Por María Bergero y Carla Montanari

Línea de tiempo: Rodrigo Bruera

Foto: Prensa Argentina

“¡El clima está loco!», “Nadie se esperaba una catástrofe así”, “Qué mala que está la naturaleza últimamente”, son algunas de las expresiones que se escuchan en Córdoba por estos días. Sin embargo, ninguna de esas frases tiene una connotación sobre la responsabilidad política, social y ciudadana que subyace a las problemáticas ambientales que se manifiestan en este tiempo.

La Real Academia Española define como catástrofe a un suceso desgraciado e inesperado. Sin embargo las causas del incremento, en cantidad y magnitud, de fenómenos ecológicos son altamente previsibles, por lo que no constituyen accidentes sorpresivos. Es real que, según un informe del Servicio Meteorológico Nacional, en febrero se registraron valores de precipitaciones de más de 300 mm. Sin embargo, las inundaciones que se vivieron en Córdoba en febrero no son unicausales. También son causas las acciones que desarrollamos los seres humanos sobre la naturaleza, y en particular, las políticas extractivistas tendientes a ampliar la frontera agraria en detrimento de los bosques, que terminan arrasando con los recursos naturales.

Existe un  vínculo entre la deforestación y las inundaciones que tiene su origen en la estructura de los suelos. Las raíces de los árboles forman una especie de red en la tierra que nutre, fija y protege los suelos de la erosión, el viento y el agua; además, la vegetación funciona como una esponja frente a las precipitaciones. Cuando se desmonta queda reducida la capacidad de absorción del suelo, lo que propicia la acumulación de agua en la superficie.

Un informe realizado por el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal de la Universidad Nacional de Córdoba devela que en la provincia, entre los años 2004 y 2010, se perdió alrededor del 40% de los bosques nativos que aún subsistían.

Otro factor que afecta la capacidad de absorción de los suelos es la urbanización. Las carpetas asfálticas impiden que el agua llegue a las napas freáticas. Los desagües tienen como función trasladar el líquido para que no se acumule. Sin embargo, debido a las planificaciones que se realizan según las lluvias habituales y a los costos de las obras, el caudal de los desagües tiene una capacidad limitada. De esta manera, a medida que las ciudades crecen y se incrementa la pavimentación -pero no las obras de desagüe-, el riesgo de inundaciones es mayor.

En definitiva, hablar de tragedias naturales es quitar responsabilidades. En primera instancia, a quienes están encargados de gobernar, proteger legalmente los recursos naturales y desarrollar obras de infraestructura acordes a la magnitud de las ciudades. Pero también es quitar responsabilidad a los ciudadanos, ya que el medioambiente en el que vivimos se deteriora por las acciones de contaminación que realizamos cada día.

La situación hoy

Pasó un mes desde el comienzo del temporal en Córdoba. ¿Cómo se encuentran las principales zonas afectadas?

Río Ceballos: actualmente la Municipalidad de Río Ceballos continúa con la limpieza de la basura y los restos naturales que dejó el temporal. Al mismo tiempo, se encuentra reconstruyendo dos puentes de la ciudad (San José y Costanera; y estación de servicio Shell). Sin embargo, todavía resta arreglar por lo menos 4 puentes y vados más.

Villa Allende: se están llevando a cabo operativos de limpieza y fumigación, al tiempo que terminan de recuperarse las zonas más afectadas por las lluvias.

Jesús María: el municipio está enfocado en la reparación de las riberas del río. Trabaja también en la construcción de terraplenes y en la consolidación de calles de acceso a las viviendas.

Camino del Cuadrado: la ruta se encuentra cortada por tiempo indeterminado y se confirmó que serán necesarias detonaciones para volver a abrir el paso.

Idiazábal: el agua comenzó a bajar y algunos vecinos ya pudieron regresar a sus hogares. Todavía no han comenzado tareas de reparación de daños.