Alegría ahora

10. Burlar las balas con escuela

30-08-2022 / Alegría Ahora, Política y Sociedad
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Publicadas un domingo de invierno de 2019, estas palabras de Mónica Lungo quedaron para siempre en la memoria de muchas personas vinculadas a la escuela de amor político. Las compartimos.


10. Burlar las balas con escuela

En este espacio destinado a compartir historias de Fundación Alegría Ahora, hoy rescatamos la de un niño que llegó para siempre, escrita el día de su cumpleaños.

10. Burlar las balas con escuela.

Mónica Lungo, domingo 28 de julio de 2019.

Hoy cumple años uno de nuestros estudiantes más amados.
Lo conocemos desde niño. Llegó con un mentiroso certificado de discapacidad y déficit de atención -sí, ambos- y con una mamá desesperada: “¿Es tonto mi hijo seño?” Y lo peor: “¿No hay escuela para él que es tan difícil?
Me bastaron dos segundos para darme cuenta de que la imposibilidad fue de cada persona que lo tuvo de estudiante y no logró conectar. En el segundo 3 me di cuenta de que era más que difícil, una brasa inteligente y enojada que nadie quería comprender y mucho menos abrazar.

En el segundo 4 supe que iba a amarlo hasta los huesos, porque sellamos nuestro pacto con una sonrisa: me iba a dejar ser su maestra.

¡Pero que difícil ser su maestra! Los primeros años fueron infernales. Buscaba hacerse el pluma con sus compañeros, su única manera de relacionarse era con violencia, era de la bandita que nos regalaba lluvia de piedras una vez por mes. Rompió tantos cuadernos en ataques de furia que los dejé de contar…

Nunca pudo hacer un año completo porque siempre estuvo preso y por eso siempre la escuela se hizo presente en Tribunales dispuesta a seguir abrazándolo.

Lo primero que hacía apenas salía de comisarias o de la cárcel era volver a la escuela. Cuando llegaba era una fiesta y un milagro, así que reaccionábamos con una poderosa alegría.

Siempre lo abracé, desde chiquito y aún hoy, con 19 años, me deja que lo siga abrazando.

Cuando está muy atrevido, lo miro profundo, le hablo segura, me enojo, le pongo límites y él por supuesto muchas veces me manda a la mierda sin palabras. Nos sacamos chispas pero cuido el honor de seguir siendo su maestra.

Una de las actividades que más le han gustado son las piyamadas, las noches que dormimos en la escuela, que cenamos juntes, que vemos pelis, que nos ponemos a reír, a llorar… Y donde la muerte no puede entrar.

“Seño, acá no hay balas, voy a dormir tranquilo.”

La semana pasada llegó baleado y con miedo. La parca estuvo cerca y lo sabemos los dos. Por eso cada segundo con él es super intenso y a pesar de estar herido, estudiamos. Y esto es lo que me conmueve de la escuela: a pesar de estar en medio de la guerra, no pasa un solo día sin que el conocimiento esté presente. Porque en ese acto de conocimiento le estamos diciendo que aun si muere esa noche, tiene derecho a saber su idioma, a escribir su nombre, a decir su dni, a conocer un teatro, a caminar en la montaña, a tener una maestra y un cuaderno, a sacar fotos. Saca fotos tan hermosas…

Saber que les estudiantes pueden morir mañana hace que nuestra tarea pedagógica se convierta en el acto político más valiente que he vivido.

Guadalupe Gómez dijo después de la clase de coro: “Lo vi teñido de sombras el viernes. Pero conectó. Breve, pero conectó por un instante. Desde ahí traerlo. Tan niño. Tan bonito.”

Feliz cumpleaños nuestro niño. Mañana te esperamos con una torta y velitas, para desear seguir construyendo un destino mejor.