DÍA DEL RESPETO A LA DIVERSIDAD CULTURAL

La realidad de los pueblos originarios hoy

12-10-2012 / Política y Sociedad
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Algunos datos acerca de las condiciones de vida y los reclamos de la comunidad comechingona cordobesa en la actualidad.


La realidad de los pueblos originarios hoy

Por | cmontanari@redaccion351.com

Cada 12 de octubre se conmemora un nuevo aniversario de la llegada de los españoles a América. Hasta hace poco tiempo, la fecha era llamada “Día de la Raza”, en conmemoración del encuentro de dos culturas. Sin embargo, en el 2010 el Poder Ejecutivo Nacional Argentino comprendió que era necesario renombrar esta fecha y reconocer otras voces y perspectivas.

Así, este es el tercer año en que se celebra el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. Sin embargo, en este marco resulta interesante preguntarse si realmente existe ese respeto y consideración hacia otras culturas y formas de vida, sobre todo hacia aquellos grupos que se vieron directamente afectados por la llegada de grupos españoles a América.

Para comprender cuál es el lugar de los pueblos originarios en la sociedad cordobesa actual, es posible analizar una serie de datos censales públicos que servirán para esclarecer la cuestión.

Uno de los primeros aspectos a tener en cuenta está relacionado con la integración del concepto de comunidades aborígenes dentro de las políticas de gobierno. Durante décadas de recolección de información, el país nunca tuvo datos concretos acerca de las características de estos grupos, de sus necesidades y dificultades.

Recién en 2001 y luego de ocho relevamientos nacionales, se incorporó al Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda en la Argentina la medición de la temática de los pueblos indígenas. Particularmente, se desarrolló una pregunta específica respecto a la pertenencia (o no) del encuestado a alguna comunidad.

En esa oportunidad, se obtuvo un buen caudal de información relacionado con la autopercepción, es decir, con aquellas personas que se reconocieron a sí mismas como descendientes o parte de pueblos indígenas. Sin embargo, se trataba de un contenido bastante elemental y superficial sobre el asunto.

Por eso, con el objetivo de profundizar más sobre la cuestión, entre 2004 y 2005 se llevó a cabo la Encuesta Complementaria de Pueblos Originarios (ECPI) desde el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. Para aplicar el instrumento, el organismo se basó en aquella muestra de 2001 que indicaba en qué hogares vivía al menos una persona que se autoidentificaba perteneciente a un pueblo indígena. A partir de allí, se pudieron conocer datos más específicos en relación a las características educativas de cada población, a su lengua, sistema de salud, economía, entre otros.

Finalmente, la última instancia formal de recolección de datos tuvo lugar en el Censo 2010. Se trató de un procedimiento muy similar al de su antecesor, con la diferencia de que en este caso se solicitó que, si una o varias personas se reconocían miembros de algún pueblo originario, especificaran de cuál se trataba.

En definitiva, si bien los mencionados constituyen aportes sumamente valiosos a la tarea de reconocer el lugar de los pueblos originarios en nuestra sociedad, la sensación es que han sido pocos. Hoy, en 2012, resultan desactualizados los datos de un instrumento del año 2004, pero al mismo tiempo se configuran como la información específica más nueva y completa actualmente. Hasta hace poco tiempo, las comunidades aborígenes se han mantenido invisibilizadas desde diferentes espacios, y recién en los últimos años se les ha comenzado a abrir el lugar que deben ocupar.

Pueblos originarios en cifras

La información recolectada en estos instrumentos permite tomar una “fotografía” de la situación de las comunidades en la actualidad y remarcar algunas de sus características principales.

Para comenzar, un muestreo basado en el Censo 2010 del porcentaje que representan todas aquellas personas que se reconocen como originarios del pueblo comechingón en Córdoba según sexo.

Información distribuida por grupos quinquenales de edad

Un dato interesante que salta a la vista aquí es que existe un buen porcentaje de adolescentes y jóvenes que se identifica con la comunidad originaria. Esto supone entonces que el sentido de pertenencia no ha disminuido con el tiempo, sino que por el contrario se ha mantenido. Si bien se trata de un pequeño porcentaje en relación a la cantidad de habitantes de la provincia (sólo el 1,54% del total provincial), es un número significativo si se tiene en cuenta el parámetro de la autoidentificación.

La ECPI arroja algunos datos más específicos que también merecen ser contemplados. Por ejemplo, se visualiza que casi la totalidad de la población ha sido alfabetizada y no se observan porcentajes significativos de analfabetismo. Además, el 100% de la muestra declaró que asisten o han asistido a instituciones de educación formal.

Sin embargo, sí resulta importante remarcar que de la totalidad de la comunidad comechingona autorreferenciada, nadie recibe clases en lengua o idioma indígena. Según la ECPI, de las 772 personas que asisten a los niveles escolares EGB 1 y EGB 2 (nivel primario), ninguna obtiene capacitación en su lengua original. Si bien en otras provincias argentinas sí existe un porcentaje (bajo) de instancias educativas de este tipo, en Córdoba no existe ni un caso de esas características.

Al mismo tiempo, otra información relevante es que menos del 3% de la muestra habla y entiende una lengua indígena. De hecho, la totalidad de la población interrogada habla castellano en su casa. Estos datos no son menores, ya que dan cuenta de la realidad del escenario provincial, en el que no se brindan esos espacios formales que permitirían conservar la lengua madre, la cultura y las raíces de cada comunidad. A la larga, si no se toman medidas al respecto, es posible que esos conocimientos se pierdan completamente, ya que no existen momentos para transmitirlos a través de las generaciones.

En lo que refiere a las condiciones de vivienda, el Censo 2010 revela que más del 87% de los hogares con una o más personas que se autorreconocen como descendientes o pertenecientes a algún pueblo originario vive en construcciones con condiciones materiales adecuadas. Esto quiere decir que las viviendas poseen pisos de cerámica, madera, alfombrado o mármol, agua por cañería e inodoro.

Otro dato relevante está relacionado con las circunstancias económicas del pueblo originario. Cabe decir más del 60% de la muestra declaró que son propietarios de la vivienda en la que en la que habitan. Al mismo tiempo, se detectó que, del total de hogares interrogados, en menos del 13% se presenta hacinamiento, un valor considerablemente bajo si se tienen en cuenta las realidades de otros sectores de la sociedad.

A diferencia de muchos estereotipos que se observan en libros de historia y recorridos temporales, sale a la luz que las condiciones de vida son dignas y muy respetables. En este sentido, resulta interesante destacar que la principal lucha de estas comunidades no es por el tipo de vivienda ni por sus condiciones económicas.

Por el contrario, se trata de un reclamo más profundo, concentrado en el reconocimiento de los pueblos originarios como pieza fundamental de la historia de la provincia y del país. Luego de realizar este análisis, se observa una fuerte impronta de invisibilización de las comunidades desde las instituciones estatales. El hecho de que la herramienta más actualizada sobre la situación de los pueblos indígenas se haya realizado durante los años 2004 y 2005, refleja cuál es la importancia que se brinda a este sector de la población.

El desafío está en aprovechar al máximo los espacios para dar visibilidad a las comunidades originarias, hablar de sus costumbres y raíces y otorgarles el reconocimiento que merecen como tales. Recién allí podremos hablar de verdadero respeto a la diversidad cultural.

Fuentes:

Encuesta Complementaria de Pueblos Originarios 2004-2005

Censo 2010