Imperdible

Juan Terrenal presenta «Partes»

10-10-2017 / Agenda
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Este viernes 13 de octubre a las 21 horas en Quality Espacio la banda estrenará su nuevo álbum en un gran recital, junto a Santa Kim como banda invitada. Compartimos la invitación.


Juan Terrenal presenta «Partes»

Por | redaccion351@gmail.com

Ey vos que estás todo el día escuchando música. Voy a escribir un ratito para vos. A lo mejor no estás todo el día escuchando como necesito imaginármelo ahora para compartirte lo que tengo muchas ganas de decirte. Quién serás vos… Ojalá tengas una vida repleta de música como para que a lo mejor conectes con una vivencia que quiero jugar a adivinarte, yo que sí sé quién soy, nada más que un coso que vive en Córdoba y paga un servidor de Internet para compartir cosas escritas del modo que puede o se le antojan los cuencos de la progenie descendente. Mucho menos periodista porque los periodistas son imparciales o eso dicen (mientras me desparramo de la risa y capaz que vos también) y entonces no escribo sobre lo que no me gusta porque el tiempo es el enemigo y escribir sobre lo que no te gusta es hacérsela todavía un poquito más fácil al enemigo. Tampoco evito los adjetivos ni dignifico profesión alguna porque sólo me gusta escuchar música y escribir algo que quiero que sea atractivo y casi nunca lo logro pero para algunas cosas la vida es larga y a lo mejor alguna vez, una al menos, lo logro y entonces lo voy a seguir intentando porque el intento de eso que te gustaría lograr ya te pone en una especie de alegría y no vaya a ser cosa que algún día te mueva la puntita de una pestaña. ¿No?

Bueno, estamos acá, viviendo en esta ciudad insoportable de rota, de intolerable, repleta de gente que se enoja de cero a cien en dos segundos y medio, que exhibe una inteligencia emocional arrinconada a cascotazos, montada en el alarido, en la sonrisa de frente y la crítica de espalda. «Y la ciudad ahora es como un plano de mis humillaciones y fracasos» dijo el mejor sobre otra ciudad. 

Entre toda esa bola de miserias camina un montoncito de corazones que te aferran y empujan a ponerle la mejor cara a tu vecino, a la gente que amás y a la que ya te hizo saber que piensa al revés que vos. Aunque sientas que venimos con un nivel de estupidez tamaño huracán María Marta, Estela Mabel, Doris Gretel y Vanesa Teresa Elsa, salís a la calle con una sonrisa y por ahí te cruzás con tipos como yo, que resisto con los talones mordisqueados en el podio de los giles. Ya vamos a madurar un milímetro y entre tanto te quería decir: alguna vez (miríadas de veces, hermoso «miríadas») te pasó de escuchar un disco que te gustó muchísimo y te encontrás una tardecita, saliendo del laburo, con un amigo que viene con otro amigo que no conocés y de repente pintó una cerveza, una birra en la cañada y ahí mismo, como ni vos ni tu amigo ni el amigo de tu amigo tienen mejor tema de conversación que los discos que vienen escuchando, resulta que los tres se ponen, se pusieron, se pondrán, a hablar de las canciones de un disco, que en este caso estarían o están todas pero todas buenas.

Te habrá pasado con discos de canciones así, que se te pegan a la vida por una intro sublime o una letra perfecta o las dos cosas, pero además todo lo que suena se parece a la banda de sonido del paraíso porque seguro los instrumentos son de primera y el cantante la rompe y las letras pueden estar buenas o no porque en general esos discos de los que hablás vos y tus amigos están cantados en inglés y la verdad, podés saber un poco o bastante de inglés pero mucha atención que digamos no le prestaste a las letras, o por ahí las buscaste en internet y dijiste “ah mirá”, pero vas a seguir escuchando esas canciones por las melodías, por el sonido de las guitarras, por los estribillos o por los solos, o por los cambios de climas y todas esas cosas de las que hablás con tu amigo y el amigo de tu amigo, que a la segunda cerveza ya es, claro, un nuevo amigo.

Entonces están ahí los tres, tirando discos y más discos hasta que a vos se te ocurre nombrar, mirá la desubicación, un disco de una banda de acá, de Córdoba, que siempre escuchaste pero ahora te das cuenta de que nunca la comentaste ni la recomendaste ni nada porque siempre, pluscuamperfectamente siempre, se te vinieron a la cabeza discos de gente que vive lejos y tiene discos gloriosos, claro, cómo que no, están increíbles, siempre estuvieron increíbles, ¡pasa el tiempo y suenan todavía mejor! Seguro tu amigo, el amigo de tu amigo y vos mismo viajaron alguna vez a Buenos Aires a ver alguna de esas bandas en vivo o las vieron acá porque ahora, o desde hace un tiempo, también vienen acá, a tu ciudad, cosa que hasta hace un tiempo no te habrías imaginado.

Pero no sabés por qué te hacés la idea de que ni tu amigo ni el amigo de tu amigo escucharon esa banda de acá, de Córdoba, que vos sí escuchaste y te voló la cabeza. Seguro la escucharon nombrar varias veces, pero jamás le prestaron atención, o quizás un cacho de oreja insignificante respecto del orejazo que le pusieron toda la vida a otras bandas que suenan desde miles de kilómetros a los parlantes de sus casas, de sus autos, celulares, bares preferidos.

Cuestión que te ponés manija y de repente les decís: “¿Che escucharon el último disco de Juan Terrenal?” “No”, te van a decir. No te van a responder “¿Qué es Juan Terrenal?”, porque alguna vez, o varias veces escucharon un tema o dos en la radio o vieron a Juan Terrenal en algún festival al que fueron para ver a otras bandas claro. En fin, algo está más que claro: tus amigos saben que existe Juan Terrenal pero nunca jamás le prestaron atención, como otros amigos de otra barra de amigos tuyos que sí, que los vienen siguiendo desde antes que vos y no se pierden recital. Y vos sabés que esos amigos seguidores son una minoría que felizmente crece en el mapa de millones de esta ciudad, pero también sabés perfectamente que los amigos con los que te estás tomando la tercera cerveza en la cañada, que son público de rock, suman porotos al mar de legumbres con orejas amantes de todo lo que llega, antes que de todo lo que nace. Ahí te entrás a manijear de nuevo y te ponés hartante pensando en voz alta sobre lo lindo que sería que alguna vez se den vuelta las orejas y apunten primero a lo que nace, así sigue mejorando, pero para eso hay que reconfigurar el espíritu y no debe haber cosa más difícil. Ni se te ocurra hablar de colonización mental transgeneracional o cosas parecidas. Te van a tratar de obtuso, de que la música es música y hay que escuchar todo y entonces le podrías preguntar, para molestar nomás, si en tren de la celebración de la amplitud escucharon alguna banda checa o rumana, que debe haber, y vos, tu amigo y el amigo de tu amigo se cagarán de risa, mientras se quedarán pensando y seguro van a googlear «Bandas de rock rumanas» y les va a salir Bosquito. ¡Bosquito! Hacen cosas… cómo decirlo… Raras…

Pero igual, ojo con eso. No es sólo una cuestión de ángulos. Hacen falta miles de cervezas, o quizás menos cervezas y más lecturas. 

Cuestión que tus amigos nunca se compraron un disco de Juan Terrenal, ni saben que se pueden escuchar y descargar gratis. Nunca pagaron una entrada para ir a verlos, nunca hablaron de una canción de Juan Terrenal en medio de ninguna cerveza, vino, fernet, Campari, licuado de durazno, Pritty, café con leche. Nunca pusieron Juan Terrenal en YouTube para que suenen las canciones mientras hacían un asado. Y vos sí escuchaste el disco de Juan Terrenal. Y el anterior, y para atrás todos, pero ahora mismo te preguntás por qué nunca intentaste compartir los discos con tu amigo, con tus amigas, con tus conocidos, que serán decenas o cuatro, no importa. Y mirá que los venís escuchando eh? Más o menos desde que un día se te puso que ibas a prestarle atención a las bandas de tu ciudad porque pasaste por un local a comprar un cd virgen y te cayó la ficha de que el loco que te atendió tenía la misma cara del cantante de Juan Terrenal que habías visto en el Parque Sarmiento y en el Abasto, hace una banda de años.

Pero bueno, pensarás (mientras vas al baño del bar, que está mugriento como siempre porque la gente tiene problemas trasngeneracionales para cuidar las cosas) hay tantas bandas… Y sí, un montón la verdad, por ejemplo pensando nomás en Córdoba, la mayoría de las bandas que existían cuando nació Juan Terrenal, hoy ya no existen. Y entonces mirás la hora y se te hizo tarde, ponés para la birra, saludás y te volvés a tu casa flotando y mientras cenás, o después de cenar, te ponés los primeros discos de Juan Terrenal otra vez y después volvés a poner “Partes”. Y claro, te pasa de todo: te emocionás por el crecimiento, te agarran ganas de ir al local a darle un abrazo al loco pero no podés porque es de noche y está cerrado, te da bronca que con semejantes discos haya que seguir laburando de otra cosa, como tantos locos de otras bandas que laburan de todo: pintan casas, hacen fletes, laburan en call centers… De todo. Pero no importa, porque lo único que importa -te decís al mismo tiempo que pensás que tampoco es así, que otras cosas también importan y mucho- es esa viola que explota en todos los temas de “Partes” y esas melodías cantadas, y te ponés a pensar qué diferencia hay por ejemplo entre estos temas que están buenísimos y tantos otros temas que están más o menos y te aprendiste la letra sin querer. ¿Alguna vez te pusiste a pensar en la cantidad exasperante de canciones que no podrías identificar como favoritas en tu vida y sin embargo te sabés la letra de punta a punta? ¿Te diste cuenta de eso? Podrías encontrar, ahora mismo en tu cabeza, no menos de cinco, diez, cincuenta canciones con estribillos atornillados en tu memoria vaya a saber por qué artilugio del tiempo. Esas mismas canciones que cuando suenan donde suenan, sin querer, cantás o recorrés perfectamente, verso a verso desde tu memoria. ¿Sabés cómo se llama eso? Yo creo estar convencido de cómo se llama pero vos pensá lo que quieras. Por ahí tiene que ver con el mismo mecanismo que te hizo saber del divorcio de Nicole Neumann y el Poroto Cubero. No zafaste. Tarde o temprano te enteraste, aunque no tengas televisión. «Noticia vieja» estarás diciendo. Nicole ya está en pareja con Facundo Moyano. Sos hermoso…

Volviendo a Juan Terrenal: te pusiste a pensar en «Partes». Está todo ahí: las canciones del EP I publicado en mayo y las del EP II publicado en septiembre, reunidas y disponibles para escuchar y descargar desde la página oficial, desde Spotify, desde Bandcamp; están los videos para seguir las letras. Tenés toda la información sobre el disco, (se dice «data», ¿vos también pasás de la palabra «data»?).

Todas y cada una de las canciones suenan con la maestría exacta como para que vayas al recital de presentación y saltes y te cantes todas las letras y te amontones en el coro multitudinario que sigue la melodía de las guitarras, como en la intro de “Duele”, o en la intro o en el final de “Alguna vez”, para que cantes el estribillo de “Fuerte” así, fuerte. Te aprendiste “Aviones” antes que todas las demás porque fue el primer corte del disco, capaz que lo votaste y todo. Capaz que vas a saltar con la melodía que nace de las teclas a los treinta segundos de «Disimulando» y se repite al minuto cuarenta. Esa melodía, el solo y el pasaje que sigue con la letra que deja paso otra vez a esa melodía es la perfección. Y encima aparece una viola luminosa al final.

 

Seguro cuando escuchaste la acústica de “Testigo” bajaste un cambio y a los cuarenta segundos te sorprendió esa base de arpegios y batería hasta el minuto y medio en que todo se libera. “El miedo es un vacío y el vacío es demencial… Testigo…” dice la letra. Ya te quedó.

Capaz que te imaginás el pogo de “Elegir”. Tiene los momentos justos para detonar, para descansar, para volver a detonar y para levantar las manos al final. Ni hablar de “Sin temor”, con ese coro del comienzo. El  bombo de la batería te va a pegar en el pecho. Pensás en el laburo de las violas, el sonido de las teclas y “Lo mejor de ti” que se repite. ¡Y las dos violas que suenan al final!

Te vas a llevar otra sorpresa con el piano de “Siempre” y los ruidos de base hasta los 43 segundos. ¿Viste que casi todos los temas no duran más de tres minutos y medio? Sólo “Aviones”, justo el corte del disco, que dura cuatro minutos, y el último del disco, «Aprenderé», que dura casi cinco. No hay canciones largas para justificar argumentos de tantos que explican la imposibilidad de pasar tal banda, que está tremenda, pero hace temas que duran ocho minutos y entonces no. Muy bien, acá todos los temas son perfectamente maleables, memorizables, cantables, y además un detalle: ¡están buenísimos!

 

Fijate cuántas veces pudiste o vas a poder escuchar cada canción de “Partes” antes de la presentación del viernes. Ojalá que cientos de veces, porque hay algo que seguro sabés y si no sabés, alguien lo sabe por vos y maldición cómo lo sabe: en primer lugar, el gusto por una canción mejora si está buena, si te pega de entrada, si tiene todo lo que tiene que tener para gustarte y perdurar,  y para eso hay creadores y productores sabios. Todo eso importa tantísimo. Luego, el gusto por una canción mejora si la escuchás muchas pero muchas veces. Son tantas las veces que escuchás una canción de manera involuntaria que no entendés cómo podés llegar a cantar, de repente, semejantes porquerías que suenan todo el tiempo, pero perdón ya te hablé de esto. Esa repetición de lo que te aprendiste sin querer se llama «dinero de fondo».

Pero acá viene la otra repetición, la que vos podés controlar, la que podés disfrutar y multiplicar con el boca en boca que nazca de tus escuchas, del corazón y la voluntad que le pongas para que esto que te gustó tanto se desparrame. Esa repetición depende de vos, y tenés todo servido: otro disco estupendo de Juan Terrenal para escuchar y descargar, un perfil en las redes sociales para compartirlo y un par de decenas de cervezas más en la cañada o donde gustes.

Miguel Amaya (voz), Germán Della Rossa, Ignacio Monti y Federico Abril (guitarras), Martín Petros (bajo y coros), Patricio Petros (batería, samplers y coros) y Leonardo Ventre (dee jay, synth y samplers) van a presentar sus nuevas canciones. «Partes» levantó una vez más la vara de lo que siempre queremos que levante, y vienen trabajando para una puesta inolvidable.

Fijate si le decís a tu amigo y al amigo de tu amigo de ir el viernes. Seguro se prenden a ver y escuchar una banda que los va a dejar de cara y podrás decirles, ahí cuando termine el primer tema: «Y sí… Hace un rato que tocan». Después, cuando vuelvan a sus casas y pasen los días, harán sus recorridos por los discos anteriores. Tendrán mucho por escuchar y memorizar, para el próximo recital. 

Pero este que viene, el de este viernes, es imperdible. 

Agendá: 

Juan Terrenal presenta «Partes».

Viernes 13 de octubre – 21 horas. 

Quality Espacio – Avenida Cruz Roja 200. 

Banda invitada: Santa Kim.

Entrada: $225 en Ticketek.