Por Nicolás Siadis | nsiadis@redaccion351.com
Fotografía: Manuel Bomheker | Será Justicia y Daniel Cáceres
Durante la cuarta jornada se llevó a cabo la lectura del autos de elevación a juicio de la causa Acosta. Aquí se investiga el secuestro y tormentos sufridos por 139 personas que pasaron por el Centro Clandestino de Detención La Perla. Algunos fueron trasladados posteriormente a Campo La Ribera, encarcelados y finalmente liberados.
Además, la fiscalía pidió que se anexe la lectura del requerimiento de elevación a juicio para que se incorpore la figura de abuso deshonesto sin acceso carnal de parte de algunos de los imputados.
La de hoy martes 11 de diciembre es la única audiencia de esta semana. Está previsto que el martes 18 de diciembre culmine la etapa de lectura de los autos de elevación a juicio y se prosiga con la resolución de posibles incidentes. En esa instancia, los imputados tienen el derecho de pedir la palabra.
La historia de una sobreviviente
Mónica Leúnda tiene 58 años, es arquitecta y sobreviviente del Centro Clandestino de Detención La Perla.
Fue detenida el 9 de noviembre de 1977 por un grupo civil. En aquel momento militaba en el Partido Socialista de los Trabajadores, formaba parte del Centro de Estudiantes de la Facultad de Arquitectura y hacía teatro.
Luego de 12 días de cautiverio en La Perla fue trasladada al Campo La Ribera, donde permaneció secuestrada durante 4 meses. “En aquel momento La Ribera funcionaba como un lugar de tránsito donde podías salir en libertad o ir a prisión. Como yo militaba en un partido legal, que participaba de elecciones, no sabían qué hacer conmigo”, relató Leúnda.
Además, cuenta que eran 18 los militantes del Partido Socialista que estaban en la misma situación, y para ese entonces ya eran reclamados por los Organismos Internacionales de Derechos Humanos y los abogados del partido. “Todos éramos estudiantes, profesionales y algunos participaban en la actividad sindical”, recordó.
De Campo La Ribera fue trasladada a la Unidad Penitenciaria Nº1 y de ahí llevada a la Cárcel de Devoto en Buenos Aires. Para ese entonces ya se encontraba como detenida “legal” y tras 2 años de prisión recuperó su libertad y decidió exiliarse en España.
Mónica relata que al momento de su detención se vivían tiempos difíciles donde muchas de las actividades que realizaba estaban prohibidas por el estado de sitio. Asegura que “fue por ese motivo que me secuestran a mí y a mi esposo Héctor Grillo, por hacer teatro y militar en la facultad”.
«Las ideas no se matan, ni se torturan. No tenemos por qué arribar a ese extremo de violencia física por más que tengamos diferencias».
Leúnda describe con nostalgia las juntadas con sus compañeros, donde además de guitarrear discutían sobre Keynes y las teorías económicas de Marx. “Hay mucha gente, muchos amigos, que hoy no están por la única razón de haber pensado distinto”, sentenció.
Por último, Mónica sostuvo que participa en este juicio para que la gente joven comprenda que hay un límite, y que “el juzgamiento de estos hechos delictivos va en ese sentido, hay cuentas pendientes que se deben saldar”.
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