CRÓNICA

Cosquín Rock 2013: un final con fiesta y power

12-02-2013 / Crónicas
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En tres días vibrantes, el rock se adueñó de un pequeño poblado serrano y lo sacudió como si fuera un terremoto. El tercer día de la versión 2013 no desentonó con las anteriores: el carnaval encontró otra sede donde puede realizarse.


Cosquín Rock 2013: un final con fiesta y power

Ana Cielo Sciascia | asciascia@redaccion351.com

Manuel Arias | marias@redaccion351.com

Fotos: Felicitas García Gatíca | cultura@redaccion351.com

El último día del Cosquín Rock 2013 se despidió con power y fiesta. Con presentaciones impecables, finalizó una nueva edición que rompió su propio récord de convocatoria. No queda otra que esperar un largo año para volver a vivir música en la montaña.

Caperucita Coya, la banda que se escuchó en el anuncio de la FM Rock and Pop durante las semanas previas al festival, abrió el escenario principal con el sol a pleno. Jóvenes y enérgicos, pasaron por el escenario con un sonido distintivo y una actitud que parecía decir: “venimos a patear traseros.”

El Kuelge dijo presente nuevamente en Cosquín Rock y en Córdoba.  La banda se presentó con su particular estilo que mezcla hip-hop, candombe y rock, y logró que los presentes movieran un poco el esqueleto al ritmo de sus canciones. Luego, Las Manos de Fillippi continuó con una grilla que se presentaba bien cargada. La banda del «Cabra» siempre se ha destacado por su compromiso político. Durante todo el show estuvo presente la crítica severa e insistente al gobierno kirchnerista, con obras explícitas como «Hay que matar al presidente» y «Kristina» y otros alusivos, al estilo de «Los métodos piqueteros» y «Señor Cobranza», tema que hiciera conocido «La Bersuit». También aportaron su granito de alegría con una versión cumbiera de «El Himno del Cucumelo».

Cuando el calor seguía sin dar tregua en una tarde radiante, apareció la icónica banda del «skate punk» argentino, Massacre. Autodefinidos como el “rock del futuro”, tuvieron algunos problemas con el sonido pero lograron transmitir la mejor onda con un repertorio acompañado por el coreo incesante del público. Wallas, un director de orquesta poco ortodoxo, entre suspiros (por el mal sonido), pausas y temas dejó algunos mensajes para los presentes.  «Estamos muy contentos con la renuncia del Papa nazi» y «Nos gusta que a todos nos este yendo mejor, no sólo a algunos» fueron las frases más interesantes del frontman skater. «Tengo captura», «Plan B: Anhelo de satisfacción» y «Te quiero tanto» fueron algunas de las canciones elegidas por el grupo para transitar las diferentes épocas que ha vivido la banda.

La transición hacia el rock con tintes de cumbia, cuarteto y heavy metal que propone Kapanga cada vez que se presenta en vivo no tuvo mayores inconvenientes. Otro cantante relajado, caradura y con mucha interacción con sus fans. «Después de Las Pelotas, somos la segunda banda que más tocó», les hizo saber el «Mono» a todos los que lo escuchaban. Los de Quilmes hicieron bailar, saltar y cantar hasta el cansancio. Presentaron temas de su nuevo CD, «Lima» y repasaron los más conocidos como » Rock», «Me mata» (a dúo con el hijo de la Mona, Carli Jiménez), «Ramón» (en el que recordaron y pidieron por la mejoría de Gustavo Cerati)», y con un final a todo trapo: «El mono relojero», tema poguero por excelencia.

La noche llegó rápido y preparó todo para disfrutar a esos cuatro talentosos mejicanos que parecen conectados a 220 voltios. Corrección. No parecen, lo están. Con un sonido furioso y cargados de un power envidiable, con la particularidad de que todos pueden intercambiarse los instrumentos y que hay dos bajistas en escena, los Molotov partieron el escenario principal como si de una tormenta eléctrica se tratase. Y no hubo vuelta atrás. «Amateur» elegido como apertura; «Chinga tu madre» para no bajar el ritmo; «Here we cum» y «Perro negro granjero» en el medio; y un distorsionado «Gimme the power». Una muestra de un set list elegido con la intención de reventar cabezas. Y no podía faltar un cierre con su más que polémico «Puto», haciendo que las 30 mil personas presentes deliraran repitiendo la frase y saltaran a más no poder.

Illya Kuriaky and The Valderramas llegó al festival para con sonidos impecables para hacer bailar a desinhibidos y tímidos. Era imposible quedarse quieto con semejantes joyas de los ’90. Hubo nuevas versiones con sonidos que hablan del pasado, presente y futuro al mismo tiempo, y alternancia con temas nuevos de “Chances”, el último material editado por la banda de Emmanuel Horvilleur y Dante Spinetta. Dato: escuchamos en vivo a Pablo González, ex Sur Oculto, en la batería de IKV. “Chaco” rompió el hielo y se desató el descontrol. «Jaguar house», «Abarajame», «Jennifer Lopez», «Ula ula» y «Funky Futurista» mantuvieron el meneo y el ritmo bien arriba. «Esta es para vos, papá», gritó Dante como introducción para «Águila amarilla», el tema que compuso en honor a Luis Alberto Spinetta. Como si fuera poco, invitaron a Molotov para una versión de lujo de «Madafaka».

El clima bolichero estaba aún presente cuando pasadas las 23hs, en la pantalla de led comenzaron unas proyecciones abstractas a todo color, que situaron a los presentes en ese gran boliche andante que es Babasónicos. La banda que lidera Adrián Dárgelos combinó los bits electrónicos con las distorsiones y el groove de una banda que se jacta de ser la más glamorosa de nuestra época. Y lejos no están. La lista de temas («no saben que bien la vamos a pasar, les tengo preparado un gran show», dijo el cantante) contó con todos los ambientes posibles: temas para bailar, para agitar la cabeza y otros para abrazar. «Putita», «Irresponsables», «El colmo», «Puesto» y «Los calientes», fueron parte de un show sin desperdicio. Con «Once» y «Sin mi diablo» pudieron demostrar que están a la altura de cualquier banda hard rock, reservando toda la energía para un cierre frenético con «Pendejo».

Mientras tanto en el escenario temático se vivía una fiesta a puro reggae. Algunas de las bandas que se pudieron disfrutar fueron Riddim, Kameleba de San Luis y Resistencia Suburbana. Los Dancing Mood estuvieron presentes en el final de la noche con sus composiciones e improvisaciones que invitaron a vivir un viaje propio. Zona Ganjah y Nonpalidece dieron el cierre al escenario más colorido y festivo del Cosquín Rock 2013.

El final del final quedó reservado para Las Pastillas del Abuelo, banda que cuenta con varias ediciones del festival a cuestas y que ha ido escalando en la grilla para cerrar por primera vez  una noche que fue testigo de pasiones y sensaciones difícil de transcribir.

«Piti Fernández» y los suyos se adueñaron del escenario y demostraron su constante evolución. Con temas para todos los gustos, abrieron su presentación con un show de láser único e hicieron vibrar a los presentes con versiones potentes de «Tantas escaleras», «Locura y Realidad» y «Cambios de tiempo». Con la fuerza destacada de los «vientos» de la banda, sonaron «Hasta acá nos ayudó Dios»,»Raíces», «¿Dónde esconder tantas manos?», entre otros temas que fueron la llave que cerrará el candado hasta el 2014.

Fotogalería en: Cosquin Rock 2013: los tres días en imágenes