Por Pablo Hamada | phamada@redaccion351.com
Algunos shows internacionales podrían dividirse entre la demagogia latinoamericana (con arengas y consignas socio-político-ambientales de turno) y la soberbia inglesa. Lamentablemente, la soberbia suele venir acompañada de sutileza y talento, así que no discutamos más: el rock, por lo menos el que más nos gusta, lo inventaron ellos.
Una prueba contundente fue el show de ayer de Morrissey, quien supo desplegar una destreza inigualable para poner en escena su vasta trayectoria, que incluyó desde hits de los Smiths hasta algunos de los potentes temas de Years of Refusal (2009). La poca cantidad de público no fue impedimento para que Moss y su banda dejaran claro de que a este señor inglés los laureles no le alcanzan, en todo caso, prefiere las flores, que año a año se reinventan.
Con un sonido ajustado, quizás por los corpiños que usaba cada uno de sus músicos, Morrissey arrancó el show con First of the gang to die, en un escenario bastante limpio, con pocas luces y la foto de su perfil proyectada en la parte de atrás. Los brillos no sólo estuvieron en el cantante, pues Boz Boorer, su guitarrista de años, lució un vestido azul, una larga peluca y unos gestos que ni Margaret Thatcher podría imitar.
Con el paso de sus coloridas camisas sonaron también Let me kiss you, I’m throwing my arms around Paris y antes de Everyday is like Sunday, Moss dijo cínicamente que el único motivo de su vida era ese tema. Tampoco estuvieron ausentes los clásicos There is a light that never goes out , I know it’s over y cuando promediaba el show sonó Meat is murder. En ese momento la banda quedó a oscuras y la atención de todos estuvo dirigida a las pantallas que proyectaban escenas incómodas de animales hacinados en mataderos, maltratados, lastimados.
Seguramente muy pocos habían pensado alguna vez ver a Steven Patrick Morrissey en Córdoba. A diferencia de otros ingleses que visitan nuestro país, la vigencia de este artista es contundente a sus 52 años. Y no vino a ofrecernos un viaje al pasado, sino todo lo contrario: un paseo hacia al futuro, hacia otra forma de disfrutar y de sentir.
Post data. Morrissey también se refirió al tema de Malvinas: «Todos sabemos que las islas Malvinas les pertenecen a ustedes».