» Ingamandinga en concierto redaccion 351

Por Pablo Arietti | redaccion351@gmail.com

Hace algunos años, en La Fábrica, espacio que funcionó en Caseros 988, el músico Alejandro Bonilla brindaba talleres de cajón afroperuano. En el recuerdo de esas clases, aparece el gusto de haber aprendido a acompañar un festejo, un landó, una zamacueca; pero también el placer, tal vez mayor, de ver a Alejandro tocar el cajón, a un metro de distancia, con el Bam Bam Miranda revoloteando en el subsuelo del edificio.

Entre tantos alumnos, había un flaco que integraba la Orquesta Sinfónica Juvenil. Era, por cierto, el único que sabía leer música. El resto se limitaba a confiar en el oído y en la coordinación de las manos.

Fue por la segunda o tercera clase cuando el flaco, para quien va un abrazo enorme, le preguntó a Alejandro si era posible escribir el ritmo del festejo en una partitura, ya que para su forma de aprendizaje, poder seguir el pentagrama facilitaría el proceso.

El maestro lo miró sonriente y le respondió que por supuesto, que era totalmente posible. Pero la historia del instrumento, sus raíces, sus colores y posibilidades, no necesitaban un atril. Hay que intentar tocar con el ser puesto en las manos y dejar que el corazón mande.

Bonilla, músico nacido en Perú y residente en Córdoba, no toca el cajón. El tipo se sienta y antes que su corazón, el latido mismo del instrumento le maneja las manos. Porque no es cierto que los instrumentos carecen de corazón. Alguien podrá decir: el mismo cajón, en manos de un novato, no llega a la esquina, y en manos de Bonilla recorre todo el continente. Alguien podrá complementar: el instrumento no es tonto. De entrada sabe qué culito se le ha sentado. Cuando quien toma posición es además el constructor del instrumento, hay una relación padre-hijo que se invierte y aquí, es el cajón mismo el que lleva a pasear a Alejandro, y a todos los que anden cerca.

En Ingamandinga, los que andan cerca van de la mano del maestro como chicos en una excursión feliz, enriqueciendo el paisaje. Sofía Pera Lallana en congas, accesorios y coros; Mario Burgos en guitarra y coros; Soledad Ceballos en primera voz y flauta traversa y Cristián De la Fuente en bajo y coros, completan la formación, nacida en las Sierras Chicas, allá por fines de 2013.

Ingamandinga en vivo

Este viernes, la agrupación vuelve al escenario de la Avenida Julio A. Roca, luego de un tributo inolvidable a Chabuca Granda, en septiembre del año pasado, y de presentaciones en diferentes encuentros, como los que tuvieron lugar para ayudar a los afectados por las inundaciones del último verano.

Entre los invitados de la noche, los músicos Aníbal Cabrera, Pablo Icardi y Diego Bravo, y la danza, a cargo de Christian Jesús, Constanza Mennite Pereyra y Lorena Núñez.

Una propuesta a la altura de la celebración del cuarto aniversario de Cocina de Culturas.