
Una fuente inagotable de historias que ojalá se conviertan algún día en libro. Esa es la percepción y el deseo que crece martes a martes al recorrer publicaciones de Mónica Lungo, fundadora de Alegría Ahora.
Hoy, una publicación de hace 4 años, o de ayer, o de mañana.
34. Tozuda esperanza
Mónica Lungo, domingo 3 de febrero de 2019.
¿Sirve tener esperanza? ¿O es una trampa?
“Tuve la desgracia de ver una yegua y su potrillo tirando un carro asqueroso con tres negros más asquerosos encima. ¿Cómo puedo hacer para aparte de llamar a la policía comunicarme con sin estribos? Porque estoy harta de estos idiotas y necesito empezar a denunciarlos.”
Miro este posteo y me pregunto cómo es posible que en pleno siglo XXI permitamos este pensamiento.
Y quiero dejar en claro que en mi horror jamás pienso en la cárcel o en un eterno escrache público como solución. Conozco la cárcel y la exclusión y les aseguro que son experiencias absolutamente traumáticas. No sirven para sanar y mejorar.
Y lo más importante, soy Educadora y sé que ese pensamiento no es un pensamiento individual, sino que es colectivo, que se ha educado para que nos rebelemos ante el sufrimiento de un caballo y no de una persona.
Sé muy bien el poder de las ideas y el conocimiento por eso elijo construir, no condenar. Elijo educar, no hostigar.
Fundé una escuela en los lugares más tenebrosos, donde nadie elige nacer, porque es un espanto. Y para estar ahí, hay que amar profundamente la vida y TENER FE EN LA HUMANIDAD, soportando la violencia más fuerte, la que genera la desigualdad.
Este posteo duele y comienzo a cuestionarme… ¿No la estaré errando? ¿Cuántas personas son capaces de amar en el abismo? ¿Cuántas son capaces de sacrificarse por un ideal? ¿Cuántas son “capaces de sentir como propia cualquier injusticia cometida a cualquiera…?” (1).
Muchas veces me siento una boluda… Porque tengo fe y muchísimas veces la decepción se instala… Cuestiono mi mayor convicción: la tozuda esperanza en el amor político…
Y cuando lo cuestiono, mi esperanza se enciende.
Porque los mayores actos de Humanidad los viví en la calle, en la villa, en la cárcel y en nuestra escuela.
¿Cómo no creer si lo estoy viviendo?
Eso es la tozuda esperanza, la responsabilidad de mantener la chispa, de seguir creyendo porque experimentamos el amor político, al amor hacia otre, la construcción de un mundo mejor, la “alegría general”(2) que para nosotres ya llegó…
“Demasiada esperanza…” acusan muy seguido.
¿Cuánto es demasiado?
Porque sé que sin esa tozuda convicción, no existiría una escuela que brilla “en lo más oscuro del mundo”. (3)
Si es “demasiada” ingenuidad, bienvenida.
Porque nos impulsa siempre a mejorar y construir un mundo “donde nadie sobre.”(4)
Confío que no sea una trampa.
Gracias:
1. Che Guevara.
2. Rodolfo Walsh.
3. Guadalupe Gómez.
4. Paco Urondo.