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Horacio Burgos en concierto

10-10-2014 / Agenda, Reseñas
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Este sábado 11 de octubre a las 22 horas en Cocina de Culturas, el gran guitarrista compartirá obras de dos trabajos recientes: «Entreacto» y «El Peregrino».


Horacio Burgos en concierto

Por | redaccion351@gmail.com

A veces, la falta de dignidad para escribir sobre un artista se parece a una clínica de tecla de borrado dictada por el anular derecho. Puede durar horas. Tiran las letras pa’elante y el anular repiqueteando sobre la tecla de borrado tira pa’trás.

A veces hay que recorrer los estantes para juntar coraje. Ahí esperan unos cuantos viejos queridos.

Había uno que vivía en Santos Lugares. Escribió bastante. Su obra vehemente fue tan elogiada por almas sensibles como desmerecida por hormigas pedantes de esas que abundan. En un capítulo de «Hombres y engranajes», uno de sus ensayos, habla de otro viejo, español, de doble apellido. Por ahí dice:

«La prueba de la deshumanización del arte está, para Ortega y Gasset, en el divorcio que existe entre el artista y el público.

Ignoro por qué razón al filósofo español no se le ocurrió que las cosas podían ser exactamente al revés: que fuera el público el que está deshumanizado.

Tal vez descartó esta alternativa porque parece lógico suponer que el público es «la humanidad». Pero éste es el gran sofisma de nuestro tiempo, porque una cosa es la humanidad y otra la masa, es decir, ese conjunto de seres que han dejado de ser criaturas humanas para convertirse o para ser convertidos en objetos numerados, fabricados en serie, moldeados por una educación estandarizada, embutidos en oficinas y fábricas, sacudidos diariamente al unísono por las noticias lanzadas desde una Central Desconocida. Mientras que el artista es el Único por excelencia, es el loco que gracias a su demencia, a su incapacidad de adaptación, a su rebeldía, ha conservado los atributos más preciosos del ser humano. ¡Qué importa que a veces se exagere y se corte una oreja! Aún así, estará más cerca de lo que es el hombre, en un manicomio, que un escribiente en el fondo de un ministerio…»

Qué lo repán con queso. Es posible que «Hombres y engranajes» sume ya más años de olvido que de relecturas. Entre los extremos simbólicos de Van Gogh y del empleado gris, aparecen muchos que a menudo llegan del laburo, se toman un café, se pegan una ducha, se visten más o menos, se ponen talco en los zapatos, cazan las llaves y salen para volver a los 30 segundos a buscar la billetera y cerrar la llave de paso.

Y muchos, incalculables, que no van, nunca, jamás, a ningún lugar que prometa el encuentro con un artista. Que no sienten interés por la música en vivo, que siempre tienen un asado, un partido, un cumpleaños, un compromiso, un trabajo atrasado, un pariente enfermo, una celebración en el templo, una familia desatendida, una casa de campo, un perro o un cansancio de toda la semana que apenas deja energía como para comprar dos menudencias en el kiosco y volver a casa a mirar pelis o acomodar papeles o hacerle zapping a la nada y está bárbaro.

A ese millón y pico de residentes en Córdoba, a esa humanidad redondamente ajena a cuestiones como la que impulsa este texto, le decimos:

Este sábado 11 de octubre de 2014 a las 10 de la noche toca Horacio Burgos en Cocina de Culturas.

A Usted, querido extraño que tal vez googleaba atajadas del Mono Burgos y se encuentra de repente con este texto, le cuento:

Cocina de Culturas es uno de varios sitios para escuchar música en vivo. Su capacidad puede reunir algo más de 200 personas en una ciudad de un millón y pico de habitantes. La mayoría de quienes ya decidieron por el espectáculo de este sábado, saben qué tamaño de artista podrán disfrutar.

Otros, muchísimos, conocerán la obra de Horacio Burgos y no podrán asistir.

Pero hay una mayoría abrumadora que no lo conoce, como Usted. Una cantidad de gente tan inmensa como la estatura del artista que seguirá desconociendo. A esa cantidad de gente que vive su vida perfectamente alejada de la música de Horacio Burgos, a esa comunidad representada en este acto por Usted y por los que en este momento pasan por la calle y no están leyendo un texto que habla de Horacio Burgos, a esos que no leen escritos por internet con invitaciones a recitales o sí leen pero no más de dos párrafos, a todos esos que como Usted se equivocaron y llegaron hasta aquí, les decimos: ¡Acá estamos! ¡Aguantando los trapos por los buenos!

Como el artista es grande, le apuntamos al bulto, porque podría ser que, por error, además de Usted, otro alguien entre ese millón y pico, de repente llegue a conmoverse con lo que hace Horacio Burgos y el error se convierta en una felicidad.

Un ejemplo más que suficiente.

 

Este tipo viene dedicando su vida a la guitarra. Piense en algún artista de esos que Usted sabe que son buenos. Todos lo conocen y lo admiran por cómo toca la guitarra. Tocó con muchísimos de todos esos que Usted pensó y lo sigue haciendo. Se la pasó viajando por todos lados y hace unos años vive en Córdoba. Usted podría imaginar que para algunos de nosotros eso es una suerte, porque toca bastante seguido con una cantante notable que se llama Mery Murúa y con un Trío donde toca con dos músicos que están a su altura: Fernando Bobarini y Diego Clark. Se imaginará que tocan de todo o lo que Usted más o menos calcule que lo va a emocionar inesperadamente.

Bueno, este sábado, Burgos va a tocar unos temas que grabó en dos discos. Uno de esos dos discos se llama «Entreacto». Lo grabó a dúo con un músico que toca muchos instrumentos y que también tocó con muchos músicos de esos buenos y que se llama Diego Clemente.

El otro disco se llama «El peregrino». Lo grabó con el Trío que le conté.

Acá están.

 

¿Qué más podemos decir y mostrar para que Usted, que nunca fue a Cocina de Culturas a escuchar a Horacio Burgos, vaya este sábado a Cocina de Culturas a ver y a escuchar a Horacio Burgos?

A lo mejor el precio de la entrada. Mire, hoy una entrada para ver a otros músicos puede llegar a costar cualquier dinero. La situación es la misma: Usted está en un lugar con más o menos parafernalia, pero va a escuchar música. Fíjese que habitualmente, a mayor parafernalia, menor perfección. El bullicio suele tapar verdaderos despropósitos. También son hermosos algunos bullicios, claro, cómo que no. Pero acá es otra cosa: Usted se sienta a ver a un músico tremendo a escasos metros. La gente va a escucharlo. Se come unas empanadas, se toma un vino, pero importa la música.

Si Usted, que no es de los no necesitan saber quién es Horacio Burgos porque lo conocen y lo admiran desde hace años, digo, si Usted que no pensaba ir a ningún lado este sábado, de repente va a escucharlo, ya está. Misión cumplida. Por lo menos uno, unito más sabe que en Córdoba hay música que se compuso después de años de darle al estudio de un instrumento para perfeccionar el talento y que esa música suena arriba de un escenario, para cada vez más gente, para que Usted también se prenda, para que el viejo maestro de Santos Lugares se ponga contento donde quiera que ande.

 

Agende:

Horacio Burgos presenta «Entreacto» y «El peregrino».

Sábado 11 de octubre – 22 horas.

Cocina de Culturas – Avenida Julio A. Roca 491.

Entrada: $80. Reservas al 0351 – 4862689.