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Jenny Náger presenta «Estamos» en el Centro Cultural Córdoba

2-12-2014 / Agenda, Reseñas
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Hace poco más de un mes, la cantante y compositora dio uno de los conciertos más emocionantes del año junto a Arnaldo Antunes y una banda impecable de músicos y coristas. Para quienes no hayan podido estar, una nueva oportunidad, este jueves a las 20.30 horas en el nuevo espacio de la Avenida Lugones.


Jenny Náger presenta «Estamos» en el Centro Cultural Córdoba

Por | redaccion351@gmail.com

No le haga caso a las recomendaciones. Tampoco a esta que le recomienda no seguir recomendaciones. A esta última tampoco. Menos a esta última. Caramba, tenemos un problema…

¿Quiénes son los que recomiendan? Hace poco, con la misma solvencia conceptual y un manejo de valoraciones como para pasarle la gamuza día de por medio allí donde el cuadrito se pueda exhibir, dos críticos de cine se repartieron el paseo, entre el cielo y el infierno, de la última de Woody Allen.

Nunca, pero a ver… Nunca en el sentido más Mano de piedra, más Locomotora, más Toro salvaje, más la Biblia del boxeo de la palabra nunca, es decir, nunca en la recontra voluble vida de dos muchachos bien intencionados, se podrá dimensionar lo que un par de miles de fotogramas (tristes fotogramas… Cuadrados, inocentes fotogramas. Adiós fotogramas, adiós…) del viejo Woody, vaquero temerario, habrá de sembrar en la percepción sensible de un público desparramado en países, hábitos de emoción y otros menesteres. La genialidad intercontinental de un tipo que viene metiendo una película por año desde hace casi medio siglo, reducida a la mirada, al menos bien escrita, de dos ñatos puestos a opinar sobre cuánto se parece la última obra a las dos anteriores, aunque la antepenúltima dio un giro en el camino trazado por la vigésimo quinta, esa que vino a desacomodar las formas que ya había puesto en jaque la décimo novena y que el tono de la trigésimo segunda evocaría con destreza. Está bien muchachos, todo como ustedes quieran.

Menos mal que existen los críticos. Se vieron todas las películas para orientarnos el gusto en un regodeo que sabremos agradecer cuando, pasmados, contemplemos la gloria refugiada en escenas como la de un leñador búlgaro que, como dijo el enorme Leo Masliah, sabe que nos está haciendo un favor, sabe que estamos volviéndonos cultos a costillas de su hacha, premiada en festivales colmados de raros anteojos nuevos. A propósito, un comentario pasado en copas de otro viejo lindo en el fragor de una trasnoche, allá por Rancagua al fondo: mire mijo, cuando usted vaya a ver una película y el actor o la actriz de reparto se lave tres veces la cabeza, es decir que el director decidió mostrar una vez y otra, y otra más, cómo se lava la cabeza y se peina un personaje secundario, salga corriendo. Rómpale los meniscos de un rodillazo al compañero de fila si es necesario. Sepa que si no huye despavorido, será abducido por el prestigio del tedio, esa cosa tan bien pensada por gente que podría empardar en sacrificio a su amigo de Manhattan. Porque entienda esto: una buena historia no necesita tanta higiene capilar del amigo del protagonista. Si quiere pensar que ahí hay poesía, está muy bien. Los ocho panchitos electrónicos y la coca por un peso de la Colón en los noventa y pico también eran poesía y el cascarudo en la panza de la araña que gobierna el rincón del baño también. Todo puede ser una metáfora. Si alguien filma a un leñador búlgaro o un actor de reparto enjuagándose los rulos durante toda una película, sepa que, por simple dejadez hermenéutica, usted se está perdiendo algo sublime, se está perdiendo la metáfora perfecta, ese milagro artístico insólito que refiere, al mismo tiempo, al todo en su bastedad semántica y a la nada, en su aridez vergonzante.

De cualquier modo, un texto que arrime o espante gente a una obra de arte puede anidar una metáfora colosal o espuria de algo que sólo requiere dos bisílabos gemelos: «biri biri».

Un texto enamora o enfurece a un crítico literario. Reseña del libro: biri biri.

Una película deslumbra o aburre a un crítico de cine. Valoración del film: biri biri.

Un disco alucina o le falta el respeto a las cumbres intelectuales de un crítico musical. Análisis de las canciones: biri biri.

Hay verdaderos genios del biri biri. Gente que sentencia los méritos de una obra sublimando sus predilecciones en un biri biri magistral. Sabios con puntería que llenan o vacían salas pintando más o menos estrellitas y divinos de proporción inversa, iluminados que da gusto desobedecer. Y como este, hay textos sobre textos. Es el colmo del biri biri. ¿Qué sentido tiene un escrito así?

Todo el sentido que pueda justificar una artista como Jenny Náger.

En el reverso de un desorden feliz (porque dejarse llevar en la escritura reporta algún placer cuando la empujan artistas admirables), una confesión, expresada casi como verdad en el sentido Nicolino Loche de posibles refutaciones: no podemos recomendar a Jenny Náger. No porque nos guste demasiado y tal cosa impida un biri biri. Ya lo hicimos, de hecho.

La realidad es otra, mucho más simple: Jenny Náger no necesita recomendaciones biri biri, aunque no deje de promoverlas con sólo tomar su guitarra y cantar, y después se ría un poco de los textos, y siga cantando para seguir generándolos para volver a reírse y seguir cantando y otra vez el mismo problema.

Es una sencillez. Quien conoce a Jenny Náger, está al tanto de sus presentaciones. Ya se enteró de que este jueves 4 de diciembre, a las 8 y media de la noche, presentará el disco «Estamos», al aire libre, en el nuevo Centro Cultural de la Poeta Lugones. Escuchó el disco, le pareció una maravilla, pudo disfrutar del trabajo de Jenny y de Gastón Sironi. Entonces, ya habrá decidido ir a verla, porque no pudo ir el 29 de octubre a la Sala de las Américas y supo después que se perdió algo grande, que no querrá volver a perderse, o porque fue a verla y decidió que pagará una entrada para ver a Jenny todas las veces que decida aparecer sobre un escenario; en ese afán de seguirla, convencerá a más de un espíritu sensible a la belleza. Así se explican los grupitos de amigos en los recitales. Alguien molestó lo suficiente hasta lograr sucursales de su admiración.

Por otra parte, alguien que no conoce a Jenny, seguirá viviendo sin conocerla, incluso desobedeciendo recomendaciones vehementes. Sólo pensar, por caso, en muchos de sus vecinos. No sabrán quién es. No habrán escuchado su disco, no sabrán quién es Arnaldo Antunes. No habrán tenido noticia de su presentación en la Sala de las Américas. No tendrán la menor idea de cuánta gente hace música en la ciudad, porque nadie entre sus amistades se interesa por la música nacida y criada en las mismas veredas que sobrevuelan sus orejas indiferentes. No tomarán siquiera el suplemento de artes y espectáculos del diario de mayor tirada si en la tapa no aparecen rostros multiplicados por la televisión de Buenos Aires. No se arrimarán jamás, en el sentido Látigo, Martillo, Falucho, Maravilla de la palabra jamás, a un texto biri biri que les cuente de esa vecina que vuelve de la panadería llevando, en andas de una sonrisa inexplicable, su cristalina condición de perfecta desconocida.

Todos esos vecinos son el verdadero desafío de los textos biri biri. Hay un proyecto cajoneado en algún despacho del Consejo Deliberante. Se trata del programa «¡¡¡Arte Arte Arte!!! ¡¡¡Huevo Huevo Huevo!!!». Consiste en una rebaja en el impuesto inmobiliario a los verduleros que envuelvan huevos con las páginas de artes y espectáculos de los diarios y aclaren al cliente que el envoltorio es más fresco que los mismos huevos, para incentivar su lectura.

Mientras aguardamos su aprobación, confiamos en el poder electromagnético del disco de Jenny, publicado aquí, (¡Sí! ¡Acá! Mirá, hacé click ¡Acá! ¡Acá también! ¡Ey! A qué no sabés dónde entrás si hacés click… ¡ACÁ!) Y luego, haciendo por ejemplo click acá, podrá saber algo de lo que pasó en la presentación de hace unos días.

Por último, dos deseos, a falta de recomendaciones.

Ojalá alguien que no conoce a Jenny Náger escuche su disco por primera vez, hoy, mañana o pasado.

Ojalá le guste lo que escuche y el gusto le mueva el cuerpo hacia su recital.

Ojalá agende estos datos:

Jenny Náger presenta «Estamos. Música a primer oído». Sobre poesías de Arnaldo Antunes. Músicos: Germán Náger, Tebi Giordano, Rodrigo Díaz, Franco Dall’Amore, Eli y Luci Rivarola, Ornela Lanzillotto, Mariela Carrera, Julieta Ghibaudo, Sofía del Moral y Fede Flores.

Jueves 4 de diciembre – 20.30 horas. 

Centro Cultural Córdoba. Avenida Poeta Lugones 401. 

Entrada: $70.