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Miriam Salvador: «En el D2, todos los represores participaron en las torturas y violaciones»

28-11-2013 / Política y Sociedad
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La testigo relató los tormentos vividos en el Departamento de Informaciones (D2) y en la Cárcel de San Martín. Además, narró el episodio de abuso sexual que sufrió a manos sus torturadores.


Miriam Salvador: «En el D2, todos los represores participaron en las torturas y violaciones»

Por | nsiadis@redaccion351.com

Fotografía: Nicolás Castiglioni

Miriam Salvador nació y creció en un hogar muy humilde y sencillo de Mina Clavero. Junto a sus hermanos, ayudaban de niños a sus padres en los trabajos de la casa y el campo. Al comenzar su declaración reconoció que desde pequeña vivió las injusticias y la explotación en carne propia.

En 1972, Miriam viajó junto a su familia a Córdoba buscando un futuro mejor y nuevas oportunidades. La testigo comenzó sus estudios universitarios en la Facultad de Psicología e inmediatamente se sumó a la militancia. «Todas mis inquietudes de querer cambiar las cosas, las injusticias, se potenciaron en la facultad y me incorporé como militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores en 1973″, recordó.

Miriam contrajo matrimonio con Rodolfo Francisetti, un compañero de militancia que posteriormente fue detenido en 1974. La testigo relató que cuando lo visitaba en la cárcel comenzó a ver cosas raras, autos sin patentes que la seguían al salir. «El año 1975 fue muy complicado, yo seguí militando pero la situación se había tornado muy peligrosa. Íbamos a las manifestaciones y nos reprimían constantemente», relató.

El 13 de septiembre de 1975 Miriam se encontraba en una casa de barrio Gral. Bustos junto a Gloria Di Rienzo y Luisa López Muñóz, dos compañeras de militancia. alrededor de las 7 de la mañana, sintieron el ruido de personas que se descolgaban al patio y golpeaban la puerta gritando que eran policías. Al abrir, entraron violentamente al domicilio. «El maltrato fue muy grande, nos golpeaban en el suelo frente a mi hijo de un año y medio. A Gloria la llevaron a la cocina y abusaron sexualmente de ella.

Miriam fue separada de su hijo y no volvió a saber de él. La testigo fue introducida en un auto junto a las otras dos jóvenes, y al preguntar por su hijo Santiago le dijeron que «iba a ser boleta» igual que ella . Fueron trasladadas al Departamento de Informaciones (D2), en donde en palabras de la testigo «comenzó el infierno».

«Estuve en una celda junto a otras compañeras durante 9 días, eran terribles los alaridos de las torturas. Una noche me llevaron a un lugar en donde empecé a sentir mucho calor en la cara, me iban empujando y me dijeron que era el horno en donde quemaban a todos los subversivos», comentó.

El momento más duro de la declaración fue cuando Miriam relató el episodio de abuso sexual. «Una noche nos sacaron con Gloria a un lugar a la intemperie y nos hicieron desnudar. Fue terrible porque durante toda la noche pasaba gente que nos tocaba. En un momento una voz me dijo que me diera vuelta, me arrodillara y abriera la boca. Como yo me negué me la abrió de prepo y me introdujo su pene. Para mí duró años todo lo que me hizo, me violó frente a todos amenazándome con que si no hacía lo que me pedía iba a matar a mi hijo», recordó con angustia e indignación.

Luego de 9 días fue trasladada a la Unidad Penitenciaria Nº1 (UP1) junto a Luisa López Muñóz y otros compañeros. Gloria llegó días más tarde ya que debió ser internada debido a las constantes torturas y vejaciones. El día previo a que Miriam fuera legalizada, su hijo apareció en en la casa de su madre. «Nunca supimos en dónde estuvo ni con quién, estaba en un estado de abandono calamitoso», relató.

La testigo reconoció que estar en la cárcel durante el golpe cívico-militar fue muy dificil porque presenciaron sistemáticas torturas y asesinatos. «Algo significativo fue que en noviembre de 1975 llegó a la cárcel Marta Rosetti y contó que en la celda de la D2 había visto una escritura que decía «Juán chabról, Domingo chabról. Nos quieren matar». Luego nosotras preguntamos si estos compañeros habían llegado a la cárcel desde la D2 y nos dijeron que no», recordó.

En la UP1 había madres con niños, muchos habían nacido allí. Miriam tuvo con ella a Santiago hasta el momento del golpe de estado. «A partir de ahí ingresaron los militares al penal y comenzó el infierno. Un día nos hicieron salir a todas al patio, nos dieron la orden de desnudarnos completamente y que nos diéramos vuelta contra la pared, era un simulacro de fusilamiento. Lo último que escuche fue la orden de «tiren», pero por suerte no pasó nada», narró.

En la UP1 estuvo detenida hasta el 30 de septiembre de 1976, momento en que fue trasladada a la cárcel de Devoto. Allí también sufrió maltratos y vejaciones. Finalmente, recuperó la libertad vigilada el 17 de octubre de 1982 y decidió regresar a Villa María a vivir en la casa de sus suegros.