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Osvaldo Andrés Nadra: “Me robaron la posibilidad de reírme a carcajadas con mi hermano”

30-07-2013 / Política y Sociedad
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Declaró el testigo Osvaldo Nadra, hermano de un militante Montonero secuestrado en julio de 1976 y que aún continúa desaparecido.


Osvaldo Andrés Nadra: “Me robaron la posibilidad de reírme a carcajadas con mi hermano”

Por | nsiadis@redaccion351.com

Fotografía: gentileza Irma Montiel y el Diario del Juicio

Osvaldo Andrés Nadra es hermano de Jorge Raúl Nadra, un muchacho de 20 años que al momento de su secuestro era estudiante universitario y militante de la organización Montoneros. Jorge era egresado del colegio Manuel Belgrano y estudiante en la Facultad de Medicina. Había empezado a trabajar en un comercio a los 14 años para colaborar con la economía familiar.

La noche del 3 de julio de 1976 un grupo de tareas irrumpió en la casa de los Nadra amenazando a la familia y buscando a “Franco”, nombre de guerra utilizado por Jorge en la Organización. “Eran tres personas vestidas de civil y portando armas largas. Uno de los captores le preguntó a mi hermano si era “Franco” y él dijo que sí. Ahí lo hicieron vestir y se lo llevaron”, recordó Osvaldo.

“Cuando se lo llevaban, mi hermano pasó por detrás del lugar en donde lo tenían encañonado a mi papá y logró hacerle una caricia en la espalda, como despidiéndose”.

Horas más tarde del secuestro, la familia Nadra se dirigió a la Seccional 14 para realizar la denuncia. Esa denuncia quedó registrada en el folio 254 de la Seccional y se instruyó un sumario identificado con el número 7, del 3 de julio del ’76. Sumario del que nunca más se supo.

Osvaldo recuerda que esa noche estaban de visita unos tíos en su casa, y que el operativo tuvo que retrasarse hasta que se fueran las visitas. “Supe con el tiempo que horas antes habían irrumpido en la casa de mi tío Alfredo que vivía a la vuelta. Esa casa era un lugar de reunión de mi hermano junto a su organización política”, comentó.

Alfredo Nadra, tío de Jorge y Osvaldo, también fue secuestrado y mantenido en cautiverio durante 32 días. Al ser liberado, la familia pudo tener información sobre el destino de Jorge. El primer lugar en el que estuvieron secuestrados fue en el Departamento de Informaciones D2. “En ese lugar mi tío pudo enterarse que al mismo tiempo lo tenían a mi hermano. En un momento lograron comunicarse y mi hermano le dijo que se iba a hacer cargo para que a él lo dejaran en libertad”, recordó.

En total, ambos estuvieron secuestrados en tres lugares distintos. El D2, Pilar y La Perla. El tío fue liberado el 5 de agosto de 1976 en un descampado en la zona del Chateau Carreras, actual Estadio Kempes. Le dijeron que no se diera vuelta y que le dijera a la familia que se quedara tranquila, que Jorge iba a estar bien. “Estamos tratando de recuperar a la juventud ‘recuperable’, le dijeron a mi tío cuando lo liberaron”, relató Osvaldo.

La búsqueda incansable

Jorge Raúl Nadra. Militante Montonero desaparecido en julio de 1976
En el año 1984, la familia Nadra tuvo un primer contacto con sobrevivientes de La Perla en el marco de la Conadep. Lo que pudieron reconstruir fue que a Jorge lo sacaron de «La cuadra» para fusilarlo en un traslado masivo durante los primeros días de agosto.

Al principio fue una búsqueda individual, tratar de recabar alguna información a través de conocidos. Luego, la familia tomó contacto con muchas otras familias que estaban pasando por lo mismo y ahí se integraron a la organización Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones Políticas de Córdoba.

“Lo que ocurrió en el país no fue ejecutado solo por gente de uniforme. Hay muchos que fueron cómplices con el silencio y hoy lo seguimos viviendo en Córdoba. Mi mamá lo cuidó mucho a mi hermano y no puedo concebir que una persona con responsabilidad política haya preguntado públicamente: ¿Qué habrán hecho esas madres para cuidar a sus hijos?”, expresó Osvaldo en clara alusión a los desafortunados dichos del gobernador José Manuel de la Sota.

“Es muy duro para una mamá o un papá aceptar que su hijo está muerto cuando no tienen su cuerpo, porque nosotros nunca vimos su cuerpo”.

Por último, se vivió en la sala el momento más conmovedor de la declaración. Osvaldo comentó que ayer visitó La Perla, como lo hace cada vez que puede. Siempre se sienta en una parte del complejo desde la que se pueden ver las sierras, justo al lado de un árbol de Olivo.

“Ayer me di cuenta de una alegoría macabra. Al lado del árbol de Olivo, que representa la paz, se encontraba la sala de tortura. Yo comencé a juntar carozos de aceituna del suelo, los españoles no le llaman carozos sino huesos. Junté un carozo por cada año que no lo tengo a mi hermano, y me di cuenta que inconscientemente estaba buscando sus huesos”, comentó con la voz entrecortada por la angustia.

En relación a esto, pidió por favor que los genocidas digan a dónde están los restos de los desaparecidos. Que ahora está hablando la arqueología pero tienen que hablar los que realmente saben a dónde están.