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Tarde o temprano, el tango siempre llega. Y en cada una de sus arribos trae una melodía para el deleite, con aires del Río de la Plata, lleno de voces arrabaleras y al mismo tiempo sensuales, entre las cuales se destaca el canto de Malena Muyala.  Un canto descontractuado, original en su interpretación y alejado de los estereotipos de las clásicas tangueras.

Es que Muyala lo hace con gran delicadeza, afianzada en una carrera indiscutida que desde la Banda Oriental ha sabido cautivar a los seguidores de Discépolo o de Gardel, cuyas obras son interpretadas por Malena entremezcladas con composiciones de su autoría.

A tan sólo tres meses de su presentación junto a la Orquesta Provincial de Música Ciudadana de Córdoba, Malena Muyala volvió a un escenario cordobés pero esta vez acompañada con sus propios músicos. En un recital un poco tímido y sin grandes sobresaltos, la cantante uruguaya recorrió temas de sus tres discos de estudio «Temas pendientes«, «Puro verso» y «Viajera«.

La noche tuvo sus momentos íntimos cuando Muyala interpretó «Naranjo en flor» junto a su guitarrista Fredy Pérez y cuando acompañó al bandoneonista cordobés Damián Torres, a quién le agradeció por ser quien le abrió las puertas musicales en nuestra ciudad. Sin embargo lo más destacado de la noche fue el ensamble sonoro que lograron en todo momento Malena y sus músicos.

Hacia el final, una «cuerda de tambores» acompañó a la cantante para despejar toda duda de que el nombre a Malena le sienta más que bien. Porque para cantar como ninguna, lo hace con desde el arrabal rioplantense, pero sin perder en ningún momento la sutileza del susurro.