Por Manuel Arias | marias@redaccion351.com
Fotos: Manuel Arias
Lo que sucedió en el centro cordobés el jueves y el viernes fue más que un homenaje a la tarea de un defensor y promotor de los derechos de los pueblos originarios. Fue el acercamiento definitivo de las comunidades aborígenes cordobesas y del resto del país con un claustro que suele permanecer ajeno a cuestiones en las que debería tener mayor injerencia.
Tanto la UNC como la UCC decidieron dar voz a los representantes aborígenes, especialmente a Félix Díaz, el cacique elegido por su propia comunidad Qom. El jueves 20 por la tarde, Díaz y sus pares dieron una charla sobre la realidad de sus comunidades, las necesidades y atrocidades cometidas por las autoridades de turno y la invisibilización por parte de los organismos estatales. Al mismo tiempo, reconocieron los avances y dejaron en claro que todos unidos poseen la fuerza para luchar por recuperar lo que “el hombre blanco” les ha quitado en tiempos pasados.
Un jueves de conversación
El Seminario de Justicia Ambiental que se dicta en la UNC organizó una charla-debate cuyo eje giraba en torno a las reivindicaciones por las cuales luchan los pueblos originarios de toda la provincia y del resto de la Argentina.
Con sede en el auditorio de la UCC, la charla comenzó pasada las 19, con un público que alcanzó a ocupar la mitad de los asientos disponibles. En su gran mayoría, los presentes eran parte de comunidades de aborígenes de la ciudad o de lugares cercanos a Córdoba.
Félix Díaz, líder de la comunidad Potae Napocna Navogoh (ubicada en la provincia de Formosa), fue el primero en tomar la palabra. Con su voz apacible y grave, y con algunas expresiones de cansancio producto de una larga batalla por las reivindicaciones aborígenes, hizo un recorrido por su juventud y adolescencia, en el que narró sus experiencias.
“Estamos acá porque hay una conciencia nueva en los jóvenes que quiere ser parte de esta sociedad que nos ha negado durante muchos años”, afirmó el cacique.
Entre los diferentes temas que abordó el representante del pueblo Qom, el énfasis estuvo puesto en la acción de la sociedad y del gobierno por intentar exterminar y luego borrar a los pueblos originarios de la historia. “Nosotros nos denominamos ‘Qom’ porque es nuestro nombre, en nuestra propia lengua. Pero nos siguen diciendo indios tobas. El ‘toba’ es un vocablo guaraní que desprecia y denigra al aborigen”, explicó Díaz.
“Recién me reconocí como indígena en el año 2000, porque a mí me han impuesto muchas cosas para negar que soy indígena”, continuó. Según Félix, el intento deliberado de invisibilizar a los pueblos originarios viene desde la conquista, y se ha perfeccionado a lo largo de la historia. Se les ha impuesto el lenguaje, el servicio militar, la religión católica, entre otras cosas.
El punto crucial del reclamo es la posesión de los territorios que las comunidades aborígenes exigen, y que tanto el estado nacional como las diferentes provincias argentinas les niegan.
“Tenemos muchísimas capacidades, y estamos preparados para crear una organización indígena independiente”, sostuvo Félix. También declaró que los pueblos quieren ser autónomos, no buscan tener problemas con ningún gobierno y sólo los motiva el respeto por la naturaleza y la vida.
Luego de una ovación y una lluvia de aplausos para el líder de los Qom, continuó el debate con la participación de diferentes representantes de pueblos originarios de Córdoba. Estuvieron presentes y hablaron las comunidades La Toma (Barrio Alberdi), Tulián (San Marcos Sierra), Ticas (San Carlos Minas), Quisquisacate y Bialet Massé, todas con raíces comechingonas.
Mención especial merece la participación de Paz Quiroga, otra personalidad de gran reconocimiento por su aporte a la reivindicación de los derechos aborígenes. La representante de la Comunidad Huarpe (ubicada en San Juan) escuchó y participó del conversatorio vía Skype. En el vídeo de abajo te mostramos un fragmento de su intervención en el debate.
Un viernes de formalidades
El viernes 21 a las 17 tuvo lugar la otra parte de esta historia, más protocolar que lo que había sucedido anteriormente. El auditorio de la UCC no estuvo repleto, pero la cantidad de asistentes logró completar casi tres cuartos de la capacidad, lo cual demostró la importancia del reconocimiento que sería entregado minutos más tarde.
En un primer momento, se cumplieron los pasos oficiales y estipulados en este tipo de eventos: el himno, la lectura de las disposiciones oficiales y las presentaciones correspondientes. Luego, el rector de la UCC, Lic. Padre Rafael Velasco pronunció un discurso en el cual destacó la importancia de la lucha de los pueblos originarios y la vida dedicada a ello de Félix Díaz.
En una especie de mea culpa, admitió que muchas veces se ha utilizado a la religión como pretexto para invisibilizar a los aborígenes y cometer atrocidades contra ellos y su cultura. También reclamó un mayor acercamiento por parte de los círculos académicos, los que parecen permanecer “ajenos a lo que sucede en el mundo de hoy”.
Seguidamente, las autoridades de la UCC le hicieron entrega de una medalla con el símbolo de la institución y un diploma enmarcado donde se leía claramente “Doctor Honoris Causa”.
Esta vez desde un púlpito, el discurso que pronunció el qarashe Qom repasó cuestiones que ya habían sido discutidas el día anterior. La autonomía y el control de las tierras fueron los asuntos más nombrados, pero ahora se sintieron con mayor intensidad y con un tono de denuncia más pronunciado. “No queremos ser enemigos del Estado”, “debemos aportar a la construcción colectiva de este país” y “No podemos vendernos, la solución es dialogar”, fueron las frases más resonantes de la noche.
El presentador prosiguió el acto con la lectura de algunas de las salutaciones por la distinción entregada. Entre los que quisieron acercar su felicitación, se encontraban el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; la Auditoría General de la Nación, la Asociación de Abogados y Abogadas de Derechos Indígenas, el Observatorio de Derechos Humanos de Pueblos Indígenas, la Pastoral Aborigen de Formosa, entre otros.
El cacique Qom respondió algunas preguntas que hicieron los asistentes, entre las cuales se hizo mención a la violencia con la que opera la policía de Formosa y la falta de respuesta por parte del Estado Nacional. Félix dejó bien en claro que ellos no quieren más leyes, sino que exigen que se hagan cumplir las existentes, así como también los derechos que les son reconocidos en la Constitución.
El acto concluyó con la participación de los Sikus del Viento, del Instituto de Cultura Aborigen, quienes interpretaron algunas de las canciones más representativas del repertorio popular indígena.
El reclamo, desde lo legal
Redacción 351 consultó al abogado Pablo Nicolás Quiroga (M.P. 1-36056), quien redactó una serie de argumentos y consideraciones acerca del marco regulatorio que daría un nuevo Código Civil y Comercial, en el cual se pretende plasmar ciertas reivindicaciones para los pueblos originarios.
“El Proyecto caracteriza a la propiedad de las Comunidades Indígenas como exclusivas y perpetuas, así también como indivisibles e imprescriptibles por parte de terceros, protegiéndola frente a cualquier intento de ataque por parte de sujetos ajenos a la Comunidad. Además, realiza una distinción entre la propiedad de la Comunidad y la de propiedad personal de cada uno de sus miembros”, sostiene Quiroga.
Sin embargo, por más ambicioso que se muestre el proyecto reformador, las comunidades aborígenes no se han manifestado del todo conformes. En el documento original, Quiroga explica claramente el porqué de esta situación.
El problema radicaría entonces en cuestiones de jurisdicciones. Las comunidades han sufrido desde que se conformó la Nación argentina los más diversos atropellos imaginables a sus derechos. Por eso, no resultaría tan extraño pensar que los indígenas descreen de las motivaciones legales que mueven “al hombre blanco”.
Lo que queda claro es que la lucha hoy, a más de 500 años de la conquista, sigue más vigente que nunca.