra sigue diciendo «contá conmigo» a los que hoy siguen buscándole otro sentido a las palabras de siempre.
Inolvidable
Jacinto Piedra era amigo de Bebe Ponti. Se murió hace veintidos años en un accidente de autos. Bebe Ponti es amigo de Jacinto Piedra. Después de veintidos años, su amistad tomó la forma de un libro que cambia los tiempos. De un pasado compartido a la memoria presente de las historias que vuelven a empezar cuando recorremos su texto. Tal vez a pedido de Jacinto, Bebe cuenta, con él y por él.
Antes de la presentación de «Jacinto Piedra por Bebe Ponti», el autor nos habla de su gran amigo hoy.
-Para tantos, Jacinto sigue siendo una leyenda. El libro es una forma de reencontrarnos con su persona entrañable, a partir de tus memorias. ¿Cómo fue el proceso de gestación de tantas vivencias?
Yo siempre digo que este libro es un resplandor más de la obra maravillosa que nos ha dejado Jacinto Piedra, no es un trabajo crítico, ni conceptual, tampoco biográfico, aunque tiene componentes de los tres aspectos. Es básicamente un recorrido por su vida desde la amistad que nos unió y desde la valoración que tengo de su arte. No quería que Jacinto se convirtiera en otros eslabón perdido de la historia de la música, la poesía, la cultura. En definitiva, creo que su luz me alumbró para poder escribirlo. Es un libro hablado, son catorce horas de grabación, en bares, plazas, tomando mate, como si hubiéramos estado hablando de un gran amigo que se ha ido y nos ha legado muchas vivencias en el corazón. No me costó mucho volver al día en que nos conocimos y caminar de nuevo con él sobre estas páginas.
–La edad de Jacinto a su muerte nos deja jugar a imaginarnos qué posibles rumbos podría haber tomado su obra. Pasaron más de veinte años desde su partida. Pasó mucha música, mucha historia. Los tiempos parecen haber cambiado tanto. ¿Qué búsquedas, pensás, lo movilizarían hoy?
No tengo dudas que la obra de Jacinto hubiera evolucionado tanto musical como poéticamente, hacia instancias de alta creación. Con sólo revisar sus canciones podemos deducir sin temor a equivocarnos que su propuesta seguiría sorprendiendo desde la vanguardia, con un mensaje cargado de significados contemporáneos y una música vibrante. Una persona que haya escrito «Te voy a contar un sueño», donde inaugura el aire de chacarera y nos dice: «Angel del agua/ dame tu espejo/ donde la lluvia de magia prende su vuelo/ de Salamanca llaman campanas/ los hombres quieren matarse/ empuñando un arma», difícilmente puede volver para atrás.
-¿Cómo podemos releer sus letras en el contexto de la poesía actual?
Él nos ha dejado un manojo de canciones que han hecho nido en el corazón de la gente y están todas fechadas por el alma del pueblo. Rimbaud escribió un sólo libro y dio inicio a la poesía moderna. Lo cuantitativo no tiene nada que ver con lo cualitativo. Jacinto se convierte, en un mito, o un acto de fe, en una poesía, leyenda, lo que le quieran llamar. No porque haya muerto joven y de manera azarosa, sino porque su arribo a la música provocó profundas modificaciones que tienen que ver con la descontracturación del folclore, con el hecho de haber incorporado novedades que interpelaban al marketing tradicionalista, como los trajes típicos, el excesivo costumbrismo. Jacinto fue en ese periodo histórico una bocanada de aire fresco, un joven como cualquier otro vestido con jean y zapatillas cantando en una plaza para abrir la puerta de una estrella nueva. No fue mejor ni peor. Fue simplemente un milagro que nos contó un sueño.
Agendá:
Presentación del libro «Jacinto Piedra por Bebe Ponti». Con la presencia de su autor.
Miércoles 2 de octubre – 21:30 horas.
Café Cultural Garabombo – Pasaje Revol 16 – Barrio Güemes.
Artistas invitados: Dúo Coplanacu – Claudio Acosta.
Entrada gratuita.