» Magnolia junto a Chacho Marzetti en El Vecindario redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Cosa rara las orejas… Siempre en los márgenes de cualquier percepción, y tan protagonistas, siempre, de nuestra contextura emocional, ese entramado irrepetible de nudos que se deja ver, con suerte, en cada mirada, en cada línea de la frente, en la comisura de los labios, en las curvitas de las mejillas que la sonrisa va grabando.

Desde Freud, bisagra de tanta bibliografía, importa escuchar. Esas ondas de amores y violencias que captaron nuestras antenitas laterales, parecen explicarnos. A diferencia de los ojos, que ven y cuentan lo que ven, y sobre todo, lo que han visto, inspirando así tantas canciones de amor, las orejas no expresan demasiado por sí solas. Tal vez, ese destino invariable de recibir explique su crecimiento incesante.

Ahí están esas viejas y esos viejos adorables, de grandes orejotas, mirada buena y sonrisa incansable, siempre con la radio prendida, tratando de pescar alguna bondad. Hacia allá vamos, perdiendo un poco de pelo, dejándonos crecer las antenas.

Dadas ciertas combinaciones de amor y violencia, cada cual podrá, sabrá, querrá, intentará «parar la oreja» sobre mezquindades crónicas o mejor, o más mejor, o mucho más mejor, sobre pequeñas alegrías.

A ver alumna Marzolla. Ejemplo de pequeña alegría donde «parar la oreja».

Eh… ¡La música profe!

Muy bien alumna. A ver alumno Marzetti, otro ejemplo digno de estirar las antenas.

Este… ¡La poesía profe!

Muy bien alumno.

Gracias a la vida, cunden ejemplos prácticos de los que dibujan sonrisas de oreja a oreja.

Magnolia, por caso, es un Cuarteto de Cuerdas. Lo integran Luciana Marzolla en viola; Sofía del Moral en violoncello; Daniel Soria y Julio Gutiérrez en violín.

Calculando que el sonido de cualquier instrumento de cuerda suma a favor de los amores en la batalla interminable contra las violencias; que ejecutado, ese instrumento, por cualquier gran músico, multiplica los porotos a favor; que cualquier gran músico tiene orejas incesantes que captan músicos igualmente grandes; que del encuentro de grandes músicos florecen orejas compartidas para captar grandes obras; que el simple transcurso de las partituras genera amistades y proyectos que terminan en esas cosas redondas que se llaman discos… Calculando todo eso, ya tenemos, de entrada, dos motivos para ahondar las curvas de las mejillas: «Cuatro cuerdas» y «Se acaba la mufa».

Editado en 2009, el primer disco de Magnolia es una docena de bombones sonoros. Por dios alumno, qué espanto. Se están retorciendo las antenas. Busque otra forma.

Editado en 2009, el primer disco de Magnolia incluye grandes interpretaciones. Entre otras, «Payadora» de Julián Plaza; «La Yumba» de Pugliese; «La tempranera» de Guastavino; «A fuego lento» de Salgán y «Barro tal vez» de Spinetta, con la participación de Guadalupe Gómez.

«Payadora»

En 2014, un nuevo trabajo. «Se acaba la mufa» contiene clásicos como «Vidala de la copla» del Chango Rodríguez y la «Chacarera del 55» de los Hermanos Núñez; más bellezas como «Panambí» del Chango Spasiuk o «Los Pinta» de Jorge Arduh; pero sobre todo, obras propias como «Se acaba la mufa», «Cerro Azul» y «Medellín», de Hernán Soria; «El abrojal» de Julio Gutiérrez, y obras de autores cercanos notables, como «Serás verdad» de Quique Sinesi y Guadalupe Gómez, o la «Milonga para el Rata» de Damián Torres.

«Se acaba la mufa»

Una de las obras de este segundo trabajo incluye a Jorge «Chacho» Marzetti como invitado de lujo. La voz del Vagabundo de las Estrellas, una vez más en un disco, para recitar poesía, como todas las noches en su programa de radio por Nacional Córdoba. Alguna vez, hablamos de sus transmisiones en vivo, en el Auditorio de General Paz y Santa Rosa. Todo sigue en allí: su programa imperdible, su voz irremplazable, sus buenas amistades.

«Lluvia», de González Tuñon, por Chacho Marzetti.

Este domingo, la música y la poesía enredarán sus antenas en Güemes. Para contarnos algún detalle, un breve ida y vuelta con Julio Gutiérrez.

-¿Cómo se conocen con Chacho?

-Con Chacho nos conocemos a través de Guada Gómez. Por supuesto que nosotros lo conocíamos de escucharlo en la radio. Tenía un programa los sábados a la tarde en Nacional.

-«Los Jardines del Edén.»

-Creo que sí. En algún momento de hace unos años le hicimos llegar el primer disco de Magnolia «Cuatro Cuerdas», y para sorpresa y felicidad nuestra, empezó a utilizar algún tema en el programa, en «El Vagabundo de las Estrellas». Ponía los temas de fondo mientras leía los poemas. ¡Nosotros chochos! Y bueno, a su vez Chacho comenzó junto con Guada y Mingui a hacer un espectáculo de música y poesía, razón por la cual nos empezamos a ver más seguido.

-Y surgió la idea de hacer algo juntos.

-Exacto. Y se materializó en la radio, en los programas en vivo que él hace desde el Auditorio. Fue ahí que hicimos algo por primera vez juntos. Esa noche también estaba Camila Sosa Villada junto a Antu Honik y Javier Pérez y Soledad Moreno. A partir de ese encuentro, nos reunimos en los «Conciertos en el Patio», que son juntadas que se arman en diciembre en el patio de casa.

-Hasta que llegó «Se acaba la mufa».

-Claro, lo invitamos a nuestro segundo disco. Nos dejó un breve y hermosísimo poema de Leónidas Escudero. Es decir que ahora tenemos la fortuna de compartir algo con Jorge casi todos los años, por distintas circunstancias. En este caso, nos propusieron desde El Vecindario hacer un ciclo con invitados, y obviamente, uno de ellos fue nuestro querido Chacho.

-¿Podemos adelantar algo del espectáculo?

-Vamos a hacer un estofado con repertorio nuevo para el cuarteto. Por ejemplo, unas músicas inéditas del riojano Luis Chazarreta, escritas para cuarteto de cuerdas; algo de Piazzolla, de los Hermanos Díaz y de Yupanqui; también algunas músicas más viejas del Cuarteto que hace muchísimo no tocamos, y todo mezclado con Borges, Leónidas Escudero, Homero Manzi, Juan Gelman… Creo que para pasar la depre del domingo a la tardecita me parece un gran antídoto.