Córdoba Cultura Solidaria

El Tercer Festival Solidario fue otra fiesta

23-08-2016 / Crónicas
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El jueves 18 de agosto vivimos una noche de mucha emoción en el Auditorio Luis Gagliano. Con el objetivo de ayudar a dos merenderos de Córdoba, se presentaron el Trío Gazzo Menta Vicente, Maru Chamella, Lucas Heredia y el grupo de poesía Pan Comido. Revivimos otra jornada de solidaridad.


El Tercer Festival Solidario fue otra fiesta

Fotos: Auditorio Luis Gagliano.

Lo que parece difícil de lograr, muchas veces sólo necesita de unas cuántas voluntades alineadas bajo un proyecto con un objetivo concreto: disponer parte del tiempo para pensar en personas con necesidades básicas no resueltas. Si hay algo que viene creciendo por estos días, precisamente, es la cantidad de personas con necesidades básicas no resueltas. De manera que encontrarlas viene siendo de lo más fácil.

Entre las interminables oportunidades de disponer tiempo para pensar en el otro, un grupo de personas eligió dos merenderos: «Corazón Contento» de Ampliación Renacimiento y «Nueva Esperanza» de Villa Boedo. Dos barrios al este de la ciudad. Coordinados por Pablo Córdoba, formaron un grupo de trabajo, aportando sus capacidades, experiencias, voluntades. Juan Ramia, Victoria Vargas, Pablo Carrizo, Ignacio García, Laura Baidanoff, Sebastián Cantoni, Lucas Riquelme, Romina Fernández, Pablo Arietti, Ricardo Cortés, Juan Stahli y muchos más que se enteran de la existencia de Córdoba Cultura Solidaria y se contactan para sumar contactos, donaciones, información, oficio, tiempo, ganas.

Luego de dos Festivales Solidarios que tuvieron lugar en El Vecindario y sirvieron para acercar ideas, conocer los merenderos, entender lo que hacía falta (como dijo Lili, «de todo») y organizarse, surgió la posibilidad de un Tercer Festival para recaudar fondos y conseguir alimentos a un costo accesible, mucho menor al que cualquiera de nosotros tendría que pagar en un supermercado.

A diferencia de los festivales anteriores, organizados con las mismas ganas de ayudar, el tercer encuentro debía apuntar a un objetivo mejor definido: cuantificar para entender, organizarse para colaborar, comunicar cada acción para compartir lo que se está haciendo y sumar voluntades.

Cuantificar para entender llevó a sacar un par de cuentas básicas: Cuántos chicos asisten a los dos merenderos; cuántos días a la semana; cuántos gramos de leche, azúcar, cacao o mate cocido implica cada merienda; cuántos criollos o facturas, alfajores o lo que se pueda conseguir serían necesarios; cuántos kilos al mes de cada cosa para asegurar las meriendas; cuánto dinero necesario cada mes en función de los presupuestos conseguidos; cuántas personas necesarias para coordinar cada cosa; cuántos bonos contribución a vender… En conclusión: cuánta plata y cuántas voluntades.

El resultado del cálculo, aproximado en función de los diferentes presupuestos: una merienda = $2. Dos pesos por cientos de chicos todos los días. «Cientos», porque la cantidad varía todos los días. No siempre van todos los inscriptos y muchas veces llega alguien por primera vez. ¿Es posible un número aproximado? Es posible: entre 250 y 300 chicos, de lunes a viernes.

Partimos de una cuenta relativa porque mucha gente no ha dejado de colaborar, desde siempre, con donaciones que sostienen cada espacio. Córdoba Cultura Solidaria viene a sumar voluntades a una realidad que desde hace mucho tiempo depende de aportes anónimos que siguen apareciendo.

Hay mucho por hacer. Uno de los proyectos es techar el espacio donde los chicos meriendan en Corazón Contento. Actividades como estas abren un largo camino de trabajo solidario del que todos podemos ser parte, a la par de innumerables colectivos que vienen trabajando en diferentes puntos de la ciudad.

Sumando el dinero generado por la solidaridad de las personas que colaboraron comprando bonos contribución, y las donaciones realizadas por distintos organismos, se recaudaron $13.300. Además, se distribuyeron todas las donaciones de leche en polvo y fluida entre los dos merenderos.

Fue otro paso, otro granito de arena.

¡Pero falta contar cómo estuvo el Festival! Como era de esperarse, fue una fiesta. Con la conducción de Claudio Orellano, la música inició con el Trío Gazzo Menta Vicente y su repertorio exquisito, junto a dos invitados de lujo: Christian Esquivel en contrabajo y Mauro Gentile en voz y guitarra. Como en cada presentación en la comparten escenario, las chicas sumaron a los artistas convocados. Esta vez, a Lucas Heredia y a Maru Chamella para las interpretaciones de «La Torcida» y «Chutunki» respectivamente.

Después de la presentación del Trío, Alexis Comamala y Juan Stahli, integrantes del grupo de poesía Pan Comido, compartieron sus versos y su emoción por participar en el Festival.

Las hermosas canciones de Maru Chamella volvieron a sonar desde su voz luminosa y su guitarra. Para quien aún no haya escuchado su disco «Patio estrellado de una noche de verano», una sugerencia: no dejarlo pasar. Hay una sensibilidad única en sus composiciones. Un gran aplauso, tan cálido como la música esparcida, cerró otra bella presentación.

 

Entre tantas emociones vividas, una muy especial: el momento en que Pablo Córdoba presentó a Rosa y a Lili, las mujeres que todos los días abren sus casas y preparan la merienda para los chicos que llegan desde distintos puntos de Ampliación Renacimiento y Villa Boedo. Una vez más, no pudieron contener la emoción en el agradecimiento, contagiando a todo el auditorio. Por los chicos, pero también por ellas es todo el trabajo.

Con «Diques de aire», una canción bellísima de su primer disco «Adentro hay un jardín», Lucas Heredia comenzó el tramo final del Festival, acompañado en teclados por su compañero de caminos Gastón Testa. En un recorrido por obras propias y versiones de músicas sin tiempo, el cantautor mostró una vez más su notable calidad interpretativa.

El final de la noche repartió abrazos entre el público y los artistas, entre los artistas y los organizadores, entre los organizadores y el público.

Será tiempo de agrandar la ronda para sumar voluntades. Surgirán nuevas acciones, nuevos proyectos y nuevos colaboradores. Sólo hay que visitar, con la frecuencia que el tiempo disponga, el espacio Córdoba Cultura Solidaria, para saber todo lo que se viene haciendo y lo que vendrá.