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Cada semana una historia compartida. Un intento mínimo de cercanía a la Escuela Alegría Ahora.

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La historia que sigue fue publicada en estos días por quien dedica su vida, desde hace décadas, a contener y educar personas en estado de extrema vulnerabilidad.

25. Abrazar los dolores

Mónica Lungo, Domingo 11 de diciembre de 2022.

Abrazar los dolores y leer por primera vez en la calle.

Cuando lo conocí tenía 7 años. Ya lo habían echado de 3 escuelas. Su mamá -que no paraba y no paró de parir hasta hoy porque según su marido violento “los hijos los manda dios”- no lo quería: “es muy rebelde, no me hace caso, mándemelo a un instituto.”

Su papá estaba preso.

Ya conocía el horror del hambre, del desprecio, de golpes, de violaciones.

Era una brasa.

Qué hacer con tanto dolor?

Lo abrazaba cuando lloraba, intentando aliviar un poco su desgarro.

Jugábamos mucho con él. Siempre dijo que aquí en la escuela aprendió a jugar sin pelear con nadie. Jugó y lloró años, hasta que una mañana me dijo que quería aprender a leer y escribir para mandarle cartas a su papá en la cárcel.

Costó, ya tenía 10 años y estaba convencido por sus otras escuelas y por su familia, que era un bruto, que nunca iba aprender nada, que era una bosta.

Es un trabajo muy arduo deconstruir esas ideas. Durante sus años de juego y aprendizaje social, mientras él me enseñaba a ser fuerte, le repetía lo inteligente que era, lo rápido que aprendía, lo hermosa persona que era. Plantaba la semillita de la educación.

Leyó por primera vez una mañana en la vereda.

Fueron esos años donde la escuela era nómada y daba clases en donde se pudiera.

Fue mágico. Fue uno de esos momentos que siempre voy a recordar. Porque no sólo era la emoción de quien lee por primera vez. Era él, que quería suicidarse a los 7 años, cansado de conocer todo lo siniestro del mundo. Era en la vereda, sentados bajo la colchita de los pobres en una mañana helada, mis piernas eran el banco para que apoyara su cuaderno y mi corazón era el fuego que nos protegía.

Y a pesar de tanto amor que recibió en la escuela no pudimos torcer el destino que tenía desde antes de nacer.

El día de la foto, había estado en una comisaría y como todos los que salen de ahí, van directo a la escuela.

No van a sus casas, buscan el calorcito de donde fueron felices.

“Escribí tu deseo de Navidad.”

“Quiero cambiar de vida, estoy cansado de vivir así …”

Hace unos meses me escribió: “No estés triste seño Moni, porque sí fue importante para mi ir a la escuela. Ahora leo, escribo y me defiendo mejor.”

La que recibe sus cartas desde la cárcel terminé siendo yo.

Este es el texto de la foto de febrero de nuestra agenda libro 2023. Libro mágico que te invita a abrazarnos y ser parte de nuestras chispas.

Para poder continuar necesitamos vender nuestras agendas. Enviamos a todos los lugares.
Gracias.