Para las almas sensibles

Pez en Córdoba. Síndrome de bruxismo colectivo

17-10-2013 / Crónicas, Crónicas a Destiempo
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Este Sábado, una de las bandas referentes del rock que más nos gusta se presentó en Refugio Guernica. Ahí estuvimos y lo contamos.


Pez en Córdoba. Síndrome de bruxismo colectivo

Por | redaccion351@gmail.com

Fotos: Ricardo Cortés. 

Noche de rock por todos lados. Rock en Cosquín. Rock en Jesús María. Rock en Córdoba. Parte de lo más convocante de nuestro país, en una misma noche, como expresión de competencia innecesaria. Entre nosotros, así no se juega.

En el Abasto, Pez. Los obreros del rock en uno de los espacios más emblemáticos de la zona para escuchar bandas en vivo. Refugio Guernica, o el camión con acoplado de recitales de los noventas, cuando se llamada Captain Blue.

Dos bandas teloneras, para que los versos del viejo Neil, que tal vez hayan tronado en la Próspero Molina, también resuenen en un sótano a metros del Suquía. Hey Hey, My My.

Segundo Nova descorcha los parlantes. Banda de forajidos con un sonido más que atendible. Tocan «El nuevo», «Eléctricos días»; «Para dormir»; «Tweety Corli» y «Jardines de María». Avanzada la noche, dos de los integrantes, entre ellos Ricardo Cortés, (el mismo que luego se calzó la Canon para fotografiar la noche), cuentan la historia que explica los títulos y nos reservamos las carcajadas.

Sigue Siete de Ocho, banda de Cosquín. Mientras La Renga detona la capital nacional del folclore, de la capital nacional del folclore llega a Refugio Guernica un trío que vamos a seguir de ahora en adelante, con las disculpas que corresponden por no haberlos descubierto antes. La lista de los temas importa poco. Queda la sensación de haber visto a gente que tiene de sobra para crecer en convocatoria.

Una cerveza antes de Pez. Viene Pez. Sube Franco Salvador. Sube Fósforo García. Sube Minimal. El semblante de Minimal da un poco de miedo. O no y simplemente queremos jugar con el tema que inicia la lista. A «Miedo», del 98, sigue «Os Garcas», tremenda apertura de «Nueva era, viejas mañas», recientemente editado. Del mismo disco, «La madre de todas las artes» que por ahí dice «…es el ruido ancestral, el de los dientes crujir». A esa altura, el sótano es un bruxismo colectivo. Y de ahí nomás al casi principio, a mediados de los noventas, a «Fuerza» por falta de fe. De los segundos discos de las bandas que nacieron al rock con un disco debut imprescindible, «Quemado» sigue saludando desde el podio. Lo sabe la Les Paul de Minimal, lo tiene tatuado en la madera. Y ya que están, «No mi corazón coraza». Y ya que hay tantos discos, «De cómo el hombre perdió», inicio de «Volviendo a las cavernas».

Alguien le gritó a Minimal «Gordo quiero se como vos». La respuesta lo mandó a la farmacia.

2001: «Sol, un fantasma en la ciudad», clásico de «Convivencia sagrada». 1998: «El cuerpo es un momento». 2010: «Un nuevo juego». 1994: «Talismán». La lista de temas es una bola de flipper que rebota en cualquier año. ¿Hay flippers todavía?

«Buenas noches. Esta canción habla de la ansiedad… Quizás con ser aquello que late y espera, las cosas se arriman en algún momento». Y retumba «La leyenda del indomable» de «Nueva era…», para correr y escapar. ¡Lililililibertad!

Entre el registro de la lista, dos anotaciones. Franco Salvador no se despeina para bombardearnos. Fósforo toca el bajo y cuando es necesario, la guitarra rítmica con el bajo. Es un trío irremplazable.

Cada letra de Minimal nos agita la tentación de adjetivar con «épica». Las letras de Minimal son épicas, en himnos como «Desde el viento en la montaña hasta la espuma del mar» y en leyendas de bar como «El cantor». La lista conecta «Soñar soñar» y «Haciendo realidad el sueño imposible», canciones de discos separados por una década y unidos por las mismas razones para seguir.

Alguien pide «Cabeza de departamento». Minimal dice que lo tocaron dos veces hace poco y les salió mal. Nos quedamos con las ganas, pero suena «Despierto a un tiempo de luz», regalo para las almas sensibles del lugar.

«Útimos 3 temas. Muchas gracias.» Y cómo un paseo final por los casi veinte años de música, suenan «Último acto» del 2007; «Rompo tu piel de asno» de 1994 y, descansando la Gibson para colgarse una Rickenbacker de ensueño, «Los verdaderos sonidos de la libertad», de hace unos meses.

Y desaparecen por la escalerita. Al rato, como dándonos cuenta de la tensión abrazada al ser, empezamos a aflojar las mandíbulas.