Por Luciano Debanne.
Hay un sonido tierno en algunas cosas.
Un cachorro, la flor del jazmín, la siesta de los pájaros, el olor del desayuno, el brote, las manos blandas del bebé.
Quizás nacemos con eso anidado dentro nuestro, esa ternura.
Después las injusticias del mundo: las botas, las balas, el hambre del hijo, la muerte curable de la tos, el humo en algunos cielos y el grito silente de las criaturas más débiles, desgarradas en su dolor.
Hay un sonido tierno en algunas cosas, y de esa trama están hechos los sueños sensatos de cualquier revolución.
Notas relacionadas
Pañuelos como banderas
El jueves 30 de mayo Nora Cortiñas se convirtió en memoria incandescente. Ahora y siempre del lado Norita de la vida, acá un homenaje bellísimo de nuestro compañero de cada domingo.
Hoy es el día
Mayores y mejores revoluciones que las nuestras fracasaron. Sus héroes murieron en la desdicha y sobre sus tumbas montaron las maquinarias perversas de las celebraciones de lo que nunca fueron.
