Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com
La primera Peña Trashumante del año llega con un significado especial, un condimento que hará más ricas a las empanadas y más compañero al vino. Se cumplen 10 años de una de las fiestas más importantes, por su asistencia multitudinaria, de la historia del folklore de Córdoba.
Pocos eventos de estas características (hay que remitirse, cómo evitarlo en este punto, a la Peña de Coplanacu en el Comedor Universitario como un evento madre) se han repetido, a lo largo de una década, con asistencia masiva y con invitados que agrandaron la ronda de estilos.
Este último rasgo es distintivo de la Trashumante. La variedad de propuestas ha hecho de cada encuentro un momento único. Sorprendería y mucho una mirada abarcativa de los artistas convocados a lo largo de los años.
Pero hay un dato con nombre y apellido para explicar esa continuidad. Para ser más precisos, un apodo, un pedacito de nombre que sólo necesita del apellido para anuncios formales, carteleras y demás cuestiones. Para todos los que han llenado, en sucesivas ocasiones, el Comedor, la Sociedad Belgrano o Atenas; para todos los que se acuerdan de las peñas que disfrutaron tanto como de las que se perdieron, el dato es, simplemente, «el Raly».
Además de rulos, barba y pantorrillas corajudas, Raly Barrionuevo, o el Raly, tiene un par de datos que no tiene cualquier ruludo, barbudo o pantorrilludo. Ni cualquiera, ni casi ninguno.
El primer dato, como poroto imbatible: el Raly canta fenómeno. No es azarosa la palabra.
Muchos cantores cantan bien, mal, excelente, fulero. En cualquier caso, no saltan la barrera del gusto, esa bestia que los captura y desparrama entre admiradores, indiferentes y detractores.
Pero hay artistas que parecen emocionar a todo el mundo, más o menos como un fenómeno de la naturaleza, algo que parece trascender cualquier configuración de sentidos, con sus inclinaciones resultantes. Simplemente hay que disponerse a contemplar el fenómeno, en este caso, del canto.
¿Cómo se explica que «el Raly» cante y emocione por igual a:
1) Criaturas de salita de 4 o 5, como quien se escucha cantar, por ejemplo, en el comienzo de «Cómo danza la esperanza».
2) Gente grande, por caso una abuela de 85 años que escucha «La pulpera de Santa Lucía» y dice «canta muy lindo ese chico».
3) Changos medios recios, esos que andan de negro, aguantan los trapos del metal, van a revolear los pelos con Iron Maiden y se ablandan escuchando «Luna cautiva» y se vuelven a despeinar con «Hasta siempre».
4) Veinteañeras, treintañeras, cuarentañeras, cincuentañeras y demás añeras que se derriten con «Zamba y Acuarela», para poner un ejemplo fácil, o con la versión de «Mensajes del alma» para poner uno menos conocido.
5) Viejos chotos que abren los ojos con la «Zamba del Ángel» o con la «Chacarera del sufrido», o con el video donde aparece cantando «Aquellas pequeñas cosas» junto a su autor, en el Orfeo.
6) Estudiantes de todos los palos que más de una vez lo habrán corrido por derecha, por izquierda, por el borde del área, por la mitad de la cancha y hasta por la manga y los vestuarios, hasta que prendió el turbo de la chacarera y se terminó la discusión.
7) Espíritus insólitos, remotos de cualquier vibración que pueda sobrevenir de combinación alguna de sonidos, levantando una ceja en casa de un amigo que puso música y preguntando quién es ese que canta.
8) Melómanos empedernidos, cultores de armonías marcianas, peregrinos del jazz más cabezón del mundo y sus periferias, amansados de repente con un gato y un escondido.
9) Chicos que no pisan una peña pero prenden la radio, escuchan «Niña Luna», o «Mochileros», o «Como el sol», y suben el volumen.
10) Hablando de radio, oyentes fijos de emisoras ancladas en las antípodas de lo que pueda entenderse como arco ideológico, que se emocionan con la misma voz cantando la misma canción, que no será la misma, pongámosle, o pongamoslé, en las construcciones de sentido de quienes escuchan, pero la voz, esa que está sonando y emocionando, es la misma y no hay vuelta que darle?
¿Hay que darle alguna que otra vuelta? ¿Por ejemplo con quienes compartió escenarios y discos? Alguien le verá sentido a enumerar, como queriendo citar extremos: Liliana Herrero; Manseros Santiagueños; Leo García; Inti Illimani; Toch; Elvira Ceballos; Lisandro Aristimuño, Vitillo Abalos; Yusa; Ger Reccitelli, Joan Mauel Serrat; Cci Kiu; Juan Quintero; Amparo Sánchez; Ramiro González; etc; etc; etc…
El poroto de la diversidad de voces no parece otra cosa que una derivación del primer poroto, una germinación natural: el que canta fenómeno, canta con todo el mundo. No hay mayores explicaciones.
Una razón de retruco para no ir al encuentro de un músico que canta fenómeno y que se presenta de manera más o menos regular, es la previsión de futuras oportunidades. Si la Peña está cumpliendo 10 años, todo deja pensar que habrá muchas más.
Una razón de vale cuatro con el ancho de espadas en la manga se baraja en cada mano de la Peña con los invitados. Será otro viernes de naipes grandes, de señas para hacer primera, segunda, tercera, escoba, mosca y chinchón.
Este viernes, Juan Quintero, un músico enorme. Hay discos de Aca Seca Trío y de su dúo con Luna Monti para agradecerle hasta el aburrimiento, como los marcianos de Toy Story. Y hay participaciones varias y decencias como para esperar una nueva Toy Story, para seguir agradeciendo.
Este viernes, Ramiro González, un creador de versos irremplazables. Habrá quienes no hayan escuchado «Peñero». Será este viernes una gran oportunidad.
Este viernes, el «Duende» Garnica. No abundan las ocasiones para encontrarse con semejante artista de Santiago.
Este viernes, Amparo Sánchez, recién llegada de España para un reencuentro hermoso.
Este viernes, Fede Flores para mover Atenas con un malón de cumbias electrónicas o lo que le dicten la voluntad.
Este viernes, la danza con El Mayllín + Intervento, y la música africana con Wongai.
Invtación
Este viernes, la primera del décimo aniversario. ¡Fenómeno!
Agendá:
Peña Trashumante – Raly Barrionuevo y músicos invitados.
Viernes 8 de abril – 22 horas.
Estadio Atenas – Aguado y Galeotti.
Entrada: $160 en Edén.
Todo lo recaudado será destinado a sostener los proyectos sociales de la Universidad Trashumante y el Encuentro de Organizaciones. Transmisión en vivo por la Red Nacional de Medios Alternativos.
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