2018
Fue un año muy extraño. Baste señalar como ejemplo que convivieron por un lado manifestaciones a niveles épicos como las desarrolladas por el feminismo y por el otro una abulia social muy pronunciada en cuanto al desfalco que realizó el gobierno a nivel económico.
Por suerte, quedó plasmado que pase lo que pase el arte difícilmente muera y eso se pudo apreciar en cada uno de los eventos, en la aparición de muchísimos buenos grupos, en la consolidación de los que ya tienen un buen tiempo en el circuito, en la música que de una u otra forma llegó a muchos lugares del país y fue situando a Córdoba como una provincia que alimenta (y bastante) al pentagrama nacional.
En lo particular fue un año con alegrías innumerables. Con la radio gracias a dos programas que ya son parte irreemplazable de mi alma (“Rebelde sin hashtag” por Radio Furor y “Vamos a un bar” por FM UTN), con la agradable sorpresa de una actividad que me atrajo sobremanera y nunca en mi vida había desarrollado (musicalizador de las noches de jueves en bares míticos como Saint Andrews y X-Bar) y con gran parte del desarrollo de ese cansino segundo libro que alguna vez, si la vagancia y la procrastinación me lo permiten, espero terminar.
Y la música, obviamente, que me trajo de regalo este año el escucharme por primera vez en Spotify con mi single “Espacio / Tiempo”, que fue concebido como otra búsqueda interna de sonar distinto a lo realizado en anteriores trabajos, enmarcándome en la indietrónica y dedicándome en un acto de tiranía absoluta a cada una de las tareas de gestación de estos temas (creación, arreglos, instrumentación, mezcla y masterización). También pude actuar en distintos pubs; en algunos tocando mis temas y en otros un repertorio con lo que más me movilizaba de la obra de Charly García.
Esperemos que el 2019 nos siga dando a todos metas, proyectos, amistades nuevas, momentos para rememorar y sueños para compartir. Que, en definitiva, de disfrutar se trata este maravilloso juego que se llama vivir.
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