Por Violeta Brodsky | vbrodsky@redaccion351.com
Fotos: Gentileza Gastón Palermo.
Las carcajadas de un particular personaje reciben al público que, poco a poco, se acomoda en las butacas de la sala. Comenta, conversa, observa desde un sillón -copa de vino en mano- a cada persona que ingresa al lugar. La obra se inicia rápidamente sin una presentación previa. Nadie lo anuncia, nadie lo escolta, nadie lo asiste, ni siquiera en cuestiones técnicas. El actor se encuentra solo en el escenario, su personaje también. Su espíritu libre improvisa un juego escénico donde priman sus gestos, su cuerpo y su voz. El personaje es un actor que está solo y trata de demostrar continuamente todo lo que sabe y lo que es capaz de demostrar. Se anima a pasar de la comedia al drama con mucha versatilidad. Todo es literalmente exhibido, burdamente exhibido. El objetivo -explica el protagonista ya fuera de escena- es ver en la ficción sensibilidad real.
Gastón despliega con soltura un fragmento de Hamlet. Sin duda Shakespeare y su obra le sirven de inspiración para este juego meta teatral que propone el guión.
“¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo después de la muerte -esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno-, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen antes que lanzarnos a otros que desconocemos?”
Ya al borde del llanto irrumpe con una risotada. El pasaje de drama a la comedia es constante y funciona de puente -o de ruptura- para el paso de la ficción a la realidad. Este juego travieso involucra al espectador y lo hace partícipe. Conjugando guiños de actuación espontánea va generando un coqueteo con su público que responde, al principio, pudoroso a la propuesta. Este juego no es del todo improvisado. Gastón sabe perfectamente cuándo soltar rienda o cuándo retener para que se mantenga esa relación. Es una obra que aprendió haciéndola con público. Las suposiciones solo se confirmaron a través de esta interacción.
Basada en hechos reales se desarrolla “a sala pelada”, con apenas un par de elementos en la escenografía. “La obra pide un espacio que esté relacionado con lo mundano, trabajar con el concepto de salón crudo”. La actuación es el sostén y como propuesta teatral intenta valorar el trabajo del actor, algo que puede sustentarse solo, sin necesidad de demasiado ornamento.
El tema central es el exhibicionismo en la escena y en la vida real. Ramificaciones del exhibicionismo al narcicismo tanto en la esfera de lo teatral como en la social cooperan directamente con la construcción de la ficción. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.
Basada en hechos reales. Funciones: domingos de septiembre. 21hs en Documenta Escénicas
Actuación y dramaturgia: Gastón Palermo
Dirección: Miguel Israilevich
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