La iniciativa surgió hace varias semanas y rápidamente alcanzó popularidad en las redes sociales (donde nació). El slogan, convertido en hashtag fue #NiUnaMenos (o ni una menos) aunque podría haber sido otra frase.

Desde las 17 horas se concentrará en la tradicional esquina de Colón y Cañada y se marchará por una Ley de Emergencia Nacional contra la violencia de género, por la efectiva implementación de la Ley 26.485 de Protección Integral contra la Violencia hacia las Mujeres, que obliga al Estado a llevar adelante un Plan Nacional de Acción para la Prevención, la Asistencia y la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.

El reclamo es contundente: no queremos que sigan matando mujeres. Sin embargo, es amplio. No queremos mujeres violentadas, no queremos mujeres abusadas, no queremos mujeres cosificadas. Queremos mujeres libres, autónomas, independientes, amadas y respetadas.

Las cifras son alarmantes, desesperantes. Desde 2008 y hasta diciembre de 2014 fueron asesinadas en Argentina 1808 mujeres. Solo el año pasado 277. Solo en lo que va de 2015 en Córdoba la cifra asciende a 27.

El reclamo es tan amplio que podemos señalar a innumerables actores sociales corriendo el riesgo de dejar a alguien afuera. El culpable es el Estado que no ampara a las mujeres víctimas de violencia, es la policía que se niega a tomar las denuncias y hasta se burla de las mujeres, es la justicia que actúa lenta y desprolijamente, son los medios que repiten hasta el cansancio con el discurso y con las imágenes cuál es el lugar que ocupa la mujer. Pero también somos nosotros.  El hombre y la mujer común y corriente. Los padres que crían hombres violentos y mujeres sumisas. Los amigos y amigas que festejan los rituales sociales que cosifican a la mujer, los jefes y compañeros de trabajo que menosprecian el trabajo de una mujer. Somos tod@s.