Te Cuento

Valeria Peppino. «Devoción»

15-08-2014 / Lecturas
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Inauguramos Te Cuento. Esta nueva sección es para: los que disfrutan de la lectura por el puro placer que da imaginar con las palabras de otro, los que encuentran diversión en las letras, los de mentes libres que vuelan al ritmo del renglón.


Valeria Peppino. «Devoción»

Por Valeria Peppino
Fotografía: Agustina Rosso 

Se siente el ruido de una respiración agitada. Se perciben unos ojos intensos mirando aquel cuerpo desnudo y moreno, tendido sobre la cama. La respiración acelera cada vez más su ritmo, y comienza a mezclarse con olores intensos.

La devoción de esos ojos penetra la flacidez del pecho de la muchacha y bajan… y suben.

Ella, agitada, comienza a volar. Su cabeza vive y no vive la realidad que la encierra. Sus piernas se juntan y se aprietan cerrando el camino de aquellos ojos inquisidores, mientras sus brazos se despliegan entre las sábanas buscando libertad.

Sigue respirando, comienza a moverse. Su cuerpo transpira, como quitándose peso de encima y siente, por primera vez, la tranquilidad del encierro. Se relaja. Y desde el rincón de la habitación, los intensos ojos continúan mirándola. Quieren sentirla, olerla de cerca. Saborearla. Quieren envolverla en sus brazos, tocar cada parte de su cuerpo. Llevársela.

No se ve la luz, es todo oscuridad, aquella habitación sin ventanas mantiene intacto el clima tenso. Ella no sabe si seguir luchando o dejarse llevar. Abre sus ojos de repente que, exaltados, reflejan la invasión que percibe su cuerpo. No se siente más sola y sabe que ese lugar ya no le corresponde.

De un momento a otro, aquellos ojos intensos que la miran, se apropian de una voz rasposa que le susurra al oído que relaje su cuerpo, que todo va a ser placer.

Ella afloja su respiración y comienza a relajarse. Quiere sentirse libre, quiere ver la luz. Entonces, con un susurro dulce y entrecortado, entregada plenamente, susurra:

“Cierro mis ojos para verte”.                                       

…Y la muerte comienza a besar su cuerpo desnudo.