Una de las consignas del Festival “Pensar con Humor” fue llevar adelante una maratón de más de 70 presentaciones en salas teatrales, desde luego, pero también en lugares “no convencionales”: museos, plazas, lugares judicializados. Entre esos espacios se incluyó a la cárcel de Bouwer y el Correccional de Mujeres. El relato que sigue es el intento, imperfecto pero dentro de lo humanamente posible honesto, de comunicar la maraña de sensaciones, confusiones, emociones y contradicciones que motivó esta experiencia.
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