» La Jam de Folclore y Manu Sija en vivo redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Podrán decir, por qué no…

Necesitamos la simetría de los compases y cada una de sus torceduras. Abrazamos el orden de las macetas y las pateamos sin querer queriendo. Corregimos para descubrir errores luminosos. Amamos las escalas de manual, sus proporciones áureas y sus rengueras entrañables.

Suscribimos acuerdos con el maligno y toditos sus exorcismos. Adoramos el camino de la luz y de las sagradas herejías. Besamos las escrituras y sus capítulos apócrifos. Pedimos perdón como quien libera espacio para seguir amontonando pecados benditos. Rezamos por la gloria de la tradición y le prendemos velas a los santos prófugos. Comulgamos y nos arrodillamos, para tomar carrera y arder.

Aplaudimos la ponzoña electrónica de un estribillo y nos aliviamos con sus antídotos acústicos. Mendigamos una huellita de retorno a las fuentes mientras vemos crecer la maleza feliz que desordena y nos aventura. Soltamos lágrimas ante una criolla amplificada por aire y ante una eléctrica con pedalera cósmica.

Amamos las viejas fotos para subirlas y aplicarles decenas de filtros. Acariciamos los queridos espirales de los viejos cuadernos y tamborileamos sobre pantallas. Ajustamos y aflojamos las cuerdas con la oreja y con el afinador sujeto al clavijero. Escribimos partituras y las mandamos por watsapp. Viajamos kilómetros y kilómetros hasta la Universidad o hasta la casa de quien cobrará por sus clases y trasnochamos perdidos en videos de clínicas y talleres.

Celebramos a todos los conjuntos bautizados para siempre con nombres que descansan en artículos y sustantivos, verbos o gentilicios, y saludamos a proyectos nuevos con denominaciones espantasuegras. Sentados a la derecha de un género mayor, cultivamos la circunspección en la charla de sobremesa con sus familiares directos, para terminar enroscados en el gallinero del fondo con el pariente más lejano.

Discutimos con gustos vestidos de argumentos, montados en dogmas desnudos de sensibilidad. Causamos gracia alineados a la «c» o la «k» de eso que terminamos llamando «música de raíz», para treparnos a las ramas, alcanzar las flores y jugar a cambiarles el color.

Defendemos el purismo y nos excita la insolencia. Contamos los pasos y los giros hasta que bailamos como queremos. Zapateamos hasta que nos pinta zarandear. Zarandeamos hasta que nos pinta zapatear. Le hacemos frente a un malambo con ojotas y nos reímos de agitar el pañuelo, el repasador o la servilleta de papel en un gato.

Ejercitamos la repetición para que mejoren nuestras improvisaciones. Practicamos hasta que mande la suerte. Ensayamos los años suficientes para que, llegado el día, «sea de cobardes ensayar». Buscamos lo mismo una y mil veces para que nos emocionen las sorpresas.

Estudiamos para desandar, entender, respetar y desobedecer. Invitamos para reconocer y abrazar, para soltar y sostener, para ceder y acompañar, para volar y agradecer.

Jugamos con Verónica Condomí en marzo, con el Mono Izarrualde en abril, con Luciana Jury en mayo, con los Coplanacu en junio, con la Bruja Salguero en julio, con Nadia Larcher en agosto, y este jueves 21 de septiembre, con Manu Sija, el hombre orquesta de Tucumán.

Somos Diego Bravo, tecladista de frases cortas y al pecho, Julián Beaulieu, guitarrero polirrubro, Chelko Pajón, rimador del bandoneón y José Negro Gómez, justo de luna de miel y por eso este jueves, Pichi Pereyra, el maestro reemplazando alumnos.

¿Quién es Manu Sija?

Este es Manu Sija

¡Perdón! Este sí es Manu Sija

Manu Sija dignifica la palabra «multiinstrumentista». Hay tres discos para escuchar. A «Chango Solo», el más reciente, también se lo puede ver, como para sumarle amonestaciones y aplausos.

Algo se desprende de los autores que aparecen en la lista de temas de «Chango Solo»: Cuchi Leguizamón, Rolando Valladares, Violeta Parra, Juan Falú, Lucho Hoyos, Iván Benavídez, Path Metheny.

Manu Sija – «Yo no vuelvo a trabajar»

Algo se desprende de los instrumentos que suenan: guitarras eléctricas, acústicas, archtop (¡al confesionario!), mandolina, laúd, batería, bombo legüero, tambor alegre, tambor ciclotímico, tambora, nord drum (gallinero del fondo, blasfemia, hoguera, veinte salves, diez credos, redención), bajo, violín, teclados, tabla, sintetizadores, sampler po12 (excomunión, destierro, alunizaje, regreso triunfal), flauta traversa, tin whistle (fondo del fondo del gallinero, atrás del paraíso del rincón), acordeón diatónico, maraca, sermón, salmo, Ave María purísima y Padre Nuestro que estás… ¡En el gallinero del fondo!

Algo se desprende de los nombres que le dijeron «venite» a Manu Sija: León Gieco, Divididos, Liliana Herrero, Juan Falú, Carlos Vives, Marta Gómez, el Chaqueño Palavecino, Pat Metheny y seguro hay un etcétera. De nuevo: el Chaqueño Palavecino y Path Metheny. ¡Qué conveniente tener en Córdoba a la «Jam de Folklore»!

Algo se desprende de los cascotes que pisó el Chango no tan solo: Argentina (de Simoca a donde sea), Colombia, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos y seguro hay un etcétera.

Algo se desprende del anuncio «Manu Sija por primera vez en Córdoba junto a la Jam de Folklore»: las excusas, los compromisos

Pronóstico para el día de la primavera: lluvias y lloviznas, 17 grados de máxima. Espantoso. Ideal para amontonarse en algún espacio cerrado con monaguillos insolentes sobre un escenario.